domingo, 30 de agosto de 2015

Una niña boliviana y un gato francés.

 
Ahora mismo, en mi jardín, juegan una niña boliviana y una gato francés.
La niña es la hija de la boliviana que viene una vez por semana a limpiar mi casa y el gato es el de mi vecino que es francés.
La boliviana que hoy limpia en casa es la madre de la boliviana que viene siempre, pero que hoy no podía porque trabaja en un restaurante y me ha enviado a su madre. Su madre es la abuela de la niña boliviana que juega con el gato francés de mi vecino, que como ya he dicho es francés.
Su casa antes era mía, pero se la vendí y desde entonces es suya.

Yo los observo, a la niña boliviana y al gato francés, sin que ellos sepan que los observo, y lo primero que pienso es que aunque hablan idiomas diferentes, ella castellano y el gato supongo que habla francés porque su propietario le habla en ese idioma y el gato lo entiende o así lo parece, se entienden perfectamente.
Ella, la niña boliviana, levanta una escoba y el gato francés levanta la cabeza. Baja la escoba y el gato francés baja la cabeza. Ella, la niña boliviana, ríe. El gato parece que también. Yo sí que me río. Y mucho.
La niña con pinta de inca, porque mira que la tiene, amaga salir corriendo y el gato la imita. Se mueren de la risa, lo dos. Bueno, la  niña seguro, y el gato parece que también. Y yo, desde mi escondite, me tapo la boca con la mano porque me da una risa que no veas, y se que si me descubren, el gato y la niña, la magia desaparecerá.

La niña se echa sobre el césped y el gato a su lado hace lo mismo.
La niña le habla al gato francés, y le dice en castellano que se levante, y el gato se levanta. Luego le dice que se eche, también en castellano, y el gato francés que sabe idiomas se echa sobre la hierba. Después le dice que corra, pero ese verbo el gato parece que lo desconoce y no se mueve, hasta que la niña boliviana coge una piedrecita, se la muestra al gato acercándosela al hocico, la tira y el gato sale corriendo tras ella como si en vez de un gato fuese un perro. Y se ríen. Los dos. Se ríen los dos. Estoy seguro, porque a ella la oigo y la veo y al gato se le intuye en su mirada felina y en su sonrisa gatuna.
Yo también me río escondido en mi escondite.

Ahora la niña de Bolivia hace una voltereta sobre el verde y el gato la replica y las risas ya son tan fuertes que yo no puedo aguantarme y me descubro tras el árbol que me escondía, y se acaba el embrujo.

La niña boliviana siente vergüenza y corra a refugiarse junto a la aspiradora de mis miserias que maneja su abuela con cara de inca total, y el gato francés que corre que se las pela da una salto y regresa a su jardín que es el que linda con el mío.

Y yo sigo sonriendo.
Creo que se me va a quedar la sonrisa enganchada en mi rostro todo lo que queda de día, y son sólo las once y cuarenta y dos minutos.

viernes, 28 de agosto de 2015

Geografía.

 
Cuando yo era niño e iba al Colegio una de las clases era de Geografía, y aprendíamos, entre otras cosas, los límites de España.
Lo hacíamos cantando, porque en aquella época se consideraba que con ese sistema se memorizaba con mayor facilidad.

Hoy me ha venido a la cabeza ese recuerdo mientras paseaba sin ton ni son cerca del río, y he pensado que si hoy en día yo fuese profesor de Geografía en una Escuela la letra de los límites de España sería la que ahora os explico.
Sólo me falta la música.
¿Alguno de vosotros se atreve con ella y me hace llegar una propuesta?

A ver, silencio y atención por favor, que ya empieza la clase.
Vamos a estudiar los límites de España.

España limita al norte con el mar Cantábrico, con los montes Pirineos (que no nos separan de nada ni de nadie, porque son simplemente una cordillera), con Francia y con el Principado de Andorra, al este con el mar Mediterráneo y en poco tiempo veremos si con alguien mas, al sur con el mismo mar y con Gibraltar (ellos no desean ser españoles, quieren ser de donde son, del Reino Unido, y por tanto hay que respetarlo y aceptarlo), y al oeste limita con el océano Atlántico y con Portugal.
Pero sobre todo, sobre todo, España (se) limita en el centro por su propio ombligo (*).


(*) Significado del término “ombligo” en su aplicación o utilización geográfica:
autocracia, imperialismo, vasallaje, tiranía, absolutismo, soberbia, altanería, altivez, envaramiento, ensimismamiento, arrogancia, prepotencia, engreimiento, orgullo, quijotismo, autocomplacencia, fuerza centrípeta, y también trasnochado, tenebroso, oscuro, profundo.

jueves, 27 de agosto de 2015

Simetría.

 
Esta mañana trabajaba en el jardín sacando las malas hierbas que lo devoran todo, y de repente me he dado cuenta de que, sin ser consciente, planté las flores esta pasada primavera colocándolas de forma totalmente simétrica.
Tampoco es algo extraño, porque en el fondo es lo más natural, lo convencional, pero hoy me ha llamado poderosamente la atención.
Cada begonia de hoja oscura y flor roja está plantada respecto de su igual guardando el mismo número de centímetros de separación.
Cada “clavell de moro” de intenso naranja para contrastar con el precioso verde del césped, está plantado exactamente igual que las begonias.
Los dos parterres de césped están partidos por un pasillo central empedrado y son idénticos el uno del otro, el otro del uno.
Esto no lo hice esta primavera pasada. Lo hicieron los albañiles que empedraron el suelo, siguiendo mis instrucciones, hará ya unos quince años.
Lo que me llamó la atención es que todo es simétrico, como el ángulo partido por una bisectriz.

