jueves, 28 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XIX).

 
Las leyes existen para regular la convivencia, y se modifican exactamente por el mismo motivo.
Cuando las leyes son inmutables y ya no sirven para regular la convivencia dejan de ser leyes.

P.D.: No soy abogado. Sólo intento aplicar un poco de sentido común.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XVIII).

 
Se que la vida del hombre es una vida en soledad.
La vida es una existencia solitaria.
Y cuanto más intensamente se vive, más intensa y profunda es la soledad.

Aún así, aún siendo consciente de ello, yo intento ser acompañado por todos los que coinciden en mi camino, o acompañar cuando yo transito por los suyos.
No creo que consigo atemperar su soledad, pero yo sí me siento menos solo, y tengo la sensación de que mi propia soledad si no se aleja sí se relaja, aunque sea únicamente durante un trecho del camino.
La soledad es menor durante un tiempo.

Algo es algo.

martes, 26 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XVII).

 
Antes, hace un tiempo no muy lejano, para ser una persona reconocida tenías que o bien tener estudios (universitarios, masters,…) y aplicarlos en alguna disciplina profesional o bien haber ejercido cargos de importancia con éxito en cualquier empresa pública o privada; también valía el reconocimiento social por algún logro a favor de la comunidad en general o de un particular en concreto, e incluyo aquí a artistas de cualquier disciplina de las artes.
Hoy, ser reconocido es mucho más sencillo: basta con hacerse rico de la forma que sea, independientemente (perdón por la palabra, señores del P.P.) de cualquier ética o moralidad, o bien ingresar en prisión, a ser posible por estafa, malversación de caudales públicos, corrupción, tráfico de influencias, prevaricación o cualquier cosa similar (quedan exentos los miembros del P.P. que cometan estos delitos, porque simplemente se hacen famosos pero no purgan culpa alguna).

Imagino que es el cambio de los tiempos y las tendencias, y deduzco de todo ello que la sociedad avanza inexorablemente hacia la estupidez más profunda (como ejemplo véanse algunos de sus máximos líderes, como Trump, Erdogan, Rajoy, Putin, el Kim de turno,…).

En fin, los románticos siempre existiremos (creo), y eso es una luz de esperanza.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Por qué iré a votar y votaré SÍ el 1-O .

 
Catalunya-España: dos realidades muy diferentes y con escasas posibilidades de entendimiento.

Dice un buen amigo, y lo tiene como lema, que a él “le gusta pensar”.
Pues resulta que a mí también, y lo intento hacer en la medida de mis posibilidades, que son escasas, lo sé, me consta, pero intento hacerlo sobre todo cuando debo tomar decisiones.
En el caso que ahora me ocupa, el referéndum de Catalunya del próximo
1-O, donde me encuentro con mayores dificultades es en los aspectos económicos (materia donde me declaro bastante incompetente), por lo que he recurrido al pensamiento de economistas de prestigio internacional para formarme una opinión con más peso del que yo puedo ofrecer por mi mismo; en el caso de las humanidades (temas sociológicos, de convivencia, organizativos,…) me encuentro mucho más cómodo por lo que las opiniones son de mi propia cosecha, a pesar de que también he intentado ilustrarme con las opiniones y comentarios de especialistas en estos grandes temas.
Dadas estas explicaciones inicuales, empezaré por la parte que a mí me presenta más dificultades.

En los temas de ámbito económico, sabemos (me he informado a conciencia) que el Estado Central invierte en Catalunya menos del 11% del total que invierte en toda España, cuando Catalunya tiene el 16% de la población y genera el 18,4% del PIB nacional (en los últimos años el capital público en Cataluña alcanza el 52% mientras que en Extremadura es del 133%). La concecuancia de estas cifras, y otras muchas que se podrían ofrecer, es que la Generalitat se encuentra en una absoluta insolvencia, insolvencia que es del agrado del Gobierno que controla el P.P., ya que ello significa un mayor grado de dependencia de ellos.
Una Catalunya independiente conseguiría que el dinero que pagamos a España se quedase aquí, y eso, según los expertos, significaría un 8% de nuestro PIB y permitiría a la Generalitat recuperar la solvencia perdida.
Por tanto, por este camino parece obvio que podríamos arreglar un problema de cierta importancia.

En lo que a la deuda española se refiere, si decidiésemos (nosotros, no otros) asumir una parte de la misma (el artículo 38.1 de la Convención de Viena dice que “ninguna deuda del Estado predecesor pasará al Estado de reciente independencia”) asumiríamos entre un 11 y un 18% (según indican los expertos) a cambio de que España no boicotease nuestra permanencia en la Unión Europea y en la Eurozona, permanencia que también le conviene a la propia España (y por supuesto a Catalunya) ya que para exportar tienen que pasar por nuestro país.
También parece claro que este problema podrían quedar encarado, incluso bastante bien encarado.

¿Y que pasará con las pensiones, tema de máxima preocupación para una capa social catalana de máxima importancia y, por cierto, bastante numerosa?
Pues que pueden llegar a aumentar hasta un 10%, aunque no es probable, como bien dice el economista Sala i Martín (ya sé que a algunos no les gusta por sus formas –americanas y camisas coloreadas, corbatas estridentes,…- pero tiene el prestigio que le concede el ser profesor de ciertas universidades americanas de reconocido prestigio mundial y siempre en materias relativas a la economía).
Explica el profesor cosas que muchos ya sabemos, pero que por lógicas y sencillas a veces perdemos de vista: el dinero de las pensiones sale de las cotizaciones que pagan a la Seguridad Social los trabajadores, y ésta reparte el dinero entre los jubilados. Por tanto, las pensiones dependen del número de trabajadores que cotizan, del importe de su retribución y del número de jubilados que cobran, y resulta que en Catalunya tenemos una proporción de trabajadores vs. jubilados más alta que en el resto de España, y unos salarios considerablemente más altos, por lo que el resultado es evidente: sí se cobrarán (hablo en futuro, destaco) las pensiones y hasta podrían subir, si bien es cierto que mejor sería construir una hucha de pensiones como la que existía en España y prácticamente ha desaparecido gracias al Gobierno del P.P.

