jueves, 30 de abril de 2015

Una croqueta.

 
Hoy me han caído en mis manos unos cuantos recuerdos que flotaban independientes  en mi cabeza, y al recogerlos los he amasado y los he metido en el microondas.

Ha salido una croqueta redondeta. Bonita ella, la croqueta.

Me la he comido, y la verdad es que estaba bastante buena, por lo que he pensado que los recuerdos de mi vida debían de ser buenos, apetitosos, de buen gusto.
He adornado la croqueta de los recuerdos con un buen vino, que dicen que ayuda a olvidarlos, y además porque he pensado que era una combinación ideal.
Recuerdo y olvido en maridaje.

Pero me ha nacido así como de pronto una duda: si mis recuerdos los he cocinado y después me los he comido, y dicen que los recuerdos nunca se olvidan, ¿ahora tengo mis recuerdos dos veces en mi barriga, que parece es el epicentro de la vida, o se me olvidarán para siempre porque los he deglutido?

lunes, 27 de abril de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.

Hoy es el día de la Virgen de Montserrat.
Hoy hace exactamente veintidós años que Susan y yo firmamos la compra de “la Rauxa”, mi casa cererana, en una Notaría de una población de la Cerdanya francesa.
Hoy hace un día gris y lluvioso que invita a la reflexión serena, sosegada, apacible.

Por eso me permitiré la licencia de ofreceros una frase de mi propia cosecha (lamentablemente sin la altura literaria de los grandes escritores y pensadores, pero a mí me gusta porque da respuesta a cuestiones que algunas de las personas que me leen me han preguntado en algunas ocasiones).

“Yo no miento,
sólo invento.
La mentira a las personas
hace daño,
y el invento es,
sólo,
de la realidad un apaño”.

Paco Riera (1954- xxxx)
Autor desconocido, escritor exclusivo para sus amigos, viudo de amores de mujer, desbordado de pasiones de amistades, y exiliado actual para ser alguien de ninguna parte, extranjero en todas y huésped allí donde la suerte me sea menos esquiva.

Creo que la frase escrita anteriormente define lo que en mis cuentos pretendo explicar, y celebro que alguna amiga y algún amigo me digan que a través de mis escritos han conocido al que se supone que es mi verdadero ser.
Sólo por eso, vale la pena seguir escribiendo.

Me tomo una segunda licencia despidiéndome de todos con una frase de un amigo que me permite copiarle:
¡¡¡Un gran ABRAZO SEMANAL de mi parte para todos!!!

Paco Riera

domingo, 26 de abril de 2015

Relámpago mental desmantelado XX y/o el desconocimiento.

 
Leo cosas a vuela pluma sobre el riego inteligente en el periódico justo en el momento en el que inicia su sinfonía la lluvia.
Coincidencia.
Estoy en mi terraza indiscreta.
Me pongo a recaudo.

Y leo, atónito, que Barcelona tiene en sus paseos, avenidas, parques y jardines un total de 310.545 árboles.
Imagino rápidamente que la mayoría serán plátanos bordes y palmeras, palmeras que me desagradan porque no las considero de aquí, si no de más abajo, y me molesta un algo ese no cuidar lo autóctono.
Y descubro que mi desconocimiento es brutal y total.
Sólo hay en Barcelona 11.099 palmeras, o sea, un 3,7% del total del arbolado.
Pienso, empequeñecido en mi silla, que no soy nadie.
Remonto mi propia consideración cuando unas líneas después leo que los plataneros son los reyes urbanos, y me deprimo de forma brutal cuando me explica la letra impresa que después vienen ya los almeces, las sóforas y las acacias.

¿Pero que será un almez o una sófora, suponiendo que el primero sea del género masculino y el segundo del femenino?
Recurro, casi escondido, al móvil, a Internet:
Almez: 12/14 metros de altura, corteza lisa y parda, copa ancha, a su fruto se le llama almeza y es comestible.
Sófora: tronco recto y grueso, copa ancha, ramas retorcidas, flor pequeña y amarilla (ayyy!!!  MarMar), y es especie oriental que adorna jardines y paseos de Europa.
De la acacia prefiero no dar referencias, porque aún sonándome leo lo que dice la Wikipedia y me doy perfecta cuenta de soy un inculto de tomo y lomo.

Me pido una cerveza doble muy fría para que se me baje el sonrojo y nadie venga a mi mesa con alguna pregunta incómoda

Suerte que desde mi ventana de mi casa ceretana veo un ciruelo, un manzano, un par de perales y algunos cerezos, por cierto, ahora mismo en divina flor.

sábado, 25 de abril de 2015

Hoy hace cincuenta años. Hoy hace un año.

 
Hoy hace cincuenta años que en Santander debutó con el Barça Charly Rexach, el Noi de Pedralbes.
El entrenador Roque Olsen dijo que aquel chaval, que en su primer partido marcó uno de los goles del Barça, no tenía futuro.
Pues Carles Rexach jugó diecisiete años en el Barça, cuatrocientos cuarenta y nueve partidos, ciento veintidós goles, “pichichi” de la temporada 70-71, fue entrenador de los juveniles del Barça, segundo entrenador del primer equipo y posteriormente el primer entrenador, fue internacional, y a día de hoy sigue ligado al Barça como Asesor Técnico.
A lo de Roque Olsen se le llama miopía, y en grado superlativo.

Hoy hace un año que nos abandonó Tito Vilanova, el entrenador del Barça que ganó la mejor Liga de la historia del F.C.Barcelona.
Los que lo conocieron dicen que la mejor definición que se puede ofrecer de su manera de ser y de caminar por la vida es que era “clar i català”. Claro en sus manifestaciones, en sus decisiones, en sus opiniones. I catalá de l’ampurdà, catalá dels de veritat, català de los que viven y dejan vivir.
Descansa en paz, Tito !!!

Relámpago mental desmantelado XIX y/o algunos olores.

 
Los compré, los pensamientos amarillos, en el Garden Center y los dejé en el interior del coche mientras hacía un último recado.
Cuando regresé, el interior del vehículo olía a miel y a menta. A limpio. A frescura.
Olía que era una delicia.
Me acordé entonces de que cuando pienso en mi compañera huelo el éter.
Me acordé entonces de que cuando pienso en otra mujer huele a rosa mosqueta.