Entonces he pensado en la huerta, que está en la trasera de la casa, tras la puerta que se abre desde la cocina, y he comprobado que en los bancales de lechugas, ajos y cebollas ocurre exactamente lo mismo.
Simetría total.
Y con los rosales ocurre lo mismo.

Este pensamiento me ha paralizado en mi actividad de limpieza de malas hierbas durante unos minutos.
Aunque ya sabía que estaba hecho ex profeso, quería cerciorarme de que realmente lo había hecho a posta, de forma totalmente consciente y deliberada, o si por el contrario algún mecanismo del inconsciente había actuado sin necesidad de consultar mi opinión.
He concluido que lo que había funcionado era la segunda opción, y que tal vez obedezca a la respuesta contraria de mi subconsciente al caos que desde hace bastante tiempo (¿o es desde siempre?) habita mi mente.

El año que viene todo lo que plante será asimétrico, lo cual no tiene porque ser sinónimo de que el caos haya abandonado mi cabeza, entre otras cosas porque no quiero que desaparezca cierto caos mío porque me ayuda en mis pensamientos y en mi creatividad, y también porque, como dijo no recuerdo ahora quien, el caos es el orden que todavía no comprendemos.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Pensamiento mientras me adormecía antes de la siesta de hoy.

 
Hubo una vez, parece que hace mucho tiempo pero fue hace nada, que una mujer me dijo que el día que no se comunicaba conmigo era como si a ese día y a ella les faltase algo en su vida.
Yo respondí que me sucedía exactamente lo mismo, y que incluso me levantaba en muchos albores del día de mi lecho para ver si en mi Mac aparecía un mensaje suyo.
¡Y si aparecía, me brincaba el alma jubilosa!

Hoy, cuando yo intento comunicarme con ella, ya no con la calidez y la cercanía de la voz si no con la frialdad escrita de las nuevos sistemas de comunicación y evitando expresiones calurosas y próximas porque me dijo que ahora le incomodaban, me siento como un guijarro en su zapato.

domingo, 23 de agosto de 2015

Amor de la memoria.

 
Hay ausencia en la mente.
Vacío.
Silencio que conquista todo pensamiento.
Silencio que se adueña del espacio y del ambiente.

Inicio el ritual de besos y rastreo y recorro su piel con liviana lascivia.
Como la madre que cuida la piel de su pequeña con la palma de su mano.
Deseo que sólo aparezca el contacto de las pieles, de los labios, de las lenguas, de los dedos reclamando las humedades de las intimidades.

Sexo de amantes.
No, ni siquiera eso.
Sexo del deseo.

Sexo con olor a queso, a sudores agrios y a guiños de aroma de estiércol, de campo de paja, de establo.
Abrazos de furia y de uñas que arañan la epidermis de espaldas que sangran espesa y lentamente.
Dos cuerpos entregados a roces de sudores y exhumaciones de sensaciones olvidadas.
Mermelada en las axilas y en los rincones a los que accedo en mis aproximaciones.
Fluidos.
Rasga el silencio ruidoso de suspiros y exclamaciones y me explica que su marido tiene manos ásperas, resecas, que lastiman las caricias, y que las yemas de mis dedos son miel para su piel.
El color de su piel de indiana mulata se perla de gotas de sudor saladas como el agua de mar, bellas y translúcidas como el rocío, cálidas y suaves como los jugos de la fruta madura.
Me murmura que su marido muerde sus labios y que los míos son de caramelo.
Yo, entre jadeos, le digo que su boca es como la carne de una aceituna y que me gusta lamerla muy despacio, muy despacito, para hacerme con la sal y con el aceite y con todas las frutas que ofrece el olivo.
Tensa el cuello y aparecen debajo de sus clavículas dos pozos secos, y me gusta estar ahí porque se ríe y se contorsiona de alegría y placer.

Trato los lóbulos de sus orejas con ligeros mordisquitos que la estremecen y unas caricias en su cicatriz de apendicitis la convulsiona.
Sorbo de sus pechos con besos de biberón y escucho el ritmo de su latido que se acelera y salta entre sus senos generosos.
Friego mi rodilla sobre su cuidado vello púbico para que contraiga sus nalgas buscando mantener el placer entre sus piernas.

Peino con mis dedos su pelo liso del color del cobre y me miro en el espejo de sus ojos verdes mientras ellas sonríe al rozar con sus labios los párpados de mis pequeños ojitos traviesos.
Detengo el tiempo buscando pecas anaranjadas gemelas y juego a encontrar parecidos entre ellas y algún objeto o animal. Ella encuentra más similitudes que yo y me rasca la cabeza mientras me contempla y se le humedecen esos ojos sin pintar que muestran pestañas casi blancas que le otorgan una fuerza descomunal en la mirada. Yo juego a comerme sus pecas divinas haciendo de la mano tenedor. Creo que estoy a punto de morirme por el fuego de mi deseo. Me pide que no la deje nunca. Me la como a besos. La lamo desde la frente hasta los pies.

Cada ve estoy más borracho de sexo y de carne y de olores y de sabores, y cuando pienso que la amo y que la quiero cuidar toda mi vida, me despierto.

Estoy en mi cama, que es un revoltijo de sábanas blancas y empapadas de amor, mi cabellera húmeda cae sobre mi nuca y mi frente y mis ojos, y estos se irritan por el sudor que en ellos penetra y que los hacen lagrimear.
De amor y de pasión.

Cuando recupero la conciencia perdida en mi lecho de sensualidades, me doy cuenta de que junto a mí no hay nadie.

