lunes, 8 de enero de 2018

El fabricante.


El fabricante.

(Lección de política para niños y niñas de 14 años que antes de aprender ya han perdido el interés, cosa normal porque es exactamente lo que el establishment desea).

Yo no sabía con exactitud dónde me encontraba, pero sí era evidente que en una gran Plaza cuadrada y porticada que bien podría ser una de las grandes plazas de Madrid.
Un sesentón barbudo, alto, correctamente vestido y con unos andares peculiares, sobre todo por la forma de mover brazos y manos al desplazarse de punta a punta de la Plaza con una obcecación envidiable, no observó la aparición de un extraño personaje de un color tirando a verdusco no muy oscuro, y vestido con ropas más  carnavalescas que propias de la estación en la que nos hallábamos, que era pleno mes de enero del año 2018.

Yo me sobresalté un instante, porque lo primero que me vino a la cabeza al ver a esa figura extraña a nuestros ojos que tan pocas cosas ven y distinguen es que se trataba de un extraterrestre, es decir, un marciano.
Y lo que finalmente captó mi atención fue la conversación que mantuvieron el hombre barbudo y el supuesto marciano.

El hombre (¿o mujer?) le preguntó al sesentón, que presentaba una actitud impasible, incluso con tendencias al hieratismo: ¿Quién es el señor Mariano Rajoy?
El barbudo respondió: El Presidente del Gobierno de España.
El marciano inquirió: ¿Qué es España?
El sesentón dijo: Bueno, es algo difícil, porque no es una República porque tiene un Rey y ese Rey es el mayor poder del Estado pero no ejecuta su poder porque lo delega en el Parlamento. Tal vez lo entendería algo mejor si le digo que España es un conjunto de territorios con gobiernos autonómicos o regionales pero gobernado de forma centralizada por ese parlamento que he citado y que, además, fiscaliza las decisiones del Gobierno Central. Me ha quedado una explicación algo larga, porque yo soy hombre de pocas palabras, pero confío en que le sirva para hacerse una idea de qué es España, como no puede ser de otra manera.
El que creo era marciano: No, no he entendido nada. Pero tal vez conozca usted a ese Mariano Rajoy,  y seguro que él sabrá explicármelo con sencillez dada su condición de Presidente del Gobierno de España.
El de la barba y caminares extraños pero obcecados dice: Yo soy Mariano Rajoy, Presidente de España.
El de verde no pone los ojos más grandes porque no puede al carecer de párpados, y dispara directamente una pregunta: ¿Y qué hace el Presidente de un Gobierno como usted además de caminar de forma extraña y peculiar por esta plaza?
M.Rajoy pone el semblante más serio de lo habitual y contesta: Bueno, hace muchas cosas, muchas cosas, como, y primero y fundamental, mantener unido el país para proteger los intereses nacionales y así estar vigilante ante la igualdad de oportunidades para todos.
Segundo, dictar normas de obligado cumplimiento, prohibir otras muchas por no ser de interés público, generar riqueza, crear empresas, mantener y dirigir el Ejército para defender los intereses del país, recaudar dinero de los contribuyentes para las obras públicas y las estructuras necesarias para el desarrollo de la totalidad país y de sus habitantes, potenciar el tráfico de mercaderías por tierra, mar y aire, cuidar y atender la salud de los habitantes de lo que llaman Estado, fomentar la educación y la cultura para todos de forma homogénea, y en definitiva, procurar que el reparto de la riqueza y el bienestar sea equitativo entre todos sus miembros.
Y tercero, custodiar la separación de los tres poderes básicos de su sistema de gobierno, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, para que cada miembro del país sepa a qué atenerse, cuáles son sus derechos y poderes, dónde están sus límites y castigarlo o premiarlo en función de sus actividades públicas y privadas.

Le interrumpe el extraterrestre o como mínimo extraespañol con señales de evidentes mareos y alguna que otra arcada y le dice: A ver, nosotros, que somos de otro lugar que nada que tiene que ver con esto que usted me explica, antes de acercarnos a conocerlos los hemos investigado para saber sobre ustedes y sus costumbres, y llegamos a tres conclusiones. Me gustaría citárselas para que usted me diga si estamos en lo correcto o estamos equivocados.