Y entonces pensé que el coche de un político de este país debe oler a podrido.

Crónica IRRITADA de El Grito de la Lechuza.

 
“Irrita, sí.
Y espero que así sea por muchos años. Porque eso me dice que sigo viva, que sigo subsistiendo. Y eso es bueno, para mí, y para cuatro que me quieren”.

Eso me decía este amanecer la Lechuza.

Luego me explicó: “Hace unos días, la Secretaria General del P.P., María Dolores de Cospedal, tuvo un lapsus lingüístico.
No es cierto: no tuvo ningún lapsus.
Por una vez en su vida dijo la verdad.
Dijo: “ Hemos trabajado mucho para SAQUEAR a nuestro país adelante”.

Freud existe!!!
Y tanto que lo habéis saqueado todo. Todo. Absolutamente todo!!!

Esta mañana, hoy mismo, el Tribunal de no se sabe qué ha decidido que los imputados por el caso BANKIA no tenga que soportar una fianza de 800 millones de euros, si no de 34 millones.

¿Alguien cree en este país nauseabundo que la Justicia existe?

Al que así lo piense, que se lo folle un pato, que dura más Rato y parece que nos encanta, ¿verdad, Rodrigo?

La indignación es tan monstruosa que dejo de recitarte esta Crónica, amigo croniquero, porque diría bestialidades y luego me sabe mal haberlas dicho!!!”

Yo guardo silencio, recojo las alaridos de la Lechuza, y mañana será otro día.

El Cronista de El Grito de la Lechuza.
P.D.: Ni me atrevo a decir algo aquí. La Lechuza está enferma de rabia con el sistema.
Hoy, que es el día siguiente al de la Crónica que precede a estas líneas, más que atreverme me veo en la obligación de añadir una cosa: en La Vanguardia de hoy, sábado 25 de abril de 2015, el periodista y también cronista Fernando Ónega dice que el lapsus de la Cospedal no tiene mayor importancia, porque el que tiene boca se equivoca, pero como que ya es la segunda vez que utiliza el verbo saquear de forma desafortunada e impropia María Dolores, la cosa ya se complica un poquillo y empieza a cantar más de cuenta. Quede constancia!!!

jueves, 23 de abril de 2015

Lluvia.

Llueven amores.
Llueven goterones.

Hospital transfronterizo.


Esta mañana he ido al servicio de urgencias del Hospital transfronterizo, qué curioso que los hospitales tengan fronteras, verdad, que hace poco inauguraron en la Cerdanya.
He ido para ver si me pueden amputar la tristeza.
Me han dicho que no tienen cirujanos para esa enfermedad.
Me he vuelto a mi casa en Enveitg con la tristeza cogida de la mano.

miércoles, 22 de abril de 2015

Mi papá y Leo Messi.


Mañana es Sant Jordi, papá.
Y le regalarás una rosa a mamá, que lo era todo para ti y me lo enseñaste y yo lo aprendí y por eso mis  mujeres, pocas, escasas, lo son todo para mí, papá.

Yo me acordé de ti ayer, padre.
Me acordé y mucho. Tanto que casi no puede ver al Barça porque se me nublaba la vista de tanto pensar en ti, de tanto mirarte junto a mí, porque estabas sentadito junto a mí, calladito, haciendo carantoñas porque estabas embobado viendo a tu Barça en la tele.

No se qué tiene ver ahora Sant Jordi, porque quiero hablar de otras cosas, no de Sant Jordi ni del libro ni tan siquiera de la rosa.
Puede que me venga a la cabeza Sant Jordi porque es un día catalán y a ti eso te gustaba, papá, porque casi te prohibieron ser catalán.

Me acordé mucho de ti, papá, viendo jugar al Barça.
Te fuiste hace ya diez años o algo así, papá, y te perdiste estos años del Barça, estos años en los que juega al fútbol en el Barça un poeta que se llama Messi.
Sólo imaginarte viendo jugar a Messi me emociono, papá.
Cómo lo gozarías!!!

Es un tipo como pequeño, como con cierta cara borde, que no hace declaraciones, que celebra sus goles con sus dos índices apuntando al cielo para saludar a su abuela o a su abuelo, no recuerdo, que después dirige su mirada al portero porque ese también es parte del equipo pero no puede abrazarse con él tras un gol porque el cancerbero no puede abandonar la portería, y que después se mira los pies como sorprendido de que con ellos haga poesía.

Un escritor inglés dice que Messi es un perro.
Dice que es un perro porque mira como los perros, con obsesión sana, noble, vital, y Messi tiene mirada de perro porque sólo mira la pelota y su pie izquierdo, porque el resto no le interesa, todo lo demás para él no existe, él sólo quiere y ama la pelota como los niños pequeños, como los niños que juegan con un globo, pero el suyo es un globo que transita por el suelo, por la alfombra verde del Camp Nou, papá.
Papá, cómo me gustaría verte con aquella cara que le diste a mi hermano, esa cara que hace carotas delante de la tele, sorprendido, fascinado por cómo la toca el argentino que ya es catalán aunque no lo hable ni lo hablará pero que a nosotros nos da lo mismo porque somos tierra de acogida, por como gambetea que es término más argentino, por cómo le da con rosca, por cómo celebra sus goles que son manantial de felicidad culé, por cómo saluda al cielo como yo lo hago cuando me acuerdo de ti y me da por saludarte.

Papá, cómo me gustaría verte delante de la tele viendo jugar al Barça y viendo cómo Messi hace slaloms con una pelota pegada a su pie y después toda la afición se pone las manos en la cabeza como diciendo que eso no es posible, ¡pero que ha fotut aquest nano!, que lo ha metido con la cabeza  él que es bajito como yo y es en la final de la Copa de Europa y ante un portero holandés de un equipo inglés largo y alto, el equipo y el portero. Pero él la metió con la cabeza en un salto de ángel con las alas en llamas.
¡Cómo gozarías, papá!
Llorarías de emoción viendo jugar al poeta de la pelota, tú que cerraste Les Corts y abriste el Camp Nou. Tú que me hablabas de Kubala y se te caía la baba y me decías que nunca verías, ni yo tampoco, un jugador así.