Estoy solo.

sábado, 22 de agosto de 2015

Un sauce llorón y una lagartija.


(Versión modificada de “Una lagartija que ladeaba la cabeza).

Paseaba y hacía mucho calor.
Encontré un sauce llorón que decoraba los terrenos que rodeaban una urbanización y me refugié bajo sus ramas.
Me entró la nostalgia y se me contagió el llorón y me puse a sollozar tenuemente, casi como con vergüenza, sentado en una gran piedra.
Hasta que me cortó el sollozo una risita casi imperceptible y descubrí a una lagartija que contemplaba su cola amputada de su tronco y se tronchaba de risa al verla contorsionase, casi con violencia, ella solita allí delante suyo.

La lagartija me miro por el rabillo del ojo y sin perder la risa me dijo:  “Hay que reírse mucho cada día de uno mismo, porque es muy saludable, y además evitarás que otros lo hagan por ti”.

viernes, 21 de agosto de 2015

Recuerdo de unos besos.

 
En mi antiguo piso de mi pueblo de Sarrià que en realidad es un barrio pero huele como un pueblo la besé, nada más recibirla, de forma fugaz dos veces, el primero con un beso de cocodrilo y el segundo con un escarceo de beso ruso.
Después, a esos roces de labios les siguieron besos de todos los colores y sabores en todos los rincones de su fina piel de porcelana.

Me enamoré de esos besos.

Hoy, cuando los recupero de mi memoria, me acaricio los labios con las yemas de mis dedos como cuando se acaricia a una enamorada.

Un gritito de El Grito de la Lechuza.

 
Me envía un telegrama la Lechuza, porque sigue de vacaciones hasta que finalice agosto, para decirme que a Rajoy y su gobierno y su partido, claro, no les preocupa la Red de Cercanías de Barcelona, en estado auténticamente deplorable, que moviliza a miles o millones de trabajadores de Catalunya, porque ellos están con el AVE a Galicia, que dice será muy beneficioso para toda España (y suponemos que incluye a Catalunya).

Sin más comentarios de este Cronista ni de la Lechuza, más que simplemente desearos unas felices vacaciones, que, desgraciadamente, ya atisban su finalización.

Salud para todos, amigos Lechuzos!!!

jueves, 20 de agosto de 2015

Relámpago mental desmantelado XXXVI y/o estupideces diversas.

 
Pensaba que ya estamos entrado en el último tercio del mes de agosto mientras miraba a ningún lado sentado en uno de mis miradores acostumbrados.
Sólo me acompañaba una cerveza y unas moscas más que pesadas, pesadísimas.
Será que volverá a llover.
Pensé que tengo un cuñado que se parece a una mosca, y no lo pensaba porque sea aficionado a las moscas, que lo es, sino porque tiene hasta cara de mosca.
Pensé: ¿un aficionado a las moscas es un filomoscoso o un filomosquito?
Razono: a los seguidores o creyentes de Marx les llaman marxistas, a los de Hegel hegelianos, a los de Prout proustianos, a los de Cristo cristianos, a los de Lutero luteranos, a los de Mao maoístas, a los de Stalin stalinistas, a los de Lenin leninistas, a los de Descartes … ¡AHÍ VA! CARTESIANOS, y la cerveza me dio un brinco en mi mano. ¿Será descartesianos o descartesistas, no? Pues no, son cartesianos.

Salvo esta excepción que ahora atormenta mi cabeza, porque qué debió hacer Descartes para que le roben el des, me pregunto, todos siguen una regla bastante clara.
Los seguidores de Cruyff son cruyffistas, los de Rosell rosellistas, los de Laporta laportistas, los de Núñez nuñistas,… entonces los de las moscas son mosquistas o moscaianos, ni filomoscosos ni filomosquitos.

Dejo el tema y la cerveza, que parece que hoy se me sube a la cabeza, porque qué estupidez de pensamientos.
Pago y me voy. A mi casa. En coche.

Pongo la radio y lo primero que escucho es Y a continuación la crónica meteorológica.
Pienso que deberían decir crónica meteoroilógica, o me meteoroabsurda, porque hasta esto hemos desgraciado los hombres.

Me reafirmo. Hoy me persigue la estupidez. Apago la radio. Ya estoy casi en casa.

lunes, 17 de agosto de 2015

Lagrimones.

 
Cualquier lágrima de arena de un niño
me conmueve.
Cualquier lágrima de perla de una niña
me estremece.
Una lágrima serena de mujer el alma
me hiela.
Una lágrima de rabia e impotencia de un hombre
me subleva.
Mis lágrimas de autocompasión y aburguesadas
me avergüenzan.

Aún así no puedo evitar que me broten
dos lagrimones
en muchas ocasiones.

A trocitos, a pedacitos.

 
Hace un par de días en el Maresme llovió a cántaros y las rieras inundaron las poblaciones de costumbre, Canet de Mar, Blanes, Tordera,…
En la Cerdanya llovió a trocitos.
Ahora sí, ahora no.
Y poquito.

Yo miraba esa lluvia lánguida desde la puerta de mi cocina, la puerta que da a la huerta con sus magníficas vistas sobre la Sierra del Cadí, Masella y La Molina.
Miraba la lluvia con cara de satisfacción porque esa lluvia, la que cala, es beneficiosa para las lechugas y para las cebollas, para los pepinos y para los ajos que cultivo.

