El fabricante.
(Lección de política para
niños y niñas de 14 años que antes de aprender ya han perdido el interés, cosa
normal porque es exactamente lo que el establishment desea).
Yo no sabía con exactitud dónde me encontraba, pero sí era
evidente que en una gran Plaza cuadrada y porticada que bien podría ser una de
las grandes plazas de Madrid.
Un sesentón barbudo, alto, correctamente vestido y con unos
andares peculiares, sobre todo por la forma de mover brazos y manos al
desplazarse de punta a punta de la Plaza con una obcecación envidiable, no
observó la aparición de un extraño personaje de un color tirando a verdusco no
muy oscuro, y vestido con ropas más
carnavalescas que propias de la estación en la que nos hallábamos, que
era pleno mes de enero del año 2018.
Yo me sobresalté un instante, porque lo primero que me vino
a la cabeza al ver a esa figura extraña a nuestros ojos que tan pocas cosas ven
y distinguen es que se trataba de un extraterrestre, es decir, un marciano.
Y lo que finalmente captó mi atención fue la conversación
que mantuvieron el hombre barbudo y el supuesto marciano.
El hombre (¿o mujer?) le preguntó al sesentón, que
presentaba una actitud impasible, incluso con tendencias al hieratismo: ¿Quién
es el señor Mariano Rajoy?
El barbudo respondió: El Presidente del Gobierno de España.
El marciano inquirió: ¿Qué es España?
El sesentón dijo: Bueno, es algo difícil, porque no es una
República porque tiene un Rey y ese Rey es el mayor poder del Estado pero no
ejecuta su poder porque lo delega en el Parlamento. Tal vez lo entendería algo
mejor si le digo que España es un conjunto de territorios con gobiernos
autonómicos o regionales pero gobernado de forma centralizada por ese
parlamento que he citado y que, además, fiscaliza las decisiones del Gobierno
Central. Me ha quedado una explicación algo larga, porque yo soy hombre de
pocas palabras, pero confío en que le sirva para hacerse una idea de qué es España,
como no puede ser de otra manera.
El que creo era marciano: No, no he entendido nada. Pero tal
vez conozca usted a ese Mariano Rajoy,
y seguro que él sabrá explicármelo con sencillez dada su condición de
Presidente del Gobierno de España.
El de la barba y caminares extraños pero obcecados dice: Yo
soy Mariano Rajoy, Presidente de España.
El de verde no pone los ojos más grandes porque no puede al
carecer de párpados, y dispara directamente una pregunta: ¿Y qué hace el
Presidente de un Gobierno como usted además de caminar de forma extraña y
peculiar por esta plaza?
M.Rajoy pone el semblante más serio de lo habitual y
contesta: Bueno, hace muchas cosas, muchas cosas, como, y primero y
fundamental, mantener unido el país para proteger los intereses nacionales y
así estar vigilante ante la igualdad de oportunidades para todos.
Segundo, dictar normas de obligado cumplimiento, prohibir
otras muchas por no ser de interés público, generar riqueza, crear empresas,
mantener y dirigir el Ejército para defender los intereses del país, recaudar
dinero de los contribuyentes para las obras públicas y las estructuras
necesarias para el desarrollo de la totalidad país y de sus habitantes,
potenciar el tráfico de mercaderías por tierra, mar y aire, cuidar y atender la
salud de los habitantes de lo que llaman Estado, fomentar la educación y la
cultura para todos de forma homogénea, y en definitiva, procurar que el reparto
de la riqueza y el bienestar sea equitativo entre todos sus miembros.
Y tercero, custodiar la separación de los tres poderes
básicos de su sistema de gobierno, el legislativo, el ejecutivo y el judicial,
para que cada miembro del país sepa a qué atenerse, cuáles son sus derechos y
poderes, dónde están sus límites y castigarlo o premiarlo en función de sus
actividades públicas y privadas.
Le interrumpe el extraterrestre o como mínimo extraespañol
con señales de evidentes mareos y alguna que otra arcada y le dice: A ver,
nosotros, que somos de otro lugar que nada que tiene que ver con esto que usted
me explica, antes de acercarnos a conocerlos los hemos investigado para saber
sobre ustedes y sus costumbres, y llegamos a tres conclusiones. Me gustaría
citárselas para que usted me diga si estamos en lo correcto o estamos
equivocados.