Pues te equivocaste, papá, porque yo lo he visto, y no sabes cómo sufro porque tú no puedes verlo.
Cada vez que Messi marca un gol y sus índices señalan al cielo, yo me acuerdo de ti, papá.
Ayer Iniesta se disfrazó de Messi y contra el Paris S.Germain hizo una obra de arte, papá !!!

Mañana es Sant Jordi.
Ya se que le regalarás una rosa del cielo a mamá.
Y un beso en uno de los pétalos de tu rosa encarnada será mi beso a mamá.
Encarnada.

Abril es un mes bonito, papá.
En abril celebramos nuestro santo, papá, en abril nacieron mis dos hijos, en abril nació una nieta que lleva el nombre de su abuela que era la compañera de todos los abriles y de todos los meses de mi vida, abril rima con Cabrils que es el pueblo de mis amores y de mis renuncias, en abril compré la casa que ahora me acoge en la Cerdanya, abril, abril tiene una sonoridad excepcional, suena como el canto de un pájaro que aletea las mañanas,  abril, abril, abril,…

martes, 21 de abril de 2015

Verdad y mentira.

 
Le escribí una larga carta
para decirle la verdad,
lo que sentía,
que la amaba
y que la vida sin ella no entendía.

No tuve respuesta.

Al día siguiente me había olvidado,
de la carta y de la princesa.

Todo es mentira.

lunes, 20 de abril de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.

“Mi religión soy yo mismo, y a través de mi quiero llegar a los demás para ayudarles”.

Un japonés después del tsunami de 2011.


Yo, que me declaro agnóstico, que me declaro enamorado del ser humano, que amo con toda la intensidad de la que soy capaz, quiero dedicaros a todos vosotros que sois mis hijos y vuestras compañeras y mis nietas, que sois mi hermano y mis hermanas, que sois mis cuñadas y cuñados, que sois mis sobrinos y mis sobrinas, que sois mis amigas y mis amigos, que sois todos MI FAMILIA, quiero dedicaros estas palabras de ese japonés desconocido y, además,  quiero hacer mención especial de una  amiga, de la que sólo mencionaré sus iniciales, KvK, que actúa y camina por la vida como dijo otro desconocido:
“Un amigo viene a tiempo, los demás cuando tienen tiempo”.

Buena semana de Sant Jordi, del Libro y de la Rosa, para todos!!!

Paco Riera

domingo, 19 de abril de 2015

Relámpago mental desmantelado XVIII y/o sentimientos en movimiento.

 
¿Se puede tener deseos de estar resfriado, de coger una gripe y ponerte enfermo?
Pues yo hoy tenía ganas, y en mi mirador del bar llovía, pero me he quedado sentado en la terraza mientras la lluvia me invadía, a ver si así me daba una galipandria.

Y han empezado los relámpagos entre mis orejas, allí donde dicen que está la memoria, y me decían en susurros de recuerdos los que saben de sentires que los sentimientos evolucionan y que yo no me entero o hago como que no me entero.

Será que sí, pensaba yo bajo el aguacero y la mirada de los que se refugiaban de la lluvia y sorprendidos me observaban, pero como que parece que los míos son bastante estables voy a ver cómo lo hago para que evolucionen.
Me pongo a pensar seriamente en ello, pero creo que empiezo mal, porque no se si quiero que evolucionen o que se revolucionen, no se si quiero que vayan para atrás o para adelante.

¡Entonces, mientras me mojo, pienso que me estoy  liando!

¿ Y si me quedo quieto y que mis sentimientos ni evolucionen ni se revolucionen y que sean lo que ellos quieran ?
Pues sí, y por ello abandono la idea de la evolución de los sentimientos. Mientras la lluvia me sigue calando la piel y los huesos y todo lo demás.
Mejor así.

No se si me he constipado, que es lo que quería para así refugiarme en la cama y cobijar mi soledad, pero llevo toda la tarde helado, con la humedad habitando todo mi cuerpo y ese es el peor de los fríos.

La trucha.


Esta mañana he ido a pasear al río.

No pensaba nada. Sólo quería caminar y eso es lo que dominaba mis pensamientos.
Me he detenido para ver bajar el agua abundante del deshielo que ya ha comenzado y eso embravece el río y el río se pone salvaje y bonito bonito de verdad.

Me tendí junto al río para contemplar nubes y cielos y de pronto una trucha ha saltado de las aguas y se ha tendido junto a mí en el verde césped que crece junto al río.
La he mirado y me ha parecido que su boqueo era triste, y se lo he preguntado.
Me ha respondido que sí, que estaba triste porque las aguas dulces no son tan abiertas como las saladas y que ella quisiera conocer el mar y esa incapacidad suya para poder nadar por el mar la hace mal vivir.

Yo me he puesto dulce como el agua del río y sabio y filosófico y le comenté que lo que tenía que hacer era remontar el río resbalando sobre los helechos de las rocas y saltando con alegría y ganas de vivir sin tristeza porque encontraría un trucho y sería feliz y formaría familia y tendrían truchitos y truchitas y sería muy feliz y que se dejase de aguas saladas y que fuese feliz feliz  en su natural condición.

La trucha pareció sentirse satisfecha con mis reflexiones y de un salto se lanzó al agua del río con una sonrisa en su boquear y un aplauso en sus agallas y me lanzó un guiño agradecido con un parpadeo de sus manchitas rojas como semáforos de los costados, mientras yo mascullaba un vete a la mierda estúpida trucha, trucha insatisfecha y tonta, que yo tengo mis problemas y no se ni por qué me ha dado por sugerirte lo que tienes que hacer con los tuyos cuando yo no se ni qué hacer con los míos.
E inmediatamente pensé, en mi ataque de ira y rabia incontrolada, a lo peor mientras remontas el río te pesca un dominguero y se te come bien asadita con sus amigos pescadores de otras compañeras tuyas, trucha imbécil e inconformista.