Y entonces la mente empezó a volar sin control alguno y pensé que yo quisiera llover así, a trocitos, a pedacitos, para impregnar de amor y amistad y ternura a mis amigos.
Llover a pedacitos sobre mis hijos y mis nietas y mojarles con mis experiencias y con la poca sabiduría que mis años en esta vida me han concedido.
Llover y calar sobre las mujeres de mi vida, que son mi compañera y mi madre y la alemana y la zamorana y mis amigas de Barcelona, y decirles con cadencia, con lentitud, en casi un susurro que empape que las quiero con locura.
Pensé que me gustaría desgranarme a pedacitos sobre los campos y los mares y los ríos que nos alimentan, aunque yo sólo aporte algunas lágrimas a veces de alegría exuberante y a veces de hiel y dolor desbordante.
Quisiera regalar trocitos de mis besos a todos los frutos de los árboles que hacen confituras para que yo las obsequie a los que visitan mi hogar para arrancarles una sonrisa dulce y pegajosa que se adhiera a mis mejillas.
Pensé que me gustaría acariciar a pedacitos a esta vida que me ha saciado de amores y alegrías, y por las noches enviar más pedacitos de besitos a las estrellas y a la luna de oro ahora y después de plata y que yo gusto de contemplar mezclando la tristeza y el júbilo que mi alma alborotan.
Quiero cuidar, durante algún trocito de mis días, a los que reclaman atenciones y amores que alivien sus soledades.
Quiero llover lenta y cálidamente por los que lo pasan mal en este mundo de injusticias y sorberme los mocos a pedacitos, que es la forma de no olvidar la sensibilidad que merecen los desafortunados.
Deseo seguir llorando lluvia ante el llanto de un niño que siente la soledad y la amargura de su destino para poder consolarlo con pequeñas caricias y besitos regalados a trocitos.

Un pequeño trueno del cielo y el canto de una tórtola en pleno vuelo me robaron mis pensamientos, y al entrar en la cocina ojeé distraídamente las páginas del Magazine de La Vanguardia, y me encontré con una fotografía de una pizarra exterior de la carnicería vegana de San Sebastián de Pilar Cervera en la que ella había escrito “No pretendo cambiar el mundo, pero en el pedacito que me tocó vivir quiero hacer la diferencia”.

Eso es lo que pensaba mientras veía caer la lluvia a trocitos sobre mi huerta.
Besar, abrazar, amar, querer, consolar, acompañar,… en el pequeño trocito que habito, 
…a pedacitos.

Crónica equina de El Grito de la Lechuza.

 
La Lechuza interrumpe sus vacaciones, llama a este Cronista y relata la siguiente historia, historia verdadera, que ella misma denomina como “El potro del Ministro”.

Me dice la Lechuza que cada día alucina más en colores, en pepinillos y en asombro babeante por boca abierta.
Me explica, antes de nada, que ella no tiene ni idea de equinos, potros, yeguas, ni de hipódromos ni de carreras de caballos. Como mucho ve algún año El Gran National por el mismo motivo que también ve a veces la regata Oxford-Cambridge sin tener la más mínima idea de regatas y regatistas, pero la tradición es un reclamo y merece un respeto.
Abunda en sus explicaciones comentándome que todo lo que sabe de los hipódromos es lo que lee en las novelas de Charles Bukovsky, o sea, que sigue sin saber nada.

Bien, pues la historia es que lee en la prensa, concretamente en un rotativo catalán, que las carreras de caballos y los hipódromos de este país estaban desde hace bastantes meses, cerca de un año, sin actividad alguna, paralizando también en lógica consecuencia la quiniela hípica.
Al parecer existía un fuerte conflicto entre todas las partes implicadas, léase organismos, federaciones, hipódromos, propietarios de caballos, jinetes y entrenadores, Consejo Superior del Deporte, y Loterías y Apuestas del Estado.

Pues resulta que el nuevo y flamante Ministro de Educación, Cultura y Deportes, Iñigo Méndez de Vigo, lo ha solucionado todo en un plis plas. Reunió a todos los implicados en el conflicto, los citados anteriormente, y a través del diálogo y el consenso ha solucionado el conflicto equino.
Ya se celebran de nuevo las carreras de caballos y ya se apuesta vía la quiniela hípica.
Hasta aquí todo correcto.

Pero es que resulta que estas carreras parece que las gana un potro de pura raza y que atiende por el nombre de ALARAZ y que es propiedad… ¡¡¡del Ministro Méndez de Vigo!!!

La noticia, de todos modos, tiene su vertiente positiva: “La intervención del político en el conflicto salva a 3.000 familias de la crisis y devuelve la alegría a los hipódromos” (cito textualmente lo escrito en el rotativo).

La Lechuza se pregunta si no sería conveniente que este Ministro tan resolutivo y eficaz se dedicara antes que a los caballos a solucionar conflictos en Educación (como la LOMCE wertiana, por ejemplo) o en Cultura (como el desastroso IVA también wertiano).
Y si lo consigue, que además de dirigir el Ministerio que ya lidera, que lo nombren Ministro de Trabajo, y por qué no, incluso Presidente del Gobierno.
Igual acaba con todas las crisis, no de sólo 3.000 familias, sino de todas las familias de España.

Finaliza la Lechuza su historia verdadera con un recuerdo breve a Forges: “País !”, dice con los ojos casi en blanco.

Y se vuelve de vacaciones hasta fin de agosto!!!

sábado, 15 de agosto de 2015

Relámpago mental desmantelado XXXV y/o CREATIVACIÓN.

 
Leo los periódicos, escucho la radio (menos) y veo la TV (mucho menos).
Parece que desde que se fue Wert de embajador allá donde tiene a su nueva pareja, la número dos de su ex Ministerio, Montserrat Gomendio, como premio concedido por Rajoy al peor Ministro de la historia de la democracia de España, se va desmontando la aplicación de la LOMCE (reválidas, literatura, catalán-castellano,…).