El de la barba blanca y el pelo tintado de negro asiente con una amplia sonrisa y dice; Adelante, por favor.

El mareado, ahora amarillo aunque continúa vestido de verde, inicia su exposición: El Presidente de un Gobierno es un gran fabricante, en realidad el “Gran Fabricante”. Creemos que así podemos definirlo.
M.Rajoy se frota las manos, alcanza a esbozar una sonrisa y responde con alegría incontenida esperando hartarse de halagos como… debe ser, mientras dice: Exactamente. Como no podría ser de otra manera. Excelente descripción, mi querido amigo.
El extraño: Yen el caso del Presidente Mariano Rajoy concluimos nuestros estudios confirmando que fundamentalmente es fabricante de tres cosas, que por cierto fabrica con extrema habilidad y acierto.
El barbas opina: Bueno, de algunas cosas más, algunas cosas más… (mostrando una sonrisita satisfecha y babosa en las comisuras de sus labios) pero vamos a ver cuáles cita usted, porque me parece un razonamiento y un proceder muy interesante, como no podría ser de otra manera.
El verdoso prosigue: Lo explicaré de manera escueta, por ser cómplice de usted que es de pocas palabras, menos gestos y luces casi inexistentes.
Primero, es usted un fabricante excelente de personas que no desean pertenecer al país que usted tanto cita, como por ejemplo los independentistas catalanes, los vascos y en menor medida gallegos, asturianos, andaluces, aragoneses, canarios,… lo cual no cuadra con mantener la unidad del país, pero en su momento ya profundizaremos en ello. Segundo, es extremadamente habilidoso en fabricar corruptos (que en nuestros análisis de su lenguaje hemos entendido que son los llamados en otras acepciones estafadores, ladrones, bandidos, timadores, e incluso coloquialmente, chorizos) estatales, lo cual tampoco cuadra con velar por los intereses de todos los habitantes de eso que usted llama España y no sabe muy bien definir.
Y, Tercero, viste usted con traje y corbata pero fabrica de  maravilla tipos que visten toga negra y gorritos y bufanditas o baberitos extraños y con faldas largas, y que adiestran y dominan y dirigen para que siempre lo vean todo como ustedes, y sin embargo tiene vecinos que llevan faldas blancas en vez de negras y a esos los detestan y repudian, lo cual tampoco parece muy coherente.
Por tanto podemos concluir: Usted y el territorio que le cuesta definir basan su existencia en la incoherencia absoluta, la falsedad y la mentira, el interés y las ganancias de unos pocos y la colectivización de las pérdidas del fabricante, que las tiene, como dice usted, porque en una economía libre de mercado no podría ser de otra manera.
Le puedo asegurar, Señor Presidente de no sabe qué, que nuestros sociólogos están profundamente interesados en ustedes, y por ello nos volveremos a ver en otras ocasiones, que serán frecuentes, dado que lo de ustedes es para nosotros inimaginable en cualquier sociedad moderna, culta y razonable. Por decirlo de alguna forma, ustedes son una sinrazón, pero no carentes de estudio en profundidad porque en la vida todo tiene su explicación, y nosotros queremos saber porque amamos la sabiduría y el conocimiento.

Y como por arte birlibirloque desapareció. Se esfumó.
Y el barbudo blanco de pelo negro teñido también desapareció, pero por otras artes que ahora sería largo de explicar.
Y me quedé sólo con mi vaso de vino tinto en mi escondite de la Plaza, tras una columna que me había servido de parapeto para no ser visto.

Miré en mi derredor, pero ni rastro del hombre (¿o mujer?) verdusco no muy oscuro ni del sesentón barbudo, alto, correctamente vestido y con unos andares peculiares.

Pensé que era demasiado tarde y que me debía de acostar, y que en futuras ocasiones controlaría el número de mis vasos de vino consumidos con más atención.

En la televisión de un bar de esos que abren a primera hora para ofrecer “barrechas” de moscatel y anís del Mono a los trabajadores ví el careto apergaminado e insípido del Presidente del Gobierno de España explicando en clave de ceceo dios sabrá qué y a quién, sin gestualización alguna, aunque rumio que a él y a los que son como él eso les da lo mismo, como no podría ser de otra manera.

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