Me volví a casa porque empezaba a llover, porque la trucha me había roto el encanto del río y, además, porque parece que yo y mis pensamientos empezaban a estar mas idiotas de lo habitual.

Cuando llegué a casa me di cuenta de que mi piel estaba llena de escamas de plata y que boqueaba porque me faltaba el aire.

sábado, 18 de abril de 2015

Tiempo del verbo.

 
Amé tanto que al final no se si fue una manifestación del egoísmo y en realidad fue amí.

viernes, 17 de abril de 2015

La incertidumbre.

 
Mi compañera que lo es aunque a los cielos partió decía que todas las cosas al final encuentran su sitio.
Y es cierto.
Mi padre que sigue siendo mi padre aunque un día se fue al cielo decía que soy un culo de mal asiento.
Y es cierto.
Mi madre que lo es y lo será siempre aunque el cielo ya la acogió no decía nada porque sabía que hay silencios que lo dicen todo y palabras que no dicen nada.
Y es cierto.

Me gustaría ser una cosa o un algo para confirmar todavía más a Susan.
A mi edad sigo sin encontrar mi sitio porque mi padre acertó.
Y no consigo callarme porque ya lo hacía mi madre y debo respetarla.

Y entonces,
¿yo, qué digo?
Nada que sea cierto.

jueves, 16 de abril de 2015

Besos desamueblados.

 
En mi último viaje encontré una casa para habitar que me gustaba porque tenía muchas habitaciones llenas de besos, pero resultó que todos estaban desamueblados.

miércoles, 15 de abril de 2015

Otra vez.

 
Otra vez las noches
              de sudores.
Otra vez las albas
               de dagas.
Otra vez los amaneceres
              de padeceres.
Otra vez los despertares
              de ansiedades.

¡Otra vez los ladrones
               de ilusiones!

martes, 14 de abril de 2015

Crónica de El Grito de la Lechuza.

 
La Lechuza me convoca a la rama de su árbol hoy, 14 de abril de 2015, que es el Día de la República. Me dice que por nada en especial, que sólo por recordar un poco.

Y me dice que tiene las plumas erizadas como si le hubiese dado una descarga eléctrica de todas las centrales de idem de la piel de toro y olé.

Me explica que pasaba el fin de semana, el pasado claro, tranquilamente en su rama, cuando se le ocurrió conectarse a la “caja tonta” y se encontró con los más tontos del todo. Me ruega encarecidamente que deje constancia que no desea insultar, ni a la TV ni al que ahora citará (y a todos los que le escuchaban y aplaudían cuales palmeros ignorantes), pero es que lo que ahora me explica y yo relato en esta Crónica hay para darse con no uno sino una docena y media, por lo menos, de cantos en los dientes.

Estaba Mariano Rajoy clausurando ese fin de semana citado la Convención de su Partido en donde presentaron los populares su programa para las elecciones autonómicas, municipales y generales del curso actual. Y el Presidente del Gobierno de España arengaba a los suyos a recuperar los votos que lograron hace cuatro años (¡vaya cuatro años de desierto de ideas!) manifestando a voz en grito, vamos, declamando que dirían los clásicos y queda más fino tratándose de quien se trata, que detrás de los populistas y los demagogos y otros ismos y gogos más que campan por España están los SERES HUMANOS NORMALES que son en los que confía él y su Partido para ganar las elecciones.

Sí, sí, no se equivocó al escuchar al gallego la paloma (perdón, la Lechuza): dijo textualmente los SERES HUMANOS NORMALES !!!

Dicho de otra manera más explícita: los del PSOE, los de IU, los del PNV, los de CiU, PODEMOS, CIUTADANS, según el parecer de Mariano Rajoy no son seres humanos normales.
Vamos, concretando que es gerundio: si usted tampoco es votante del P.P., usted no es un SER HUMANO NORMAL.

Y por la pasiva: si los afiliados y/o votantes de los partidos mencionados (y otros que seguro olvido en el tintero) y usted mismo, caso de no votar a Don Mariano, serán otra cosa pero no son seres humanos normales.

¿Tal vez son toda esa gente y usted mismo seres humanos anormales, subnormales, paranormales,…?

Abreviando, que es gerundio.
Pensándolo bien, mi apreciado Presidente del Gobierno de España, yo declaro solemne y públicamente, aquí y ahora,  que deseo ser un ser humano anormal, subnormal, paranormal o lo que a usted más le guste, porque lo último que quisiera o quisiese es ser un ser humano normal como usted parece contemplarse asimismo y a los suyos.

Por todos los dioses habidos, por haber y por inventar: yo no quiero ser un ser humano normal como Usted, como Cospedal, como Esperanza Aguirre, como Ruiz Gallardón, como los valencianos y los baleares gobernantes del P.P., como Fernández Díaz,… y si me apura y sobre todo, no quiero parecerme ni en lo más mínimo a ese que llaman WERT, por mucho que este sea el campeón de los seres humanos normales, porque creo que tiene derecho y se ha ganado a pulso el título.
Por dios, qué horror!!! Antes muerto que ser un ser humano normal a su imagen y semejanza !!!

Conclusión.
Este es el máximo axioma del Partido Popular y su programa de gobierno y su razón de ser: SI NO ERES COMO NOSOTROS, ERES UN ANORMAL !!!

Como decía otro Cronista de la misma cuerda, “así son las cosas y así se las hemos contado”.

El Cronista de la Lechuza
P.D.: En fecha tan señalada como hoy, 14 de abril, se casaron mis padres. Aquí queda dicho y escrito.

Ejército de hormigas.

 
Me instalé en una mesa del rincón de una terraza ya que mi objetivo era avanzar con cierta rapidez en la lectura de “La escoba del sistema” de David Foster Wallace, así que no pensaba dedicarme a la observación indisciplinada de cuanto por aquellos territorios se moviese.
Además, en los últimos días me está costando mucho concentrarme porque tengo la mente puesta en otros lugares y en una persona que ha sufrido el síndrome del agotamiento que conlleva el soportarme casi a diario a través de guatsaps y correos electrónicos y llamadas telefónicas y envíos postales ordinarios, y creo que antes de sufrir un ataque colérico y eliminar por exterminación compulsiva sus uñas me ha enviado a que me de el aire y me refresque un poco.

