martes, 28 de enero de 2014

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (VIII).

 
La Lechuza desea empezar disculpándose por este retraso de dos días en la publicación de la Crónica que me encarga redactar cada semana, pero una fuerte tortícolis le invadió todo el fin de semana, impidiéndole girar la cabeza los 360º propios de toda lechuza en buen estado.

Las causas de esa inmovilidad giratoria la Lechuza ya las ha identificado, y serán explicadas a lo largo de esta Crónica.

En la Crónica semanal la Lechuza podría hablar, pero no va a hacerlo, del desembarco del Partido Popular en Barcelona y del supuesto Plan Rajoy para frenar la consulta catalana, plan que ha quedado reducido a un festival de amenazas contra todos los separatistas, independentistas, federalistas, regionalistas, catalanistas,… es decir, amenazas de diversos calibres e intensidades contra todos los que no pertenecen al ¿pensamiento? único de los recalcitrantes populares; o dicho de otra manera, el Gran Mentiroso que responde al gallego nombre de Mariano Rajoy prosigue con sus mentiras, porque al parecer y así los hechos lo demuestran, Plan, lo que se dice Plan, ninguno.

También podría hablar la Lechuza sobre la imputación del Diputado Cañas de Ciutadans por posible fraude fiscal, pero no va a hacerlo, porque resulte cierto o no el fraude, estamos ya tan acostumbrados a estos espectáculos de latrocinio y escarnio público que deja de ser noticia para convertirse en el “pan nuestro de cada día”, y en la Facultad de Periodismo la Lechuza aprendió a discernir entre lo noticiable y un hecho habitual, y que por esa misma consideración no merece la categoría de noticia.

O la Lechuza podría referirse a la progresiva descomposición del otrora gran partido catalán, los socialistas del PSC, pero tampoco lo va a hacer, porque era conocido por todos que los tres díscolos de la formación sufrirían el acoso sigiloso y lento derribo por las huestes del ¿líder? Navarro y sus nuevos palmarios, léase Lucena y otros minusválidos de la alta política.

Podría centrar sus comentarios la Lechuza en ciertas divergencias internas en el PP por la fastuosa Ley del Aborto, ya que hasta el gallego de lengua enrevesada y pastosa comenta en escenarios públicos que hay algunas posiciones divergentes en el seno de su formación, pero no será en esta ocasión referencia de importancia de la Lechuza, ya que duda si la noticia es esa diversidad en el cogollo del pensamiento único o en ese ejercicio de cinismo brutal y apoteósico de Gallardón cuando comenta que tal vez su Ley sea buena para la economía española al frenar el descenso de la tasa de natalidad.
¡Se puede ser cínico, pero estos niveles merecen la creación del Nobel del Cinismo y la candidatura única de Ruiz Gallardón! ¿O debe ser el Nobel de la Estupidez, Memez, Imbecilidad y de la Mamarrrachería Supina vs. Cinismo y otros tributos?
Pero lo dicho: la Lechuza no se referirá, por el momento, a estas cuitas.

Podría disertar también la Lechuza sobre la dimisión de Sandro Rosell, o la separación de la Trierweiler y F. Hollande, porque a pesar de declararse culé empecinada y empedernida no considera que deba prestarse atención a quien abandona el barco por su propia debilidad aumentando así la rumorología cavernaria y mesetaria sobre operaciones económicas fraudulentas en el “més que un Club”, ni tampoco mucho le interesan los asuntos de entrepierna de Hollande por muy Presidente de la Republica Francesa que sea, ya que la Lechuza ama la libertad y en este caso se traduce en que el caballero se acueste con quien la apetezca y ella se lo permita, y a disfrutar que son tres días (¡y ya han pasado dos!).

No, de todo eso no les hablará hoy la Lechuza a través de esta Crónica que me encarga redactar siguiendo su pensamiento y dictamen.