La red de comunicaciones interna a través de carreteras, trenes, autopistas, AVE’s, aviones,… en España, está diseñada en base a un sistema radial, que se inauguró con Felipe V, y que prima los intereses políticos sobre los económicos, lo cual perjudica claramente a Catalunya, que tiene la segunda ciudad en importancia política del Estado y la primera en cuanto a aspectos económicos se refiere.
No puedo dejar de citar la red de Cercanías de los ferrocarriles catalanes, que parece pertenecer más a la Edad Media que a una red del siglo XXI.
O el Puerto Autónomo de Barcelona y el Aeropuerto del Prat, que siguen sin disponer de conexión con Europa, ni ancho de vía europea, ni los servicios mínimos necesarios para atender al sector import/export de forma mínimamente correcta. Ahora, eso sí, construir aeropuertos en Castellón, Guadalajara,… es prioridad del Ejecutivo Central.
Y ya que hablamos de aeropuertos no puedo dejar de citar los acontecimientos registrados este pasado mes de agosto en el aeropuerto barcelonés de El Prat, que aunque son de excesiva puntualidad no dejan de ser significativos de la forma de manejar los temas desde el Gobierno Central, que dicen que es el de todos.
El Prat se colapsó prácticamente todo el mes de agosto, lo cual es demencial cuando se trata del mes más turístico del año y el turismo es una de las principales fuentes de ingresos de España.
Pues bien, voy a ofrecer unas cifras que extraigo de los datos del Profesor Jaume Llopis, que ejerce en el IESE, centro del que todos sabemos su procedencia (Opus Dei) y también su conservadurismo y mesura a ultranza (no creo que se le identifique como un centro independentista, ni siquiera catalanista, si no más bien cercano al poder central y a los lobbies de poder económico y social del país).
Mientras Barajas tiene un empleado de seguridad por cada 37.000 pasajeros, El Prat dispone de uno por cada 113.333 pasajeros.
En el mes de junio de este año, Barajas registró un tráfico de personas de 4.745.858 pasajeros, vs. 4.585.277 de El Prat. Es decir, el tráfico de personas puede considerarse prácticamente igual en un aeropuerto y el otro.
El total de personas dedicadas a la seguridad en Barajas es de 1.000 efectivos vs. 300 de El Prat.
Y para acabar con estos datos, datos que creo explican y dicen bastantes cosas, el beneficio anual de Barajas en su último ejercicio registrado contablemente fue de 27 mm. de euros vs. 339 mm. de euros de El Prat.
Para finalizar, lanzo una pregunta: ¿qué quiso decir Rajoy cuando dijo que AENA gestiona 27 aeropuertos en España y que sólo había conflictos en el de Barcelona? ¿Tal vez quiso decir que Catalunya es conflictiva?
Yo le puedo responder que si los datos de los que disponemos no avergüenzan a un gestor responsable y equitativo, que en este caso es el Gobierno Central, apaga y vámonos.
Y acabaré este capítulo con lo que casi me atrevo a definir como una anécdota: ¿somos todos conscientes de que entre las dos principales capitales del Estado, Madrid y Barcelona, no existe, cuando ya casi finalizamos el primer cuarto del siglo XXI una autopista que nos comunique? ¿Alguien puede imaginarse que entre Nueva York y Washington, o entre París y Marsella, no existiese una vía de comunicación con las características propias de una autopista?
Ruego que si alguien me lo puede explicar lo haga a la mayor brevedad posible, porque mi propia explicación no me atrevo ni a publicarla por no correr el riesgo de ser tildado de catalán y catalanista obcecado.

Tampoco me extenderé en los peajes de las autopistas catalanas vs. los de la Comunidad de Madrid, por poner un ejemplo, porque tal vez lo más importante no sean los peajes si no las autopistas y autovías que se construyen por toda España sin necesidad absoluta de las mismas y, claro está, siguiendo el modelo radial, centralista por tanto, del Borbón que precedió al actual en la numeración felipista (el mismo Borbón que en 1714 quiso aplastar Catalunya). Y lo mismo podríamos decir de la red del AVE, que por citar otro ejemplo morirá en la frontera portuguesa porque los lusos ya han dicho que ellos, en la actual situación financiera de su país, no peden financiar la llegada del AVA a Lisboa.
Y por cierto, y ya que hablamos de infraestructuras de comunicación terrestre: ¿quién pagará los extraordinarios fracasos de las autovías que rodean Madrid? ¿No pretenderán que la aportación de fondos catalanes sea más alta para cubrir las pérdidas que ha originado una nefasta planificación del sistema radial, otra vez radial, madrileño, verdad?

¿Y el Corredor Mediterráneo? Lo que nadie discute como una prioridad económica de España de primera magnitud se diluye cuando el Gobierno Central llega a plantearse realizar un Corredor Central en vez de el del Mediterráneo, que lógicamente pasaría por Madrid después de nacer en Algeciras y para ir a morir dios sabe dónde en la frontera francesa junto al País Vasco (y que el Gobierno francés ya declaró que si quieren que lo hagan, pero que en cuanto llegue a la frontera allí muere porque ellos no lo quieren ni falta les hace que discurra por esa zona geográfica).
Imagino que no es necesario citar que la más alta concentración de personas y de la producción económica se sitúa en esa franja de costa mediterránea que va desde Almería hasta Girona, desde los tomates de El Ejido y hasta el cava del Ampurdán, y no desde ahora, sino desde que el mar es mar y la península es península.