No acabo de leer ni la primera página del capítulo 16 de la novela de Wallace cuando observo que una diminuta hormiga algo peludita de patas y de un color como del marrón del café con leche corto de café se dirige hacia mí no sé con qué intenciones.
Con un gesto rápido como de palanca de mis dedos índice y pulgar acierto de pleno en la hormiga con la punta del índice y la envío vaya a saber usted dónde.
Cuando vuelvo a fijar la vista en la página 367 del libro me dio cuenta de que sobre la mesa hay como cuatro o cinco hormiguitas iguales a la anterior, por lo que cierro el libro y con la  misma mano diestra y el mismo movimiento anterior las expulso a todas de mi mesa de lectura, en la que ahora ya me espera una caña espumosa y fría.
Y antes de que la última caiga sigo con los ojos su recorrido volante y veo que cae al suelo, a unos 90 cms. aproximadamente del sobre de mi mesa, y prosigue con su caminar ágil y rápido por el suelo de la terraza.
Pensé entonces, tal vez por influencia de D.F.Wallace que en su día se suicidó, qué si una hormiga desea suicidarse porque por ejemplo se ha cansado de circular por la vida en fila india, cómo lo hará, porque es evidente que lanzándose desde una mesa no es el mejor sistema para lograr el objetivo de quitarse la vida.
Por si ha sido una casualidad, lanzo contra el suelo a media docena más de las hormigas color marrón y peluditas, y todas actúan de la misma manera: como si el accidente no fuese con ellas, prosiguen su deambular buscándose el culo las unas a las otras para componer su fila india proverbial.

Entonces se me ocurrió pensar que tal vez es un problema de distancia, que cayendo de lugares más altos es posible que fallezcan, por lo que empecé a lanzarlas desde una planta de las llamadas “cuernos de ciervo” que colgaba desde el techo sobre mi cabeza y en la vertical de la mesa, pero tampoco sucedía nada que las dañase a pesar de que la altura ya era de unos dos metros.
Junto a mí ví una estufa apagada de esas de gas que colocan en las terrazas en inverno cuando hace frío, por lo que se me ocurrió empezar a tirarlas desde la copa de la estufa, que tiene forma de seta, y después, casi sin darme cuenta, me subí de pie en la mesa para tirarlas desde una de las vigas de madera del techo, y entonces fue cuando la dueña del establecimiento me llamó la atención con amabilidad diciéndome que estaba llamando la atención de toda la terraza.

Me bajé de la mesa disimulando con una sonrisa algo babosa porque el ejercicio y la contemplación del caer al suelo de las hormigas me había dejado la boca abierta, y me senté en la silla pensando en olvidar el tema del suicidio de las hormigas y hacer lo que originalmente pretendía, progresar en la lectura de  “La escoba del sistema”.

Pero de repente caí en la cuenta de que sobre mi mesa no había ninguna hormiga, todas habían desaparecido, por lo que me puse  a buscarlas por los alrededores pero sin moverme de mi silla, mientras mi cabeza le daba vueltas a la posibilidad de que entre ellas existiese una comunicación cósmica y se hubiesen transmitido el mensaje de que en la terraza había un depravado que las estaba intentando aniquilar suicidándolas, ya que ellas no disponen de esa capacidad tan propia de los humanos y algún que otro animal que con la evolución ha degenerado, con el sistema de lanzarlas al vacío para que caigan contra el asfalto desde muchas y diversas posiciones.

Y, de repente, aparecieron como por arte de birlibirloque centenares de hormigas sobre mi mesa, avanzando con diligencia y dispuestas en formación militar, perfectamente ordenadas, y mis ojos adquirieron el tamaño de los platos cuando comprobé que una de mayor tamaño que montaba sobre otra compañera (era evidente que la primera sufría del trastorno del General y la segunda del síndrome del Caballo) estaba al frente del batallón y parecía estar a punto de gritar ¡AL ATAQUE!, por lo que me levanté de un salto, derramé la cerveza, se rompió el vaso de cristal, y salí corriendo despavoridamente de la terraza.

Me pareció oír a lo lejos la voz de alguien que decía algo parecido a “¡La cervezaaaa! No la ha pagadooooo…. Está majara ese….”.

Hoy, con más calma, y a una hora en la que haya poca gente para que nadie me reconozca, volveré a la terraza y pagaré mi consumición y el vaso si es necesario, no si antes comprobar minuciosamente que no haya hormigas soldados, ni hormigas general ni hormigas caballo por los alrededores.

lunes, 13 de abril de 2015

Píldora de la luna de los lunes.

 
Píldora de la luna de los lunes.
Cavilaciones, reflexiones e introspecciones.


“El arte necesita o soledad, o miseria o pasión. Es una flor de roca que requiere el viento áspero y el terreno duro”.

Alexandre Dumas (padre)
1802 – 1870.
Escritor, novelista y dramaturgo.


Debe ser la primavera, pero tengo unos días en que la soledad me vuelve a invadir, y siempre viene acompañada de ansiedad, angustia, desgana y algunas nauseas que se me instalan en la boca del estómago.

Si eso me sirve para que el arte también tome aposento en mi ser,              ¡¡¡ bienvenida sea la soledad !!!

Paco Riera

domingo, 12 de abril de 2015

Sin Título (Prosa Poética cromática inacabada).


Leyó mi prosa poética cromática
y una casualidad que escribí la trajo hasta mí.
Primero desde la distancia,
después con la presencia.

La conocí una noche de fogones de cenas de humos de guisados,
ruido de cacerolas y sartenes y exigencias de cocineros,
mientras nosotros empezábamos los rituales de las aproximaciones.

Y el preámbulo fue el calor de las conversaciones
antes del sofoco de roces blancos y de besos rojos en la negra noche
del piso de mi pueblo que no lo es porque es un barrio,
pero que a mí me gusta porque huele como un pueblo.

Descubrí una piel de porcelana castellana
y unos ojos tristes de intensa mirada
y mientras ella me decía que eran estigma de familia,
descubrí unos dientes de nata y espuma
que amistaban con una sonrisa de fresa y azúcar.