La EDUCACIÓN es fundamental para las personas, para los países, para las comunidades, para luchar contra la barbarie, contra la pobreza, para todo.
Pero en España cada legislatura crea su propia reforma educativa, y así no hay manera. Creo que ya llevamos siete u ocho desde el gobierno de transición de Suárez, y estudiantes que durante su ciclo formativo han sufrido hasta ¡tres reformas diferentes!

Me pregunto que cuándo se darán cuenta de que lo que deben enseñar es a aprender.
Y se me ocurre que eso sólo se puede hacer a través de la CREATIVACIÓN, que no es nada más que la contracción en un solo término de creatividad + innovación y acción.
Todos tenemos alguno o algunos talentos, y eso es lo que las escuelas de los niños y de los jóvenes deben ayudar a descubrir a cada uno, porque eso será fundamental en el aprendizaje del aprender.
Creo que todo lo demás es secundario, pero si enseñamos a los estudiantes a potenciar su creatividad, a innovar y a ponerlo en marcha, habremos dado un paso crucial en la EDUCACIÓN, que tanto necesitamos y que gente como Wert no quiso atender porque él servía a intereses políticos y de su partido, con el consiguiente daño irreparable que habrá hecho a cientos de miles de estudiantes.

¡¡¡ CREATIVACIÓN !!!

Una familia y un cuento.

 
Desde hacía unos días los venía observando desde mi posición en la barra del Hotel de Llivia que suelo frecuentar a la hora del aperitivo.

Era una familia formada por una pareja que diría que rondaban los cincuenta y largos años, y dos chicas, una de ellas de unos trece o catorce años y la otra de unos once o doce como mucho.
Los padres, porque así los llamaban las niñas, catalanes. Hablaban siempre en catalán, entre ellos y con las chicas, y ellas respondían en catalán también.
La mayor tenía el pelo lacio, largo y de un negro brillante, y la piel blanca blanquísima. Por sus rasgos era fácil suponer que era japonesa, no creo que fuese filipina ni indonesia, aunque bien podría serlo.
La pequeña, morena de piel y pelo negro y algo ondulado. Utiliza gafas y juega constantemente a algo en su móvil, mientras su hermana japonesa hace sudokus.
Delgada como una brizna de hierba, risueña como un pajarito.
Creo que de origen etíope.

Parece una familia muy feliz. Se tratan con dulzura. El tono de la voz de los cuatro es meloso, bajo, susurrante. Se tocan. Tocarse es una caricia de pieles. Es amor. Comprensión. Aceptación.
Me gusta.

Ayer se levantaron de los dos sofás que suelen utilizar mientras consumen alguna bebida antes de comer. Después se dirigieron al comedor del Hotel y se sentaron en la misma mesa que yo suelo ocupar cuando algún día voy a cenar.
Y no me puede resistir.
Cogí una silla y me senté con ellos en la mesa.
Me presenté y les dije que les quería explicar un cuento breve. Pero que antes tenían que hacerme una promesa. Debían pensar en el cuento que yo les explicaría y comentar con sus padres sus conclusiones, lo que el cuento les había hecho pensar. Asintieron con una sonrisa amplia, sincera, fresca, también los padres.

Y esto les conté:
“Había un hombre que cada mañana paseaba por la orilla de una playa cercana a su casa.
Y una mañana, nada más iniciar su paseo matutino observó que toda la arena de la playa estaba cubierta de estrellas de mar que las olas debían haber expulsado de sus aguas saladas.
Y pensó con muchísima tristeza que las estrellas de mar morirían rápidamente, porque sabía que no pueden sobrevivir más que unos minutos fuera del agua de la mar.
Mientras esto pensaba, observó a lo lejos una presencia que no era más que una manchita negra que corría del mar a la arena y de la arena al mar, y así repetidamente. Y lo hacía con rapidez, con nervio.
Decidió acercarse para ver qué era ese cuerpo o esa forma que divisaba desde la lejanía y ver qué hacía exactamente.
Cuando se aproximó lo suficiente como para ver con claridad, vio que era una niña que corría desde la arena hasta el mar para devolver a las olas en cada ocasión una de las estrellas que yacía sobre la arena.
Y ya junto a la niña le preguntó:
- “¿Qué haces, niña?”
Y ella le respondió:
- “¿No lo ves? Devuelvo las estrellas al mar.”
Y entonces él le dijo:
- “Lo que haces no tiene ningún sentido, niña. Hay muchas, muchísimas estrellas de mar en la arena, y no te dará tiempo a devolverlas todas a la mar. Por eso te digo que lo que haces no tiene ningún sentido.”
La niña, sin dejar de proseguir con su tarea, le respondió mientras cogía una estrella de mar de la arena:
- “Para esta estrella de mar, sí tiene sentido lo que hago.”

Y abandoné la mesa de justo cuando la camarera llegaba para tomar nota de su pedido para su comida familiar.

Mientras me iba no pude contenerme y giré la cabeza para ver a la familia de nuevo, y comprobé que los cuatro me miraban con la cara que pone la gente que sabe amar.
Me estremecí y me ruboricé un poco, pero creo que nadie se dio cuenta de ello.
Sólo mi alma y yo.

jueves, 13 de agosto de 2015

Una lagartija que ladeaba la cabeza.