El de la barba blanca y el pelo tintado de negro asiente con
una amplia sonrisa y dice; Adelante, por favor.
El mareado, ahora amarillo aunque continúa vestido de verde,
inicia su exposición: El Presidente de un Gobierno es un gran fabricante, en
realidad el “Gran Fabricante”. Creemos que así podemos definirlo.
M.Rajoy se frota las manos, alcanza a esbozar una sonrisa y
responde con alegría incontenida esperando hartarse de halagos como… debe ser,
mientras dice: Exactamente. Como no podría ser de otra manera. Excelente
descripción, mi querido amigo.
El extraño: Yen el caso del Presidente Mariano Rajoy
concluimos nuestros estudios confirmando que fundamentalmente es fabricante de
tres cosas, que por cierto fabrica con extrema habilidad y acierto.
El barbas opina: Bueno, de algunas cosas más, algunas cosas
más… (mostrando una sonrisita satisfecha y babosa en las comisuras de sus
labios) pero vamos a ver cuáles cita usted, porque me parece un razonamiento y
un proceder muy interesante, como no podría ser de otra manera.
El verdoso prosigue: Lo explicaré de manera escueta, por ser
cómplice de usted que es de pocas palabras, menos gestos y luces casi
inexistentes.
Primero, es usted un fabricante excelente de personas que no
desean pertenecer al país que usted tanto cita, como por ejemplo los
independentistas catalanes, los vascos y en menor medida gallegos, asturianos,
andaluces, aragoneses, canarios,… lo cual no cuadra con mantener la unidad del
país, pero en su momento ya profundizaremos en ello. Segundo, es extremadamente
habilidoso en fabricar corruptos (que en nuestros análisis de su lenguaje hemos
entendido que son los llamados en otras acepciones estafadores, ladrones,
bandidos, timadores, e incluso coloquialmente, chorizos) estatales, lo cual
tampoco cuadra con velar por los intereses de todos los habitantes de eso que
usted llama España y no sabe muy bien definir.
Y, Tercero, viste usted con traje y corbata pero fabrica
de maravilla tipos que visten toga
negra y gorritos y bufanditas o baberitos extraños y con faldas largas, y que
adiestran y dominan y dirigen para que siempre lo vean todo como ustedes, y sin
embargo tiene vecinos que llevan faldas blancas en vez de negras y a esos los
detestan y repudian, lo cual tampoco parece muy coherente.
Por tanto podemos concluir: Usted y el territorio que le
cuesta definir basan su existencia en la incoherencia absoluta, la falsedad y
la mentira, el interés y las ganancias de unos pocos y la colectivización de
las pérdidas del fabricante, que las tiene, como dice usted, porque en una economía
libre de mercado no podría ser de otra manera.
Le puedo asegurar, Señor Presidente de no sabe qué, que
nuestros sociólogos están profundamente interesados en ustedes, y por ello nos
volveremos a ver en otras ocasiones, que serán frecuentes, dado que lo de
ustedes es para nosotros inimaginable en cualquier sociedad moderna, culta y
razonable. Por decirlo de alguna forma, ustedes son una sinrazón, pero no
carentes de estudio en profundidad porque en la vida todo tiene su explicación,
y nosotros queremos saber porque amamos la sabiduría y el conocimiento.
Y como por arte birlibirloque desapareció. Se esfumó.
Y el barbudo blanco de pelo negro teñido también
desapareció, pero por otras artes que ahora sería largo de explicar.
Y me quedé sólo con mi vaso de vino tinto en mi escondite de
la Plaza, tras una columna que me había servido de parapeto para no ser visto.
Miré en mi derredor, pero ni rastro del hombre (¿o mujer?)
verdusco no muy oscuro ni del sesentón barbudo, alto, correctamente vestido y
con unos andares peculiares.
Pensé que era demasiado tarde y que me debía de acostar, y
que en futuras ocasiones controlaría el número de mis vasos de vino consumidos
con más atención.
En la televisión de un bar de esos que abren a primera hora
para ofrecer “barrechas” de moscatel y anís del Mono a los trabajadores ví el
careto apergaminado e insípido del Presidente del Gobierno de España explicando
en clave de ceceo dios sabrá qué y a quién, sin gestualización alguna, aunque
rumio que a él y a los que son como él eso les da lo mismo, como no podría ser de
otra manera.
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