La Lechuza quiere referirse a la causa de su tortícolis, causante, y valga la redundancia, del retraso de 48 horas de la aparición de esta Crónica.
La rigidez de su cuello giratorio se produjo por el asombro y pasmo que le causó comprobar cómo el Gobierno Central y el de la ¿Comunidad? (¡cuanto interrogante enmarcando palabras y conceptos en este artículo!) valenciana clausuraban las señales radiofónicas impidiendo así toda emisión en lengua catalana en el mencionado territorio, privando a muchos valencianos de su ¿Comunidad? de medios de difusión en su propia lengua (ya cerraron TV3, ¿recuerdan?).
La sorpresa, aún a pesar de saber bien de las animaladas de estos ¿señores demócratas? fue tan mayúscula que provocó de inmediato un estado catatónico del cuello de la Lechuza, conocido como tortícolis en el lenguaje popular.
¿Alguien en su pleno sentido común duda de que no se trata más que de un burdo, soez y salvaje ataque a la lengua catalana?
¿Alguien tiene alguna duda de que no es más que una de las múltiples ramificaciones de una campaña orquestada contra todo lo que huele a catalán?
¿Hay quien pueda pensar que esta medida obedece a una política cuya finalidad es consolidar la España de las autonomías que consagra esa Constitución que con tanto ardor defiende esa derecha retrógrada y casposa, o a superar la crisis económica que parece ser es el eje de toda su actividad política, o a apostar por la convivencia y la tolerancia de las diversidades que constituyen la nación española que mencionan con la boca llena cada ve que tienen una oportunidad?

¡Suerte que el Ministro de Hacienda declara que España está superando la crisis gracias a Catalunya!

¡Suerte que no quieren que los catalanes nos marchemos porque nos aprecian y estiman con mucho amor y pasión!

¡Suerte que valoran Catalunya como una de las regiones con mayor productividad, iniciativa, liderazgo y capacidad de integración de España!

¡Porque si fuese lo contrario, que sería de nosotros, catalanes y lechuzos de Catalunya!

Vamos, que la Lechuza no se extiende más porque sólo volver sobre esos hechos acentúa su rigidez en el cuello impidiendo que desarrolle con eficacia la tarea para la que fue creada: observar con  atención todo lo que su cabeza giratoria le permite, con la finalidad, entre otras, de denunciar esos abusos de poder de esas clases de ¿seres? que dice ser los garantes de la convivencias y de la nación española, cuando muchos ya sabemos que son ellos los que rompen las normas básicas de la convivencia entre diferentes y crean las guerras entre pueblos y personas sólo por tener y mantener puntos de vista diferentes, que es exactamente la riqueza de la vida, la vida que ellos impiden con el objetivo de favorecer a las élites y castas a las que pertenecen y defienden a costa de la sangre, si es necesario, y la aniquilación y el sufrimiento de los demás.
La Lechuza es consciente de que en momentos le abruma la épica, pero es que desconoce otras maneras de manifestarse ante tanta barbarie.

Recordaba en la anterior crónica la Lechuza las palabras de Machado: “Una de las dos España ha de helarte el corazón”.

Y de qué manera, amigos lechuzos!!!

viernes, 24 de enero de 2014

Reflexión de El Grito de la Lechuza.


Ayer por la noche la Lechuza agarró por segundo (¿o tercer?) día consecutivo un insomnio como una lechuza, quiero decir como varias lechuzas juntas (por lo grande del insomnio) con todos sus insomnios concentrados en una sola lechuza que es la de nuestra amiga El Grito de la Lechuza, porque de todos es sabido que las lechuzas por la noche sufren de insomnio porque tienen el sueño cambiado como algunos niños y por eso duermen durante el día.

Como que en su tronco ya no sabía que postura adoptar para ver si conciliaba algo, que no el sueño porque repito que por las noches las lechuzas no duermen, optó por buscar algún CD en un agujero que en el tronco central practica un pájaro carpintero amigo que se llama José y que ella reconvirtió en despensa de música para noches de posturas complicadas.

Y encontró el Concierto en el OLYMPIA de París del 2 de diciembre de 1969 del juglar Paco Ibáñez, en el que cantó poemas y letras de grandes poetas españoles, y se dedicó a escucharlo mientras buscaba la postura correcta para pasar la noche rapaz y siempre, como es su costumbre, ojo avizor.
Y esa música y esas letras, sobre todo, le llevaron a una reflexión, o varias. Pero vayamos por partes, para mejor orden de esta exposición y mejor comprensión de los lechuzos lectores.
Transcribo en primer lugar algunas de las letras, conocidas desde hace años pero no siempre recordadas, que llamaron la atención del oído de la Lechuza.