Cambiemos de tercio.
¿Encajamos en España ante el proceso recentralizador que estamos sufriendo desde que el P.P. gobierna en mayoría o con coaliciones y experimentos de gaseosa barata con su marca blanca, C’s? Coaliciones, digámoslo alto y claro, que se extienden a un moribundo PSOE y a un descafeinado, por utilizar un término prudente, PNV.
Actualmente, el Gobierno Central asume, invade, usurpa, reconquista,… competencias que habían sido transferidas, semana sí y semana también, confirmando a todo el que quiera ver con claridad la realidad que su propósito es deshacer el Estado de las Autonomías que se construyó, con acierto en ocasiones y desaciertos otras veces, en épocas anteriores a las de su desgraciada mayoría absoluta rajoniana alimentada por la gran teta aznariana, que bebe y se alimenta de las fuentes neo o postfranquistas.

Nuevo cambio de tercio (mejor sería decir ejemplificando el último punto).
España, desde el inicio de la democracia en 1978, ha sufrido y padecido 7 (siete) Planes de Educación. Sí, lo he dicho bien: siete Planes de Educación.
¿Es posible un encaje de Catalunya en un país cuyos políticos son incapaces de pactar sobre temas de capital importancia como es la Educación de sus niños y jóvenes? ¿Puede encajar la moderna e ilustrada Catalunya en una nación de naciones –concepto/invento discutible por otra parte- capaz de pactar la educación de sus cachorros en función de sus intereses políticos y económicos? ¿Es posible aceptar que debemos convivir con un Estado que desea, mediante la Educación, adiestrar y adoctrinar a sus jóvenes en el pensamiento único para garantizarse sus objetivos de casta? Difícilmente Catalunya puede estar ahí, o por lo menos, yo ahí no me veo.
Ahora deseo personalizar en este aspecto concreto y vital, desde mi puntote vista, porque he titulado esta reflexión bajo el título de ¿Por qué yo iré a votar y votaré SÍ el 1-O?
La última aberración en política de Educación nacional que me hemos oído todos los que tenemos la oreja atenta, es al Ministro Wert decir en el Parlamento o Asamblea Nacional que “hemos de españolizar a los niños catalanes”.
Este sujeto, que si vuelvo a nombrarle será bajo el adjetivo de “El Innombrable”, se permitió decir semejante sentencia en un Pleno parlamentario, y no sólo no sonrojó a la Cámara, excepto a los parlamentarios catalanes no adscritos a los partidos de la derecha recalcitrante y más reaccionaria, sino que fue ovacionado por la bancada popular, dejando así meridianamente claro que ese era uno de los objetivos del Gobierno de la nación.
Y, por supuesto, olvidó (decidió olvidar sería más correcto) que el modelo de inmersión lingüística de Catalunya de los últimos 30 años ha funcionado maravillosamente bien, hasta el punto de que se puede afirmar sin miedo alguno a caer en el error que esas generaciones de jóvenes que aprendieron y se formaron bajo ese espíritu dominan, hablan y escriben, correctamente tanto el castellano como el catalán.
Concluyo este apartado manifestando que Catalunya difícilmente puede encajar en ese marco de convivencia que pretende España, o la España que domina el P.P. y sus allegados.



Creo firmemente que para liberarnos de una de las plagas más importantes que hemos sufrido en los últimos años, y que persigue enquistarse caso de que no lo haya logrado ya, como es la corrupción institucionalizada, es indispensable para construir un nuevo Estado independiente.
Soy consciente de que de forma instantánea los unionistas y españolistas saltarán para recordarme a los Pujol, Millet, Montull y el 3%, y poca cosa más, aunque bien es cierto que eso ya es mucho. Pero creo que se me debe admitir que eso es prácticamente nada comparado con lo cientos de casos de corrupción que se han destapado en España, y en zonas como Valencia y Andalucía principalmente.
Y aún así creo que el “quid” de la cuestión no está en listar los casos de corrupción y las personas corruptas que los acompañan, si no que el meollo es que España es un país en que me atrevo a decir que “tolera” esos casos como un mal intrínseco al quehacer político (porque ni siquiera los persigue: observemos detenidamente las actuaciones del P.P. y las de sus principales líderes como Rajoy -“Sé fuerte, resiste, Bárcenas”-, Santamaría, Cospedal, Hernando, Barberá (DEP), Cifuentes,… por no citar el escandaloso caso del Ministro pseudocatalán Fernández Díaz y su famosa frase de “y ahora que hemos acabado con la sanidad catalana, ¿por dónde seguimos?” y su policía política con la Operación Catalunya), mientras que Catalunya está plenamente dispuesta a erradicarlos y cortarlos por lo sano, como lo demuestra el escarnio público al que todos los catalanes hemos sometido al exPresident Pujol y toda su familia, así como a Millet y allegados, Montull e hija, Mas y algunos de sus consejeros y empresarios cercanos, y la vergüenza que todos hemos padecido y hemos reconocido públicamente.

España no quiere cambiar y Catalunya sí desea cambiar y, además, rápidamente.
Catalunya desea instituciones públicas y privadas transparentes, eficientes y libres de corrupción, con un sistema legal que funcione con agilidad y libertad (sin interferencias políticas), con Jueces y Fiscales que entiendan y veneren la separación de poderes, y con un sistema fiscal ecuánime que no perjudique a la mayoría para beneficiar a una minoría perfectamente identificable.
Catalunya desea que la famosa frase de “todos los españoles somos iguales frente a la Ley” sea cierta, y España parece divertirse marcando diferencias de forma constante y permanente (Cristina de Borbón y Urdangarín, tal vez el ejemplo más flagrante).