Le pedí disculpas por mis amatorias distraídas
y dulce como la fruta madura susurró
que mis miradas furtivas de súplica a una fotografía
ella las amaba y entendía y que a mí alma comprendía.

Le pedí con mi alma acrobática que me deleitaba
en constantes  saltos de alegría
durante muchas y largas semanas no vivida,
que de mí no se enamorase y sí se hartase,
porque yo creía que mis alas para amar a una hembra
se habían quebrado con la muerte de mi compañera.

La casa entera respiraba el perfume de la rosa mosqueta,
la flor de nuestros juegos de flores amarillas
que yo en la adivinanza no acertaba ni descubría
y que a ella la risa blanca y divertida le traía.

Fue un amanecer de perfumes de risas compartidas,
de embriaguez de olores de cuerpos ovillados,
de sentimientos saciados y de percepciones palpadas
en permanentes carnes de contacto tumefactas,
de almas adormecidas y relajadas en albas ansiadas,
porque los dos nos habíamos sentido amados
y el ser de uno había transitado por las ásperas soledades
de los amores abandonados,
y el del otro por momentos había logrado el olvido
de la desalmada muerte de la mujer amada.


La ribereña volvió a sus tierras de lluvias y soledades
y yo permanecí en el barrio de todas mis edades
suspirando recuerdos de aromas íntimos y verdades,
mientras descubría que el amor de nuevo me había invadido
y alcanzaba las profundidades que habitaba la carcoma
y la podredumbre del dolor candente de la brasa asfixiada.

… … … … … … … … … … … … … … … … … … … …

Pero ya no puedo proseguir en esta búsqueda de las palabras
que destila mi alma ahora congelada,
porque a la boca de mi estómago regresa la angustia y la ansiedad
y ellas me obligan a una respiración profunda y pausada,
y retornan a mis ojos lágrimas secas y duras como el mineral
y me lastiman el iris y la córnea
y los párpados y las mejillas
y los labios y la lengua que las recoge,
y algunas alcanzan el cuello y el pecho en su deslizarse de araña
al superar la barrera de dedos y manos y puños y antebrazos
que quieren frenar el aguacero de mi ser animal.

¡ Tal vez sea el momento en que los silencios
dicen más que miles de palabras !

Y aparecen como puñales de cuchilla hiriente
viajes presumidos y no viajados,
viajes a las tierras de olivos de aceite picual y de aceite verde,
y a las segovianas tierras de pinturas de la colección de la que partió,
collarines de oro rechazados y de plata diseñados y aceptados,
perlas negras sobre tierras fértiles de cenizas de alas de ángel quebradas,
cartas decoradas con mensajes para arrancar sonrisas y los buenos días,
restaurantes para tomar asiento cara frente a cara y observarnos
con risas espontáneas y gozar de nuestras propias vanidades,
rutas gastronómicas de frivolidades de amores de amantes,
caminatas por la nieve de las montañas que me cobijan en mi destierro escogido,
juegos de magia de camisetas pintadas para el hijo amado,
flores por sus cumpleaños y flores cada día,
buenos días y buenas noches para mitigar la distancia,
te quieros silenciosos cantados con el ardor y la fuerza del ausente,
preguntas de ¿me quieres? y respuestas de ¿lo dudas?,
tactos de porcelana y contactos de cosquillas prohibidas,…
todo, todo, todo,
preludio del florecer del dolor de esta primavera de triste inicio.

Pero mi alma desea
y yo se lo impongo por la fuerza
que me da el carácter y la sensibilidad,
que en este nacimiento de la vida
sólo perviva
todo lo bueno que ya nació en su día,
y a pesar de que su destino era un fusilamiento por enfriamiento
y por la evolución de los sentimientos,
por desidias del gozo,
por incomprensiones del otro,
por escasez del deseo de felicidad,
por incapacidad para la lucha,
y porque la sustancia es
pero también se hace
como se hacen en toneles de roble los vinos añejos,
que sólo eso perviva,
sólo eso pido,
todo lo divino que nos entregamos
y que nuestros cuerpos y almas
lo conserven como fuente del agua viva.

sábado, 11 de abril de 2015

Relámpago mental desmantelado XVII y/o el bostezo.

 
Desde uno de mis miradores (una amiga me dijo que podía utilizar los términos de Desde mi balcón indiscreto y no descarto hacerlo) me dedico a observar la cantidad de bostezos que se pueden producir entre los parroquianos de un bar.
Y en la observación compruebo que los hay que se tapan la boca y los hay que bostezan a carrillo suelto, los hay que intentan apretar las mandíbulas para abrir lo menos posible sus fauces y los hay que te enseñan hasta la partida de nacimiento y otras lindezas de sus muelas y paladares, los hay que incluso los acompañan de ruidos más o menos sonoros y explosivos y los hay que emiten ruiditos agudos y cursis.
Realmente hay bostezos de muchos tipos y condición.

Se me ocurre recordar también en mi divagación sobre los bostezos que en nuestra cultura es signo de buena educación taparse la boca y esconder el bostezo, y no sé explicarme si es porque demostrar aburrimiento, hastío o cansancio, que suelen ser tres causas provocadoras del bostezo, es signo de mala educación.
En consecuencia me hago un lío mental que complico más cuando recuerdo que si hoy, día en el que mi nieta Susana cumple cuatro añitos, yo tuviese que explicarle a la niña que debe taparse la boca al bostezar para demostrar que está bien educada, no sabría cómo hacerlo ni qué decirle para ser convincente.

Pienso que podría decirle que debe taparse la boca para no tragarse una Señora Mariposa de Madagascar que está de viaje por el África Central, que es lo que le ocurrió al Señor Elefante, pero es posible que la chiquita no recuerde ese cuento que escribí y que lleva por título “El Elefante que de una Mariposa se enamoró”, así que esta explicación no me sirve.
Y sigo liándome en mis diatribas, porque de repente pienso en algo que me gusta como explicación, pero que impide que se tape la boca, y ello lleva implícito el que mi nietecita sea considerada una maleducada: le podría decir que el bostezo no es más que el mecanismo que incorpora nuestro cerebro para recordarnos cuando toca, y suele tocar cada día, porque cada día bostezamos, que debemos conservar, mantener y cuidar la capacidad de asombro, y uno se asombra y lo demuestra cuando abre mucho la boca. Es decir, para ser más explicito y claro: no bostezamos cuando abrimos la boca, nos asombramos.