“Cuanto más rico es uno más grande es su valor,
quién no tiene dinero no es de sí señor.
… de verdad hace mentiras,
de mentiras hace verdades.”
Arcipreste de Hita

“Ellos, los vencedores.
Caínes sempiternos,
de todo me arrancaron
me dejan el destierro”.
Luis Cernuda

“Si abrí los ojos para ver el rostro
puro y terrible de mi patria.
Si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra”.
Blas de Otero

“Siento esta noche heridas de muerte las palabras”.
Rafael Albertí

“…
Yo no pienso, pues, hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño.
No, a la gente no gusta que uno tenga su propia fe, no”.
G. Brassens / Paco Ibañez

“La tierra toda, el sol y el mar,
son para aquellos que han sabido
sentarse sobre los demás”.
José Agustín Goytisolo

“Nosotros somos quienes somos.
Basta de Historias y de cuentos!
Allá los muertos.
¡ Que entierren como Dios
manda a sus muertos!”
Gabriel Celaya

“¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”.
Antonio Machado

“Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos…
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo”.
Gabriel Celaya



La Lechuza no encontró la postura, más bien se encontró con mayor impostura e incomodidad.
Porque la reflexión son unas pocas preguntas, y las respuestas debe aportarlas cada uno de los lectores:
¿No suenan de algo estas letras de hace muchos años e interpretadas por el juglar hace … ¡ 45 años ¡?
¿No ha transcurrido el tiempo suficiente como para que la vigencia de la letra de los poemas sea gloriosa historia de la poesía y no rabiosa actualidad?
¿No ha habido evolución en 45 años en este país y las reclamaciones de un juglar exiliado en París podrían repetirse exactamente igual hoy en día?
¿Pero que está pasando y si asa lo que la Lechuza se teme, nadie hace nada para impedirlo?

La Lechuza deja las respuestas a sus fieles y admirados lectores, si bien desea abrir sus alas a un futuro en donde de nuevo la luz de la inteligencia regrese para morar entre nosotros.
Y para ello, recuerda la letra de una de las últimas interpretaciones del juglar y recupera par de citas que la Lechuza cree vienen a colación.

“Las tierras de España, las grandes, las solas,
desiertas llanuras.
Galopa, caballo, galopa,
jinete del pueblo, que la tierra es tuya.
A galopar, a galopar
hasta enterrarlos en el mar”.
Rafael Alberti


Stendhal, y la Lechuza se permite la licencia de modificar la persona de los artículos, en algún lugar dijo: “Dios mío, si existes, apiádate de su alma, si es que tienen”.

Y el poeta griego Constantino Kavafis escribió, cuando en su narración el discípulo en el arte de la escritura le decía al maestro que tras muchos esfuerzos sólo había escrito una frase fuera del común de la gente, que hay muy pocas personas que puedan empadronarse en el país de las ideas, por lo que ya podía sentirse muy satisfecho.

La Lechuza finaliza.
Ojalá dios, si existe (y me temo que no, aunque en este caso la Lechuza casi lo celebra) se apiade de esos a los que cantó Paco Ibáñez y a los que hoy podría cantar lo mismo, ¡45 años después!, y está claro y meridiano que ninguno de ellos podrá jamás empadronarse en el País de las Ideas (y no es preciso explicar por qué).

Pero la esperanza reside en saber que otros vendrán que sí podrán.

Y ahora, a buscar vuestras respuestas, amigos y queridos Lechuzos !!!

miércoles, 22 de enero de 2014

Lluvia, besos, desasosiego y sabotaje.


Atardecer lluvioso en Barcelona.
Lluvia morosa en el barrio alto en el que resido.

Me cobijo al calor de la espuma fría de una cerveza y en los tersos pechos morenos de la cálida camarera que me ofrece boquerones mientras mi cerebro se enmaraña entre las frases de besos rusos y otros que son de espera paciente de sapos que son sapiencia. También de besos que son cortos porque son de mera coincidencia de labios y otros que son de sal porque son de sirena.

No decido si Pessoa y el desasosiego o Nothomb y sabotajes amorosos porque el agua mansa de la lluvia o tal vez los pechos nómadas y desbocados que regalan cerveza me trasladan a mis jóvenes noches de espejo de luna de agosto de hogueras de arena tibia y de “cremat”, olor de café y ron y canela de muchachas de piel del color del oro y de la arena empapada del salitre de la orilla y adolescentes al acecho.