Catalunya desea ser una República y España quiere mantener el Reino.
Catalunya no quiere una Monarquía que no la representa, que fue puesta a dedo por el Dictador, con elun antecesor numérico del actual Rey, Felipe V, que es el que quiso aniquilar nuestro país.
Catalunya quiere y ama el progreso y España desea conservar sus prerrogativas, esas que benefician a una capital centralista y a unas clases pudientes que aspiran a serlo más cueste lo que cueste y le pese a quien le pese (no hace falta más que recordar la amnistía fiscal del Ministro Montoro, decisión propia de las épocas del medioevo).

Podría relatar infinidad de circunstancias más por las que creo que el encaje de Catalunya con España es imposible, y es por ello que creo en la independencia y en la creación de la República Independiente de Catalunya, pero debería extenderme en exceso y correría el riesgo de que ni amigos, ni hermanos, ni conocidos, ni siquiera aquellos con los que no me entiendo en exceso, pero que aprecio, se abstuviesen de leerme, y en algún otro sitio, que no en esta reflexión, he dicho que cualquiera que escribe aspira a ser leído, y el que mantenga lo contrario comete falsedad.

Es por ello que cerraré mi reflexión con una argumentación de orden sociológico que se inspira en la lectura de un enorme artículo (o así a mí me lo parece) del escritor Xavi Molins.
Dice Molins que en política siempre se han diferenciado dos grandes bloques, la izquierda y la derecha., pero que en la realidad los dos bloques deberían denominarse progresistas y conservadores.
Explica que por conservadurismo se entiende el pensamiento político en el cual las leyes o reglas marcan el comportamiento de los individuos.
Y se entiende por progresismo el pensamiento político en el cual el comportamiento de las personas marca las leyes o reglas.
Un ejemplo, continúa, de organización conservadora son las religiones, donde los individuos deben comportarse como indican sus libros sagrados. Y por muchos años que pasen las leyes son inmutables, y deben ser las personas las que se adapten a ellas y no al revés.
Un ejemplo de organización progresista serían las empresas, donde sus políticas internas y sus maneras de actuar se adaptan a las conductas de los individuos (en el lanzamiento de productos o servicios, por ejemplo). Es decir, los reglamentos y leyes de las empresas de adecuan al mercado y no al revés.
¿Qué es mejor, ser progresista o conservador? Pues ni lo uno ni lo otro. Ser una cosa o ser la otra no es más que una elección personal, y eso no hace que una postura o elección sea mejor que la otra. Es, simplemente, nuestra forma de entender el mundo y, en consecuencia, cómo pensamos que deben organizarse las sociedades.
Y, sin embargo, lo que sí parece cierto es que la convivencia entre estas dos formas de entender la vida no puede ser fácil. Nunca será fácil.
Y si partimos de la evidencia de que Catalunya es progresista y España es conservadora, concluiremos que nuestra convivencia no es fácil, incluso a veces imposible.

¿Por qué el autor y su pensamiento, que yo suscribo, dicen que España es conservadora y Catalunya progresista?
A ver si el ejemplo que sigue contesta a la pregunta formulada.
En España se dice constantemente que el Referéndum del 1-O es ilegal porque la Constitución así lo dice. Es prueba inequívoca de conservadurismo, pues hay reglas que hay que seguir, y las personas nos hemos de adaptar a lo que dice la regla, la ley, en este caso la Constitución de 1978.
Sin embargo, en Catalunya el apoyo a un Referéndum de autodeterminación es del 80%, lo cual manifiesta que un progresista siempre está en disposición de reescribir las leyes en el caso de que sea necesario, y en esta ocasión el cambio o reescritura de la Constitución queda sobradamente justificado cuando un 80% de la población catalana así lo demanda. l


La conclusión es meridianamente clara: el choque entre la España conservadora y la Catalunya progresista es evidente, incluso más, es inevitable.
Es la lucha entre los que no quieren cambiar nada contra los que quieren cambiarlo todo si es que es preciso. Es la dicotomía entre el que desea conservar lo que tiene y el que quiere cambiar lo necesario para progresar.
Por eso, el famoso encaje Catalunya-España o viceversa siempre ha fracasado y siempre fracasará.

¿Qué los conservadores pueden evolucionar hacia un cambio que permita la convivencia? ¿Difícil? No, imposible. Totalmente imposible.
Nunca un conservador aceptará que las reglas de juego puedan cambiar por que para él son verdades irrefutables (como la Constitución, las costumbres, las leyes no escritas,…). Lo inamovible si cambia pasa a ser obsoleto, y eso es inaceptable para un conservador.
¿Y que un progresista se reconvierta en un conservador? Imposible a todas luces. Aceptar que hay barreras que no se pueden traspasar, que hay leyes que no se pueden cambiar o modificar, lugares por los que no se puede pasar, es totalmente inasumible por un progresista, que está siempre en disposición de cambiarlo todo.

Es muy difícil que ambas sociedades se entiendan. Es prácticamente imposible.

Catalunya es un país de pactos y de acuerdos porque toda la vida la hemos dedicado al comercio. Y hemos comerciado por todo el Mediterráneo, con romanos y cartagineses, con fenicios y egipcios, con griegos y árabes, y la cultura del pacto está anclada en nuestro ADN.
Pactar significa que cuando yo negocio contigo y te pido 10 y tú ofreces 8, cerramos el acuerdo en 9, y si no es así encontramos un camino intermedio y en paralelo establecemos y cerramos reglas y comportamientos que regirán en nuevas negociaciones que emprenderemos en el futuro no muy lejano, o incluso lejano.
España (tal vez sería mejor decir Castilla, pero vamos a obviar ahora mismo ese matiz) y los españoles son conquistadores, que es una forma de ser totalmente contraria al pacto. Ellos llegaban a una tierra nueva y la conquistaban, ¿cómo?, por la fuerza del que tiene las armas.
España abordaba (término extraordinariamente preciso, me parece a mí) un nuevo territorio y decidía las leyes y las reglas, sin tener en cuenta ni interesarse por las que regían en esas tierras, y si no estaban de acuerdo los pasaban por las armas (y si lo estaban, también, no sea que molestasen en un futuro) y san se acabó. Es la ley del más fuerte llevada a sus últimas consecuencias.