Me gusta esta explicación.
Así que le diré a mi nieta que no esconda el bostezo, porque todo el mundo sabrá, al ver su boca muy abierta, que esta asombrándose, y eso además, lo de asombrarse, es un signo de inteligencia mayúsculo, porque el que se asombra, pregunta e investiga, y en consecuencia, aprende.
Es por ello que he decidido pensar que lo de ser educado amagando el bostezo es una solemne estupidez.

Ahora mismo, entre trago y trago de mi birra, lanzo un bostezo descomunal que provoca que los de la mesa de al lado cuchicheen que soy un tipo muy inteligente. Me parece que dicen eso tapándose la boca, pero no porque ellos bostecen, sino para que yo no les oiga.  Y estoy seguro de que a Susana le encantará saber que su abuelo está considerado un tipo inteligente. Por eso me gusta mucho lo que se dicen bajito los de la mesa de al lado.

Repito bostezo. Más descomunal si cabe, y ahora me sonríen y yo a ellos. Estamos todos asombrados, porque el bostezo muestra otra de sus capacidades, que es la del contagio, y tengo la sensación que todo el bareto bosteza y luego nos miramos y nos reímos y todos nos creemos muy inteligentes y eso, todo eso, pues es bonito.

viernes, 10 de abril de 2015

Una meta a la que no quería llegar.

 
Me dijo una noche, tal vez algunas veces más y yo no me enteraba, que sufría porque iba un paso por detrás de mí.
Y en realidad era yo el que sufría, porque no era uno, si no mil pasos los que yo le llevaba de delantera.

Y cada segundo que pasaba se retrasaba más y más.

Cuando llegué a una meta a la que no quería llegar nunca porque corría una carrera que jamás pensé en correr, ya no se la divisaba detrás de mí, porque debía de estar muchos pasos por detrás, pero después alguien me dijo que había abandonado la carrera.

domingo, 5 de abril de 2015

Relámpago mental desmantelado XVI.

 
Me cruzaba mensajes electrónicos de Felices Pascuas con mi hermana menor cuando apareció el relámpago.
Me decía ella que sentía nostalgia de la fiesta familiar del día de Pascua, ya desaparecida porque desaparecieron los que la organizaban y nos reunión y unían.

Me decía mi hermana que la carencia de esta Fiesta le rompe el corazón.
Yo le contesté que yo ya lo tengo roto, que se me rompe a cachitos, y siempre uno de ellos se pierde en ocasiones en que desaparecen aquellos a los que amo, pero que queda suficiente corazón para vivir porque yo creo en el amor y creo que el amor lo puede todo.
Ella me responde diciendo que bueno, que sí, que ella ya sabe que yo creo en el amor, pero qué dónde está, porque si está estará muy escondido.

Una curva cerebral me dice que en los últimos días es la segunda persona que dialoga conmigo sobre mi creencia de que el amor lo puede todo, y de sus propias incapacidades para mantener con firmeza esta creencia.

¿Tan mal está el mundo, nuestro mundo, que hasta tenemos que preguntarnos dónde está el amor, e incluso dudar de que realmente exista?

jueves, 2 de abril de 2015

La anciana gitana y el tiempo.


Hace poco más de seis años me rompía los nudillos pegando puñetazos contra las paredes porque mi mujer había fallecido, y yo me sentía solo y desamparado.

Hoy llevo todo el día gimiendo porque una mujer a la que conocí hace poco más de dos años, ¿o será menos tiempo?, me ha dicho que me quiere mucho, pero no como una mujer quiere a un hombre, que ahora está desganada y que se le ha enfriado lo que sea y no sabe por qué. Que le gustaría seguir siendo mi amiga, pero como las de antes, o sea, sin contacto ni contagio sentimental.
Y yo, que soy un tibio, llevo todo el día llorando y empiezo a golpear de nuevo las paredes y las puertas, y mis nudillos ya se han enrojecido.
Y sé que debo parar, porque las cosas acostumbran a ser irreversibles, aunque yo no me lo creo y por eso me equivoco una y otra vez, y lo repito de nuevo hasta casi enloquecer.
Y mientras me desgañito a llantos pienso en qué regalo le gustaría, en qué joya le compro o le diseño, cuando ni se las pone porque no le gustan, en qué frase le diré mañana por la mañana, cuando ella vaya hacia su Instituto que no le gusta en exceso, para que tenga un día feliz, mientras yo seguiré matándome a pensamientos del por qué de mi desgracia, del por qué de mi incapacidad para enamorar a una hembra que merezca la pena.

Llevo tres días drogándome con somníferos porque es la única forma en la que no lloro porque me duermo y además el tiempo así pasa más deprisa y como que cuando pasa el tiempo todo se olvida  porque no hay consciencia pienso que igual me ayuda.
Pero ahora me duele el estómago un montón, y entonces consumo la mierda esa del omeprazol y luego me encuentro mal y estoy mareado y tengo nauseas, y mientras me dan arcadas arranco a llorar otra vez y parezco imbécil y pienso que si ella me viese sería mucho peor porque se daría cuenta de mi necedad y de mi fragilidad y entonces habría ya perdido toda oportunidad, oportunidad que por otra parte no se si existe pero que yo me aferro a ella pensado que sí existirá, que tal vez sea posible, y puede que no lo sea, porque ella es de tierras firmes y no conoce que el mar a veces se calma y otras es como una bestia bravía, pero yo sí lo conozco porque soy mediterráneo y así me va.
Así me va de mal, de mal en peor, quiero decir.