Anocheceres de sal y arena y agua salada de mar para labrar amores de relámpago sofocados en las olas frías del mar de la canícula.
Amores de palabras oídas y no aprendidas y que deshacen risas apagadas y algún que otro llanto silenciado por labios arrumacados y guitarras de los que aman su rasgueo solidario para entregar cobijo a las parejas de galopeo solitario.

Amaneceres de humedad y relente y brasas y cenizas mortecinas y vellos erizados y miradas de vergüenza y despedidas para el regreso furtivo a sueños arropados de sol y calima y efluvios y olores de recuerdos de sudaciones y nostalgias.

Sigue la lluvia perezosa y lenta y la camarera distrae mi ensimismamiento colmando otro vaso de espuma de cerveza acompañado de un beso sigiloso y escondido que me devuelve a la maraña y el barullo de los besos de mi mente peregrina mientras decido si la lluvia es de desasosiego o de amores saboteados.

domingo, 19 de enero de 2014

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (VII).

 
Este pasado viernes murió un SOLDADO!!!
Y esta Lechuza lo escribe con mayúsculas.
Porque era un hombre de verdad, con creencias, con convencimientos, con convicciones, que gustarán más o menos, con las que se puede estar de acuerdo o no, pero con las convicciones que no tienen ahora mismo ni uno solo de los políticos que nos gobiernan. Ni aquí, ni en todo el mundo.
Recibió tres órdenes: dificultar el desembarco del enemigo, no suicidarse y no rendirse jamás. Y lo hizo.

Murió un soldado japonés que durante treinta años se quedó en la selva filipina porque no quería o no sabía reconocer o no se enteró, simplemente, del fin de la guerra.
Y cuando treinta años después su superior le dijo que depusiese las armas pues la guerra había terminado hacía ya mucho tiempo, las depuso y sólo pronunció dos orgullosas  palabras: Cumplo órdenes.
Todos opinan que este tipo estaba loco.
Menos su pueblo, que lo acabó recibiendo como a un héroe.
Y así lo reconoció cuando volvió desde Brasil al ser informado de que un adolescente había matado con un bate de béisbol a sus padres por la presión del acceso a la Universidad.
Volvió para instruir a los jóvenes a ser fuertes ante las dificultades.

Esta Lechuza también opina que no eras ningún loco.
Creo que es, eras, Soldado, un héroe. Un ejemplo de firmeza y lucha ante las adversidades. Un hombre auténtico, con convicciones, y eso que las tuyas no son las mías, porque no gusto de lo militar, pero celebro saber de ti y de tu ejemplo.

Y ahora pienso lechuzamente en los Rajoy, las Saénz de Santamaría, las Sánchez Camacho y los Fernández Díaz, con todos sus apellidos porque por sí mismos y sus maneras y actuaciones políticas no son nadie, los Rubalcaba y Zapatero y Gallardón que ni siquiera utilizan su apellido paterno porque les debe dar vergüenza, los Durán i Lleida, los Roca i Junyent, los Herrera y Rivera… que son los que medran en la política y con sus falsedades nos roban, estafan y engañan.

Y también pienso en la niña del pelo rojo de Chesterton, y en los piojos de los barrios pobres del Londres de su época y en esa Ley médica que decía que para que no tuviesen esos horrendos piojos se les debía rasurar la cabellera. Nunca aquellos médicos pensaron en eliminar los piojos y sí en afeitar el pelo de los niños y las niñas pobres. Es como decir que si en un suburbio hay hambre, eliminemos el suburbio y luego ya trataremos el hambre.

Chesterton pensaba, en su libro “Lo que está mal en el mundo”, en buscar un punto de partida para iniciar un nuevo orden social.
Y decía que si los terratenientes, sus leyes y la ciencia a ello se oponían, pues había que eliminarlos a ellos, pero nunca el pelo rojo de una golfilla porque con sólo un pelo rojo de ella prendería fuego a toda la civilización moderna.