Y no hay más que ir a la historia para comprobar cómo les fue.
Con la pérdida de Cuba y las Filipinas se cerró “el Imperio donde nunca se ponía el sol”, porque el pueblo, esas otras comunidades sometidas por las armas, decidieron no aceptar por más tiempo ni las leyes ni las reglas que les habían impuesto, y que por supuesto eran inamovibles, irrevisables, porque eran las Tablas de la Ley. Y España y los españoles lo perdieron todo, como ahora perderán a Catalunya, y muy posiblemente en un futuro perderán al País Vasco, porque esa forma de interpretar la realidad está también arraigada en su ADN.

Una de mis hermanas, que sabe de mi preocupación (al igual que mis otros hermanos) por este tema del encaje entre mi país y el de los vecinos, me remite, justo antes de publicar en mi blog esta reflexión, una sentencia del Tribunal de La Haya de 22 de julio de 2010, que creo vale la pena tener muy presente dado el actual estado de las cosas en España y en Catalunya:
“Declaramos que NO existe en derecho internacional ninguna norma que prohíba las declaraciones unilaterales de independencia. Declaramos que cuando hay una contradicción entre la legalidad constitucional de un Estado, y la voluntad democrática, prevalece esta segunda, y declaramos que, en una sociedad democrática, a diferencia de una dictadura, no es la Ley la que determina la voluntad de los ciudadanos, sino que ésta es la que crea y modifica cuando sea necesario la legalidad vigente”.
La entrada en vigor de esta sentencia del Tribunal de La Haya obligó a Serbia a abandonar Kosovo.





Concluyo mi (larga) reflexión: si a todo lo mencionado anteriormente, y otras muchas cosas que se podrían mencionar, añadimos estas reflexiones finales, el encaje entre dos sociedades que piensan de forma tan diferente llegaremos fácilmente a la conclusión de que nuestra convivencia es imposible.

Por tanto sólo queda un camino: la separación de las partes, o lo que es lo mismo, la independencia de Catalunya.


Y para acabar como empecé, es por estas razones y otras muchas que me obligarían a escribir durante varias horas más y asumir mayores (porque con este largo escrito ya asumo muchos) riesgos de no ser leído por nadie (porque a fin de cuentas, ¿a quién le interesa mi pensamiento, salvo a mí mismo?), decía que es por estas razones por las que yo votaré el próximo
1-O, y votaré Sí a la independencia de Catalunya (y tal vez, y lo deseo de corazón, con España podamos en el futuro ser unos muy buenos hermanos).



Paco Riera.

P.D.: Esta es mi reflexión personal ante los momentos históricos que estamos viviendo y viviremos en las próximas semanas, tal vez meses, tal vez algún o algunos años, y que creo que de forma inevitable nos llevará a separarnos de una España que no cree ni apuesta por el futuro, sino simplemente por el mantenimiento del “status quo”.

Antes de hablar de lo más importante para mí, quiero regresar al inicio, cuando mi amigo decía y dice que a él le gusta pensar, y yo dije, inmediatamente después, que a mí también.
Espero haber cumplido con mi objetivo, que no es ni era otro que pensar sobre una decisión que nosotros, los catalanes, y sólo nosotros, hemos de tomar en breve. He leído y releído hasta la saciedad mi escrito, antes de publicarlo y remitirlo a mis conocidos y amigos, cosa que haré ahora mismo, para cuidar mis palabras y no ofender ni molestar a nadie, pero quiero dejar aquí escrito que si a alguien finalmente  he ofendido o molestado con mis opiniones, aquí y ahora mismo presento mis más sinceras disculpas.

Pero no quiero olvidar lo más importante: yo tengo una preciosa nieta que es castellano manchega de nacimiento y de madre, de familia materna muy arraigada a Castilla y a los que quiero y adoro porque a parte de ser mi familia son gente noble, generosa, inteligente y solidaria, pero mi nieta también es catalana por parte de padre, que es mi segundo hijo, por lo que su primer apellido es catalán, y todo ello va a comportar, en mis pensamientos y actuaciones, que en ningún momento y ocasión aparezca en mi mente prejuicio alguno ni pensamiento que me aleje de ellos, porque si al final tuviese que decidir, cosa que no entendería entre gentes civilizadas, antes elegiría mi familia por que ellos son mi auténtica patria, por encima de cualquier otra tierra o bandera que pudiese distanciarnos, a pesar de que yo soy de los que cree con absoluta firmeza que la pertenencia a una tierra y el amor por la misma jamás puede separar, si no más bien al contrario, debe unir y une porque la diversidad es fruto de riqueza y crecimiento intelectual y personal.

Y lo dicho anteriormente sirve exactamente igual para mi nieta mayor, fruto de la unión de mi hijo primogénito con una excelente mujer de orígenes andaluces, malagueños para más señas, establecidos y arraigados en Catalunya desde hace décadas, lo cual los hace tan catalanes como yo mismo porque aquí viven, aquí trabajan y aquí lograron y logran los sueños de su vida profesional y personal.

Con un fuerte abrazo a todos y el deseo que de se entienda mi pensamiento, y caso contrario dispuesto a debatir, siempre en la línea del diálogo civilizado que a mí se me ha negado y a muchos otros catalanes como yo también por parte del Gobierno Central y del partido en poder, el P.P., que estoy, como digo, dispuesto a debatir cualquier ida por muy distinta, diferente o dispar que sea de las mías.