 
Ayer me invadió una soledad abrumadora, como lluvia persistente.
Paseaba y me refugié, como para no ser visto y que nadie viese mi soledad, bajo las ramas de una sauce llorón.
Mientras dejaba pasar el tiempo una lagartija se detuvo frente a mí y me miró con la cabeza algo ladeada.
Primero pensé en espantarla porque me agobiaba su mirada, pero decidí preguntarle por qué me miraba, si era porque su instinto había detectado mi soledad y se apenaba de mí.
Me respondió con una contorsión de su cuerpo hasta que su boca agarró su cola y de un mordisco se la amputó.
Yo la miré estupefacto, y la lagartija empezó a mondarse de risa al contemplar los coletazos que le regalaba su cola ya independiente.
Al inquirirle que por qué hacia eso me contestó que siempre es bueno reírse de uno mismo, y que tal vez yo debería ejercitarme más en ello.
Cuando me fui la cola ya estaba inerte y la lagartija me miraba de nuevo con la cabeza ladeada.

Perfidia.

 
Estaba leyendo una entrevista a James Ellroy, en la prensa de hace unos días, sobre su nuevo libro, que es el primero de una nueva tetralogía sobre la ciudad de Los Ángeles de los años cuarenta del siglo pasado.
Creo que leeré el libro, que se titula “Perfidia”.

Al acabar, me he ido a buscar en el Diccionario de la Lengua Española la descripción exacta y académica del término “Perfidia”, y dice textualmente, deslealtad, traición.

En la primera página del Diccionario, esa página de cortesía en blanco, me he encontrado con esta dedicatoria: “Gracias por estos cinco años maravillosos. Te quiero. Susan. 14 de mayo de 1977”.

El 14 de mayo de 1973 la besé por primera vez.
Nos casamos el 30 de septiembre de 1977.

¿Te he sido desleal o te he traicionado después de que murieses el 4 de enero de 2009 en mis contactos con otras mujeres?
No he sabido responderme.

Me he puesto a sollozar como un perro asmático.
Te quiero, Susan.

Relámpago mental desmantelado XXXiV y/o la estupidez humana.


De nuevo sentado en la terraza de la abuela de ochenta años me pido una Voll Damm y me sirve una Heneiken. Qué más da! Es sólo cerveza.

Tengo la mente en blanco. Me dedico un rato a intentar conocer lo que piensa mi cerebro cuando no piensa nada. Imposible. Imposible averiguarlo porque entonces me doy cuenta de que intento no pensar en nada y en realidad lo que hago es pensar en que no pienso nada y en realidad acuden ideas y cosas como imágenes al cerebro y yo las intento desechar para que se quede en blanco, y me hago un lío monstruoso y no me aclaro, por lo que decido dejar que la mente divague en lo que le de la gana.

Y de repente me acuerdo de que hace unos días leí que Corea del Norte había decidido retrasar sus relojes media hora respecto de la hora de Corea del Sur y Japón, para de esa forma aislarse más todavía de sus vecinos.
Es cierto que hace algo más de cien años ya tenían media hora de diferencia respecto de sus odiados vecinos nipones, y por tanto ahora lo pueden justificar diciendo que simplemente recuperan su horario tradicional y abandonan el que les impusieron los invasores japoneses.
¡Pero de eso hace más de cien años! Y en cien años las cosas han cambiado mucho, como también lo demuestra el hecho de hoy en día haya dos Coreas en esa península y no sólo una.

Por algún arte más inexplicable que el análisis de mi mente en blanco mi cerebro me recuerda que un tal Anatoli Lunacharki, allá por el año 1917, cuando ejercía de Comisario de Instrucción Popular de la Unión Soviética, presidió un Tribunal contra el Creador en lo que decidieron fuera un juicio contra Dios.
El Tribunal consideró que Dios era culpable de los cargos que se atribuían (que vaya usted a saber cuáles eran) y se le condeno a muerte.
La sentencia se ejecutó a través de una salva de disparos dirigidos al cielo.
Lunacharki devía haber olvidado que unos años antes Friedrich Nietzsche ya había declarado que Dios había muerto (y antes que él, Hegel), por lo que sus disparos no podían matar a quien ya había fallecido.

Me despista los pensamientos cerveceros unas piernas preciosas que se tapan poco por lo corto de su faldita, me reprimo un silbidito que quería ser un piropillo, y cierro mis divagaciones pensando que la estupidez humana no tiene límites, ni que pasen cien o mil o un millón de años.

Me pido otra cerveza, una Voll Damm, y me sirven una Mahou.
Bueno, qué más da, sólo es cerveza!

martes, 11 de agosto de 2015

Relámpago mental desmantelado XXXIII y/o mi soledad y mis objetivos.

 
Sentado en una nueva terraza que he descubierto y que regenta una mujer que supera los ochenta años, olé y olé y OLÉ, he recordado una pregunta que me formuló ayer una mujer con la que tuve una relación que ella decidió finalizar, y que me dijo que yo ya entendería el por qué, pero lo dijo sin saber que yo soy un niño que no ha crecido y es por eso que sigo sin entenderlo.

La pregunta que me lanzó rezaba algo así como “¿Ya te han dado de alta de todo lo tuyo?”. Obviamente se refería a mis problemas físicos, y principalmente a mi rotura de cinco vértebras.
Le contesté que sí, que así es, que ya me han dado el alta los funcionarios correspondientes, y que ahora ya vuelvo a ser una persona anormal, o sea, una persona como todos. Que había perdido mi singularidad, que residía en unos hierros que me abrazaban pecho y espalda para proteger mi columna, y que ya nos los llevo encima, como tampoco llevo sus abrazos y sus mimos porque ya no me los quiere dar.