Se me ha instalado en el cuerpo una tristeza descomunal. Y eso es malo, hasta para mi espalda. Me cuesta caminar, levantarme, me cuesta desplazarme. Me cuesta sonreír y decir palabras bonitas a los que las esperan de mí. A los que las esperan porque es costumbre. Porque siempre se las he dicho. Gente desconocida. Dependientes, camareros, charcuteros. Porque así me ven. Siempre dicharachero y contento, simulando alegrías que existen y a veces no. Porque desconocen que lloro casi todos los días, y sobre todo desde que las mujeres de mi vida me abandonan. Ahora estoy anquilosado, aletargado, apelmazado. Estoy como un alma en pena.
Pienso que debo empezar a vigilar el jardín antes de que las malas hierbas lo dominen de nuevo. Que hay que preparar el huerto, cortar el césped, preparar los comedores para los pájaros del cielo, iniciar mi proceso de rehabilitación de la espalda, pintar el pequeño mural que quiero en el comedor de mi casa, mural que es de elefantes y mariposas y ranitas de las que yo quiero porque son princesas del Duero, barnizar ventanas y puertas que están expuestas a nieves y lluvias ceretanas y que deben conservarse, y me canso sólo de pensar en ello, y ello no es de mi condición, por lo que sospecho que algo malo me pasa pero hasta pensarlo me cansa y lo dejo y así estoy, que no me veo.

Ayer fui a lavar la ropa a una lavandería industrial, vamos, de las que tú te lo haces todo, porque no hay dependientes, sólo máquinas que tú alimentas con tus ropas sucias.
Descubrí, la primera vez que fui hace escasa fechas, que el rodar del bombo con la ropa dentro me hipnotizaba, y por ello fui incapaz de abrir el libro que conmigo transportaba.
Hechizado por las vueltas y vueltas y más vueltas de cuatro lavadoras que actuaban de forma rítmica y conjunta mi cerebro empezó también a dar vueltas al estilo de los pensamientos mentales desmantelados, desmantelados porque son desordenados y en muchas ocasiones inacabados, y auque no recuerdo todos mis pensamientos porque mi hechizo lo fue en dos etapas, la del lavado primero y después de la del secado y eso requiere de un intervalo y su consiguiente concentración, en total cuarenta y cuatro minutos, y además de eso mis ensoñaciones fueron interrumpidas al entrar en la lavandería durante la fase del lavado una mujer anciana de raza gitana, sí puedo transcribir aquellos que más marearon con sus vueltas mi mente:

¿Se me olvido cómo besar a una mujer? ¿Desaprendí cómo amar una mujer bella?
¿Soy un animal de una sola mujer? ¿Por qué se me quebró esta ilusión en un plazo de tiempo tan breve? ¿Por qué este amor ha sido tan próximo al óxido? ¿No lo he sabido lustrar, alimentar, mantener, ilusionar, regenerar? ¿Por qué mis alegrías son efímeras? ¿Por qué hasta las mayores alegrías dejan un poso de tristeza? ¿Será verdad que en toda experiencia siempre hay un sentimiento de carencia?

Nunca pensé que sería fácil, pero tampoco tan frágil.

En un momento en el que me desconcentré del rodar del bombo abrí el periódico en una página al azar, y fui a dar con la noticia que explicaba la inauguración del Monumento a la Ilusiones Perdidas creado por Toni Batllori. La cabeza se me fue a Balzac y del francés a mis ojos que se nublaban con esa calidez pegajosa que tanto acongoja el espíritu.

Me limpié los ojos frotando con los dorsos de mis manos, y entonces observé que sólo faltaban cinco minutos para que mi lavadora finalizase su función y que la que estaba al lado tenía dos minutos de retraso respecto de la mía. Eso era bueno, porque no se me adelantarían con la secadora.
Al cabo de unos breves minutos miré de nuevo el reloj de mi lavadora y resultó que seguía marcando los mismos cinco minutos de antes y, sin embargo, la de al lado ya me había adelantado porque indicaba que sólo le restaban dos minutos para acabar.

Dirigí mi mirada hacia los ojos de la gitana, le comenté lo que observaba en mi lavadora y, para mi sorpresa, eso me dijo la anciana:
- “Parece que se estropeó la lavadora, como estropeadillo está usted”
Ante mi cara de sorpresa y de cierta confusión, la anciana gitana, con una expresión pícara prosiguió:
- “Le he visto llevarse las manos a la espada en varias ocasiones y su cara refleja dolor físico”.
- “Sí”, respondí. “Me fracturé unas vértebras pero ya casi estoy restablecido”.


Y la anciana gitana me soltó a bocajarro:
- “Pero es que además también parece enfermo del corazón, porque su rostro refleja dolor del alma”.
Sorprendido, le contesté que sí, que algo tocado estaba porque una mujer que adoro me había dicho hacía un par de días que su enamoramiento se lo había llevado no sabía quién, tal vez las constantes lluvias del norte, pero que ya no era amor intenso.

Y la anciana gitana, con una serenidad imperturbable, me respondió:
- “Deje usted pasar el tiempo, que eso lo arregla todo y siempre para bien”.

Le di las gracias, y de inmediato comprobé cómo mi lavadora marcaba ya que sólo restaban cuatro minutos para finalizar el lavado, y al mirar a la gitana ella sonrió y murmuró muy bajito “El tiempo…”

Mientras ella doblaba su ropa ya lavada me senté a su lado con toda la rapidez que pude y le pregunté como un poseso:
- “Señora, ¿el tiempo también me devolverá a mi princesa enamorada de mi amor de nuevo?”

La gitana dejó reposar con languidez la palma de su mano ajada y nervuda y extremadamente limpia en mi pierna, que se agitaba inquieta, y con una infinita sonrisa de sabiduría respondió:
- “El tiempo lo arregla todo, muchacho, y si usted ama, será amado, pero todo en su momento adecuado”.

La besé en su mejilla surcada de profundas y bellas arrugas y tranquilamente se fue tras acabar de recoger su ropa blanca y limpia como las palmas de sus manos.

Se tranquilizó mi espíritu, esperé relajado el final del secado de mi ropa, y pensé con todas mis fuerzas que si es preciso acudiré cada día a la lavandería para ver si la gitana me dice que se cumplió el tiempo y como ella ya sabía, acertó con su profecía.