Y finalizo manifestando de nuevo que quiero que  quede esto (lo dicho en el párrafo anterior) con una claridad absoluta, al igual que quiero dejar con la máxima evidencia posible que en estos momentos históricos de mi país, en donde el Estado Central y el Gobierno del P.P. nos están sometiendo a un acoso antidemocrático y carente de cualquier legitimidad, que mi grito es fuerte y, tal y como hemos dicho centenares de miles de catalanes los últimos días, proclamo con libertad, consciencia, con orgullo y sin violencia,  ¡¡¡ VISCA CATALUNYA LLIURE !!!

martes, 19 de septiembre de 2017

La innoble Nobel.

 
El líder de U2, Bono, le dedicó una canción, “Walk on”, y su fotografía llenaba sus conciertos.
A Aung San Suu Kyi le concedieron el Premio Nobel de la Paz en 1991.
Fue un símbolo de la democracia en Birmania durante quince años.
Su compromiso era tan grande que no quiso abandonar su país ni cuando su marido agonizaba de cáncer, y sufrió quince años de arresto domiciliario impuesto por la autoridades, el ejército, birmanas.

Hoy día es la líder de Birmania.
Hoy día persigue, o para ser más dulce, tolera y permite la masacre y persecución de la minoría musulmana rohingya.
Nosotros, los occidentales, prácticamente no sabemos nada, ni siquiera quiénes son los rohingya, salvo algunos que sabemos que son musulmanes en un país budista. Ni siquiera sabemos por qué los persiguen, salvo que tal vez sea, y parece que así es, por sus creencias religiosas.
La aberración y el odio birmano por sus diferentes llega al extremo de que a este pueblo ni siquiera les conceden la categoría de ciudadanos.

Lo que sí parece evidente es que Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, necesita de la connivencia con su ejército para mantenerse en el poder.
Hoy ha hablado en su Parlamento y ha realizado un panegírico de generalidades sobre las derechos humanos, pero ninguna, ni una sola referencia a los Derechos Humanos.
Parece que prefiere las mieles del poder a las hieles que traen consigo la defensa de la Justicia y la Solidaridad.

Quiero y necesito creer que todo es mentira, que todo es una equivocación, que Suu Kyi sigue siendo la heroína que pensé que era, una mujer ejemplar, luchadora e incorrupta, porque aunque ya mi edad supera de largo las épocas de las creencias románticas, yo sigo con mi deseo de creer en los héroes que buscan la felicidad de sus semejantes y persisto en mi lucha por seguir manteniendo mis principios que se vertebran en la creencia roussoniana de la naturaleza bondadosa innata del hombre.

Porque si no es así, ¿en mi madurez cercana ya a la caducidad de la vida, en qué o quiénes puedo creer en estos tiempos de zozobra y destrucción de los valores heredados de la tradición griega y romana  de los que mi alma se ha alimentado?

lunes, 18 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XVI).

 
“El rigor de la Ley se atempera con su prudente incumplimiento”.
Justiniano, s. IV d.C.

Y yo, con toda prudencia, y sin estar dotado de grandes conocimientos jurídicos ni prácticamente de ninguna ciencia, salvo los que me conceden la lectura apasionada y el sentido común, me atrevo a añadir a la sentencia de Justiniano “y también se apacigua el temor a los Juzgados y sus Jueces cuando estos están politizados y han perdido su independencia”.

Y a buen entendedor, pocas palabras bastan.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XV).

 
Desperté pronto de un largo sueño y decidí almorzar dos magdalenas recién hechas, calentitas y esponjosas, y mis dos ojos se pusieron a llorar desconsoladamente.
No supe si lloraba por las magdalenas devoradas o si eran las magdalenas quienes, por su tradición bíblica., me hacían llorar a mí.

Hoy hubiese sido el cumpleaños de mi compañera.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Greguerías de inconformista (XIV).

 
Pienso en temas tan complejos como la bondad, la felicidad, la salud, la inteligencia,… en este día de lluvia persistente que favorece el recogimiento y también la soledad.

Y creo que la bondad puede ser la  base de todo, porque es difícil que sin bondad haya felicidad.
¿Y una persona infeliz puede gozar de buena salud? Creo que, completamente, en toda la extensión del término, no.
También pienso que una persona inteligente por fuerza tiene que ser bondadosa, por lo que podemos decir que la bondad es la máxima expresión de la inteligencia.

Se me ocurre buscar en mi biblioteca, o entre mis apuntes, algún escrito de un monje y maestro budista y tibetano que leí en su día y que reflexionaba sabiamente sobre estos conceptos.
Lo encuentro.
El monje se llama Chökyi Nyima Rimpoché, y dice, entre otras muchas cosas que para vivir más sabiamente primero debe buscarse la calma, porque sin calma no hay felicidad mental ni bondad, y que ésta consiste en querer lo mejor para el otro, en regocijarse de sus éxitos y de su felicidad.
Dice que, en consecuencia, la infelicidad tiene tres causas principales: no apreciar lo que tienes, llevarte mal con otro, y envidiar el éxito del otro.
Comenta también que la felicidad procura salud, porque si vives enojado, vives tenso y eso genera enfermedades.

Hoy la lluvia trae consigo calma, y también bondad para los campos y los cultivos, y debe ser por eso que siento una felicidad sosegada y silenciosa.

Me voy a regalarle algo a alguien. Ahora mismo decido qué y a quién.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XIII).

 
Hay muchos temas que me preocupan, claro que sí.
Y uno de ellos, y de suma importancia, es el de la inmigración y la problemática social, humanitaria, de convivencia, económica,… que conlleva en sí misma.
Por eso reflexiono sobre el tema.