Entonces me he reído un poco, porque me he dado cuenta que al ser de nuevo un anormal como la mayoría de la gente vuelvo de nuevo a fingir, a disimular ante ellos para que piensen que soy un adulto y no el niño que sigo siendo, y me he dado cuenta porque me sigo marcando objetivos en mi vida imposibles de conseguir.
Lo que nadie sabe es que la mayoría de las veces los acabo consiguiendo, y eso se debe a que he vuelto a mi soledad, y no tengo a nadie a mi alrededor que me diga que lo que me he propuesto no podré hacerlo, que no lo conseguiré.

Y es precisamente por eso por lo que alcanzo mis objetivos.

domingo, 9 de agosto de 2015

Les fleurs de le dimanche.

 
Desde hace casi veintitrés años, que es cuando compré esta casa de Enveitg que ahora me acoge todos los días del año, todos los domingos le regalo a mi vecina, Ivette, un ramo de flores que compro en los matutinos mercados de Puigcerdá.

Al principio lo hacía porque me la quería ganar, ya que era mi vecina y yo un extranjero en su tierra. Después seguí con el regalo de los domingos porque me apetecía, y además porque a Susan le encantaba este detalle que yo tenía con la vecina.
Susan también recibía su ramo de flores.
No, sus ramos de flores que alegraban nuestra casa durante toda la semana.
Ahora siento que lo sigo haciendo en memoria de mi compañera, y porque no tengo mujer a quién regalarle flores, y porque me encanta ver el rostro de alegría de mi vecina cuando, cada domingo, le grito desde mi jardín, pegado a su casa, ¡¡¡Ivette, les fleurs de le dimanche!!!
Y ella acude presurosa y rápida con su pisar lento y parsimonioso.

Ivette tiene cerca de ochenta años, llevados y trasegados con la dignidad y la elegancia de las mujeres francesas, y su sonrisa y su mirada cuando recibe mis flores dominicales es el de una mujer con un dulce encanto y una enorme serenidad que me enamora y me embriaga.

Después pongo flores en los jarrones de mi casa, miro una fotografía de mi compañera y derramo unas lágrimas en recuerdo del ángel que mimó mis días mientras estuvo conmigo. Yo la cuidé y la  amé siempre, y ahora la acaricio con mi recuerdo y con mis flores de los domingos en esta casa que ella hizo que tuviese esta alma caliente, cálida, entrañable, y que mantuviese el olor de pueblo que le corresponde, olor que también tenía nuestro piso de Sarriá a pesar de que no era un pueblo porque era un barrio pero que a nosotros, cuando paseábamos cogidos de la mano y deseando besarnos en cada esquina, nos olía y sabía a pueblo.

¡¡¡ Ivette, les fleurs de le dimanche !!!

sábado, 8 de agosto de 2015

El Domador de Pulgas.

 
Cuando yo sea mayor, y me olvide de esta infancia que me persigue desde que mi madre me dejaba solo en las escaleras del Colegio de El Loreto con la Madre Ana y Sor Casilda, cuando deje atrás esta adolescencia que hace que me enamore de mujeres de piel de melocotón, de porcelana y de cristal que luego me abandonan, cuando consiga deshacerme de esta ilusión que me fascina el alma con cualquier detalle que me ponga la piel de gallina, cuando deje de llorar porque un niño de Etiopía que veo en la tele se muere de hambre, cuando deje de vibrar porque una mariposa se enamora  de un Elefante del África Central y este estornuda y da vida a cientos de mariposas de colores, entonces, y sólo entonces, quiero ser Domador de Pulgas y trabajar en un Circo y en otros lugares para enseñar las habilidades de mis pulgas, y despetar la sonrisa de los niños y de los adultos y de los ancianos.

Entonces será cuando piense que al fin he madurado, y con la madurez podré intentar, aunque sea durante unos breves momentos, hacer feliz a otras gentes que abrazan el pesimismo,  que la desgracia las abunda, o que la suerte les es esquiva.

Y lo haré con las destrezas de mis pulgas y yo en silencio, en absoluto silencio, porque sólo hablarán mis manos y mi expresión, y porque  todo lo que tenía que hablar ya está hablado, y como me dice una amiga las palabras no dichas son las flores del silencio, y a mis pulgas les encanta las flores.

Y cuando acabe mi actuación me volveré fugitivo y esquivo, porque los halagos que busqué en su día ya los recibí y de ellos me harté y sacié, y ahora son exclusivos para mis artistas, que son las pulgas.
Y ellas recibirán los aplausos, aunque no se enterarán porque son sordas, y por eso cuando una de ellas pica a alguien no oyen el palmetazo de la palma de la mano del herido y siguen atacando y picando, porque si lo oyesen huirían despavoridas.

Mi plan ya está elaborado y tiene varias fases para la puesta en marcha:
Fase 1. Decidir el sexo y el nombre de las pulgas.
Está ya concluida.
Decidí que las pulgas serían pareja ordinaria, o sea pulga macho y pulga hembra. Así parece que es todo más sencillo para nuestra sociedad.
Y respecto de los nombres, pues también resultó fácil. Como es sabido por todo el mundo, soy un fanático culé. Así que en homenaje al juego desplegado por el Barça desde hace ya bastantes años, bautizaré a las pulgas como Tiki la hembra y Taka el macho, que es el nombre del estilo de juego de los azulgrana, el tiki-taka. Además, creo que estos nombres son cercanos y cariñosos, a pesar de su sonido metálico, por lo que pienso que gustarán a sus espectadores. Y los recordarán con facilidad, y ello hará que hablen de mis pulgas en más de una ocasión. Y eso es bueno, porque el recuerdo vendrá acompañado de la sonrisa.