Inmigrante es un participio activo que indica algo que aún está en proceso.
Una persona que lleva años instalada en un lugar que no es el de origen no es un inmigrante, deja de ser un “emigrante” para ser un “emigrado”.

Creo que es un matiz de importancia capital, porque entiendo que el inmigrado es en la gran mayoría de las ocasiones un “emigrado integrado”.
Y eso significa que ese sujeto desea vivir en ese país que no es el de origen, que acepta sus costumbres y tradiciones, su lengua y su cultura y religión, y que entiende que su descendencia ya es más de aquí que de allí, aunque eso no debe comportar que renuncie ni olvide sus orígenes ni costumbres, pero respeta y ama las de su país de adopción, que ahora ya es el suyo, porque no es un emigrante si no un emigrado.

Me parece, desde un punto de vista sociológico y también antropológico, fundamental tener estos dos conceptos muy claros.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XII).

 
Leo a Rodrigo Rey Rosa en su novela “Severina” citar, a través de su personaje que es una ladrona de libros compulsiva, que en el margen de uno de los libros sustraídos por ella y titulado “Sobre los muebles de estilo Imperio”, encontró una anotación que decía “No te preocupes por esas dos hermanas desiguales, la Admiración y la Envidia, hijas del Mérito, falso amigo del Éxito”.

¡Cuántas lecciones y reflexiones pueden surgir de esas veinte palabras!
¡Cuánta sabiduría y conocimiento en el anotador anónimo!

martes, 12 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XI).

 
Esta noche he soñado con mis hijos, que ya son padres, cuando eran mis niños.
No ha sido una pesadilla, si no un sueño maravilloso.
Soñaba que hoy amanecíamos para empezar el Colegio y su madre y yo los acompañábamos en su primer día del nuevo curso escolar.
Al llegar a su Colegio la maestra de uno de ellos nos ofrecía la lista de las asignaturas que estudiarían, y yo me emocionaba y besaba a la maestra mientras dirigía miradas muy tiernas a mis hijos y a su madre.
Algunas de las asignaturas se llamaban “El arte de dialogar”, “Convivencia”, “Cómo pensar positivamente”, “Aprender a proteger nuestro entorno”, “Las claves para la búsqueda de la felicidad propia”, “La empatía y cómo ayudar al prójimo”,…

He despertado pronto, como siempre, y además de recordar mi sueño con una sonrisa flotándome en el rostro, he pensado que hoy mis hijos acompañarán a sus hijas, que son mis nietas, a su primer día de clase del nuevo curso, y las asignaturas que se encontrarán serán Lengua Española, Matemáticas, Física, Química, Deporte, Inglés (poco), y muy escasamente o nada Literatura, Música, Filosofía, Pintura,… y por supuesto nada de nada de lo que soñado.

Es decir, todo sigue igual, seguimos educando a nuestros niños y niñas para que asimilen conceptos como competitividad, éxito personal, triunfo, posesión, dominación, sometimiento del otro,… que son los valores que rigen en esta sociedad nuestra en avanzado estado de descomposición.

Me he ido a la ducha sin sonrisa y con un rictus de dolor no ya en mi cara si no en todo mi cuerpo.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (X).

 
Cuando escribo, y luego me releo a mí mismo para corregirme, para modificarme si es preciso, para controlar la ortografía, para gustarme,…, pienso que es muy posible que muchos no me entiendan, porque en cantidad de ocasiones hablo de mis sentimientos y de mis pareceres, y también pienso que el hecho de que no me comprendan me importa un comino.

Son ataques de soberbia, porque es falso, porque sí que me importa que los demás me entiendan.

Nadie escribe para sí mismo, y el que eso mantenga, miente.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (IX).

 
El amor en la amistad no consiste en dar y entregar, si no en recibir y encajar y saber encontrar el motivo para disculpar al amigo, y viceversa.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (VIII).

 
Me preguntan mi opinión sobre un amigo común, y respondo que no opino nada.

¿No es suficiente respuesta?

Greguerías de un inconformista (VII).

 
Desde hace unos pocos días el otoño asoma cada mañana y cada atardecer.

He observado en mis paseos pensantes, siempre acompañado de un libro que desea hacerse mi amigo o con el que ya amisté, que las golondrinas y las cigüeñas empiezan a emigrar hacia la calidez, y que los castaños dejan caer sus frutos, las castañas bordes, que son tan bordes que al caer ni siquiera se dan una gran castaña.

¡Qué cosas!
Unas parten y otras se quedan y se parten.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (VI).

 
En una ocasión, no sé cuándo ni dónde, Leonard Cohen dijo: “A veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quiénes están del otro lado”.

Fantástica reflexión!
Breve, concisa y, sobre todo, sabia.

Si tenía alguna duda, acabo de disiparlas todas.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (V).

 
Leía, hace unos días, en la crítica de libros de “La Vanguardia” que en castellano –y yo añado que en catalán también- no existe una palabra que defina el estado del que ha perdido un hijo/a.
Sin embargo, el que ha perdido a los padres, o a uno de ellos, es huérfano/a, y el que ha perdido a su pareja es viudo/a.

En otros idiomas sí existe este término.
En inglés es algo o bastante genérico, incluso incorrecto, ya que el término  “bereveared” hace referencia al que ha perdido a un ser amado.
En hebreo sí existe este término descriptivo del estado de una persona: “av shakul” (masculino) y “em shakula” (femenino).
También existe en árabe: “Thaakil” (masculino) y “Thakla” (femenino).
Y en sánscrito y griego antiguo y moderno disponen de un término o palabra que describe ese estado.

Parece evidente que con el paso de los años el idioma pierde consistencia y riqueza (aunque otros opinen que con las nuevas expresiones, muchas de ellas procedentes del mundo anglosajón, que se incorporan al español el idioma ya se enriquece de forma considerable).
Es una discusión interminable, como casi todas. Y ahí yo no deseo estar.