Fase 2. Tener preparado un hogar dentro de mi casa para Tiki y Taka.
Fase realizada.
Encontré una cajita muy linda en mi casa, creo que perteneció a mi madre, y ese será el hogar de mis pulgas artistas.

Fase 3. Localización y selección de la pareja de pulgas.
Pendiente de inicio, aunque el Plan Estratégico está ya diseñado.
Buscaré un perro sarnoso y pulgoso, y cuando lo tenga me echaré a su lado al modo perruno, displicente y como ausente, con la mirada perdida en las musarañas y me estaré a su lado hasta que unas cuantas pulgas salten sobre mi cuerpo e inicien el proceso de chuparme la sangre. Tendré tiempo suficiente para seleccionar la pulga más bella y coqueta de entre las del sexo femenino, y la más musculada y fuerte de entre las del masculino. Después negociaré con ellas sus emolumentos por ser artistas a mis órdenes y me las llevaré a casa no sin antes agradecerle los servicios prestados al perro pulgoso con un par de huesos lisos y morondos.

Fase 4.
El adiestramiento.
Lógicamente pendiente de la conclusión de la Fase 3.
Durará un cierto tiempo, porque pretendo la excelencia en la doma de mis pulgas.
Saltos mortales, volteretas, arrastre de piezas, carreras a la pata coja, disparo de cañones y armas de fuego diversas, mímica, natación, combates de judopulgis, artes marcialpulgas, cocina exclusiva,…
Deben de convertirse en las artistopulgas mejores del mundo y yo en el más grande de los Domadores de Pulgas existentes. Hay que tener objetivos en la vida.

Fase 5 y última.
Decisión de lugares para la actuación.
Circos, fiestas de sociedad, estadios de fútbol, beisbol o básquet, teatros, escuelas, hospitales, conventos, universidades, organizaciones políticas internacionales, cruceros de lujo, obispados, el Kremlin, el Vaticano, la Casa Blanca y la Rosada,…

Todo este planteamiento sólo tiene un problema: no se puede realizar hasta que me haga mayor.
Y eso creo que tardará un poco, pienso, porque me sigue ilusionando ver el amanecer, ver salir el sol, me emociona tocar con las yemas de los dedos el rocío de la mañana sobre las briznas de la hierba de los prados, disfruto íntimamente de la visión de la luna llena, y sobe todo cuando la cruzan las brujas montadas en sus escobas, lloro cuando veo a las hadas asomarse desde la frondosidad del bosque, y a los gnomos laborar en sus campos de cereales mientras sus mujeres cocinan en sus hogares, me quedo extasiado cuando en el roble de mi vecino corretea y gambetea una ardilla de cola negra y cuerpecito de oro oscuro y salta sobre la nuez que la espera, y cuando vuelvo a Barcelona me voy al mar  para al anochecer ver a las sirenas mostrar sus bellas colas escamadas a todos los que como yo sabemos encontrarlas con la mirada.

Será lento este proceso de hacerme mayor, lo que se dice un adulto, porque no sucederá todo de golpe, claro, como ahora mismo me sucede que sigo amando a quien me ha dicho que no, y eso no es adulto, eso no es de mayor.

Me temo que esto va para largo, pero cuando sea mayor yo seré Domador de Pulgas.

jueves, 6 de agosto de 2015

70 años de la bomba de Hiroshima.

 
Cerremos los ojos, inclinemos la cabeza y guardemos silencio.












(Es el mejor homenaje que podemos hacer a las víctimas de aquella atrocidad).

El Gran Imperio de las Ratas (versión II).


(Y sigue siendo homenaje a y recuerdo de Pep Bruno, por supuesto).

El dominio de las Grandes Ratas se extendió como una mancha de aceite y ocuparon los Gobiernos, los Bancos, las Aseguradoras, las Petroleras, las Cajas de Ahorro, las Grandes Empresas de la Energía,… y una vez lo tenían ya casi todo roído, el Gran Gato, al que llamábamos Democracia, dimitió.

miércoles, 5 de agosto de 2015

El Gran Imperio de las Ratas.

 
(Dedicado a Pep Bruno, cuentista y contador de cuentos breves, ínfimos, al que no conozco personalmente, pero que admiro y leo cada cosa que de él recibo).

Oigo y veo las declaraciones de Rajoy, Montoro, Pastor, Sáenz de Santamaría, Aguirre, Cospedal, Wert, Gallardón, Sánchez Camacho, García Albiol,… y constato que estamos dominados, no gobernados que es muy distinto, por el Gran Imperio de las Ratas.

Y confirmo que si lo seguimos consintiendo, cuando queramos reaccionar, todo estará ya roído.

lunes, 3 de agosto de 2015

Coincidencias con la guardia Civil.

 
Antes de comer tomaba una cerveza en un bareto de Llívia.
A mi lado un individuo.
Se dirige a mi con la generalidad de “Qué calor hace estos días, eh?”
Yo le respondo que “Sí, mucho”.
Después se me ocurre decirle que tiene cara de guardia civil calvo, porque la tiene.
Y me responde que lo era antes, pero que se casó con una pubilla de la población que es y era  rica y además hija única y dejó de ser guardia civil y que ahora se dedica a las bicicletas de montaña, venta, alquiler y reparación.
Me dice que su mujer se llama Paquita y el Paco, y se ríe.
Yo también, pero no le digo que yo me llamo Paco, porque todo empieza a resultar ridículo.

La cola.

 
Sólo hay dos animales que se muerden la cola: algunos peces, como la pescadilla, y todos los políticos.
Y a veces tres, que es cuando yo me apunto.