Yo sólo deseo manifestar que confío que en lo me quede de vida los lingüistas, los estudiosos de la semántica y otros investigadores de la lengua no encuentren o inventen esa palabra para que sea utilizada en castellano –y en catalán-.

Y si dan con ella, yo no la aprenderé.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (IV).

 
“Junts pel sí” y la CUP” mantienen su alianza y aprueban la Ley del Referéndum catalán.
“Catalunya sí que es pot” se abstiene.
Entonces, ¿qué es lo que puede Catalunya según estos señores y señoras?
¿O simplemente es que Catalunya No pot?
¿Abstener en un momento histórico? ¿No pronunciarse, o dicho popularmente “no mojarse”?

Es bien cierto aquello que dice que el sentido común es el menos común de los sentidos.

Sugiero que visto lo visto se cambien el nombre de su partido o coalición o lo que sea.
Intento ayudarles.
Propongo que se denominen “CnFnF”, es decir, “Catalunya ni Fu ni Fa”.
O si lo prefieren, para que puedan escoger, lo que no desean para el pueblo de Catalunya porque se abstienen, “Catalunya ni blanco ni negro, si no todo lo contrario”, ahora que está de moda los nombre largos de los partidos o coaliciones o lo que sean, tal vez para que la historia no los recuerde.

A estos sujetos, el refrán castellano de “Fuenteovejuna, todos a una”  o el catalán de “Caixa o faixa” les cae muy lejos, porque no son ni de aquí ni allí ni de ningún lugar.

martes, 5 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (III).

 
¿Por qué un rotativo madrileño se llama “La Razón” cuando no es más que un diario “Sin razón”?

Imagino que no es otra cosa que un deseo de ser lo que precisamente no se es, o dicho de otro modo, dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (II).

 
¿Por qué todos celebramos de forma entusiasta cuando leemos o escuchamos frases brillantes como por ejemplo “la felicidad está en el interior de cada uno” o “las apariencias engañan”, y cuando nos encontramos con un amigo o un conocido le peguntamos cómo estás, cómo te van las cosas, qué tal los negocios, qué tal el trabajo, te has dejado crecer el pelo o ¡estás más gordo!, te has teñido la melena, y esa perilla que te has dejado,… que no son cosas más que superficiales y de escasísimo interés y de las que no aprendes nada sobre el otro?

¿Por qué no preguntamos por si es feliz, si cuida de su intimidad, si se siente en sintonía con la naturaleza, si crece interiormente, por qué no preguntamos por los objetivos que tiene planteados para su crecimiento personal en el futuro, si se sientes a gusto consigo mismo, con los demás y con el entorno,… que parece que son temas más profundos y menos superficiales y nos pueden permitir aprender o incluso copiarle?

Sólo encuentro una respuesta: nos da vergüenza.
Y nos da vergüenza porque el mundo en que vivimos nos ha separado, nos ha alejado a los unos de los otros y a los otros de los unos. Nos da vergüenza porque hemos practicado tanto el individualismo y el egocentrismo y el aislacionismo y el “vaya yo contento y ríase la gente” que lo hemos convertido en costumbre.
Nos da vergüenza porque pensamos equivocadamente que traspasamos líneas que son infranqueables, como por ejemplo rozarnos y tocarnos, cuando todos los cuerpos necesitan del contacto con otros cuerpos, pero eso ya es otro tema para otra greguería.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Greguerías (*) de un inconformista (I).

 
Greguerías (*) de un inconformista (I).

En democracia oigo y leo manifestar a partidos, organizaciones, sindicatos,… decir en ocasiones, sólo en ocasiones, que en ocasiones puntuales dan libertad de voto a sus afiliados o asociados.

Me pregunto si estos partidos, organizaciones, sindicatos,… son demócratas ocasionales.


(*) Escrito breve en prosa que presenta una visión personal y sorprendente de algún aspecto de la realidad.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Lágrimas sin sal.

 
Leía e intentaba acabar hoy una novela y me topé en el libro con una frase que decía que en todo amor va implícita una pérdida, … el amor es una incógnita grave y oscura.

No pude acabar el libro, cosa que ahora que escribo agradezco porque todavía no he paseado conmigo el nuevo libro que acompañará mis horas antes de ser leído y, por tanto, todavía no tengo un libro amigo.

Me detuve en la lectura porque mi mente empezó a divagar y a marear una idea que ya me ronda desde hace tiempo, desde hace demasiado tiempo, excesivo tiempo.
La idea es tan simple como que me pido a mí mismo morir antes que mis hijos y mis nietas, antes que mis amigas y amigos, antes que mis hermanos, antes que todos aquellos a los que quiero.
No creo ser capaz de soportar de nuevo la pérdida de un ser amado.

Intento reflexionar por qué a veces pienso en esas cosas y creo que la idea asalta mi mente porque de nuevo aparece el miedo, ese miedo que jamás me conquistó porque ni siquiera apareció ni habitó entre mis emociones y sensaciones hasta que falleció mi amada compañera y el miedo decidió acompañarme en mis largas noches de insomnio y desesperación, sumiéndome en miserias de hojalata y herrumbre de hierro viejo, de arena fina repleta de mica pegajosa.
Han pasado casi nueve años desde que la vida me dejó sólo.
No conté las noches de lamentos y angustias y quejumbres que me partían el pecho como una daga de filo afilado y lustroso.
Tampoco cuento ahora los momentos, diurnos o nocturnos, en los que mi llanto ya no es el del agua salada de mis ojos ni del sudor de mi cuerpo, porque es el agua sin sal de la nostalgia que es la que brota del alma.

Es cierto, en todo amor va implícita una pérdida, pérdida que en muchas ocasiones es irreparable.