Esta Lechuza se apunta y suscribe sus palabras!!!
Si debemos eliminar (democráticamente, por supuesto) a los políticos que nos gobiernan, pues lo hacemos y construimos otro orden social en donde, para empezar, el reparto de la riqueza sea más equitativo, y luego que vuelvan de nuevo los valores de la solidaridad, el afecto entre los pueblos y sobre todo el amor y la tolerancia entre nosotros.

Finalizo esta Crónica semanal contigo, Soldado.
Tú tenías creencias y convicciones. Y las llevaste contigo hasta el final.
Descansa en paz, Teniente Hiroo Onoda!!!
Descansa en paz y muestra tu ejemplo desde esos cielos azules que ya te acogen, tú que fuiste eterno amigo y servidor del rojo fuego de un corazón de oro.
Algunos nos enseñáis a luchar. Algunos nos gritáis que en esta vida hay gente que merece la pena. Y yo quiero, necesito oír y atender vuestras voces, Teniente Onoda.

Una queridísima amiga me dice a menudo que de mí surge en ocasiones excesiva tragicomedia. No estoy de acuerdo con ella. Pero respeto su punto de vista porque es su opinión y está en su derecho a decírmelo, entre otras cosas porque sé que lo hace porque me quiere. Pero sí reconozco que hoy duerme la tragicomedia y sin embargo brotó la épica.

Tu lección, Teniente, tus palabras, Chesterton, nos acompañarán a algunos que todavía soñamos con que otro mundo mejor es posible, como esta Lechuza romántica.

jueves, 16 de enero de 2014

Gracias, Marina.

 
Ayer una política me causó emoción.
Hacía mucho tiempo que no me emocionaba ningún discurso político.
Ayer Marina Geli me llegó al alma.
Marina ha votado en contra de las directrices de su partido, el PSC.
Y luego ha dado sus explicaciones.
Estas no me importan.
He visto una persona que no ha arrancado a llorar de milagro.
He visto a una política que quiere a su pueblo. A su partido. He visto una persona destrozada pero consecuente.
Yo sí me he puesto  a llorar. Marina.
Tú has aguantado. Yo, sólo en mi casa, no he podido.
Porque me has emocionado. Tu silencio, tu comparecencia ante los medios me ha tocado el alma.
Todos los políticos parecen unos desalmados. Tu tienes alma, y hoy la tuya y la mía se han visto un rato.
Tú haces que recupere una cierta fe en los políticos.
Esa fe que había perdido totalmente.
Ya sé que eráis tres, los disidentes de ese partido socialista catalán sin rumbo alguno, pero tú eres la que me has cautivado.Tu sufrimiento, que te rebasaba y te supuraba. Pero has aguantado, valiente, serena, disconforme pero conforme con lo que piensas. Conforme con tu pueblo.
Tu sufrimiento me ha secuestrado.
Hoy creo un poco mas que ayer en que algunos políticos tenéis la vocación de servir a los demás, y en tu caso a tu pueblo, que es Catalunya.
Gracias, Marina.

domingo, 12 de enero de 2014

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (VI).


Esta semana la Lechuza decidió dedicar su mirada incisiva y penetrante (¡curiosa palabra, compuesta de pene y la contracción de entrante!) a realizar una lectura rápida y ágil de los rotativos de mayor difusión en su zona natural, Barcelona, Catalunya, Europa (va, vale, España también, hasta que el gallego fuerce la marcha de los catalanes).

Lunes, 6 de enero.
Pequeña tregua. Es día de Reyes, de los Magos, no de los otros. Por tanto, magia, ilusión y solidaridad, a pesar de que Juguetes Monforte, 173 años de vida, junto a Santa María del Pi, cierra a causa de la nueva Ley de los alquileres de renta antigua. Lástima.
También llega la primera muerte por violencia de género en Vilanova i la Geltrú. ¡Qué lacra de nuestra sociedad, por dios, o por los Reyes… Magos!!!

Martes, 7 de enero.
Mas SACYR y más Panamá. La CNMV expedienta a Loureda, antiguo Presidente de la constructora, por “abuso de mercado”: vendió acciones de la compañía días antes del escándalo de Panamá. Unos 600.000€ de beneficio.

Miércoles, 8 de enero.
Nueva imputación de la Infanta Cristina. Delito fiscal y blanqueo de dinero.
Rabel Blasco, exConseller valenciano y Jefe del PP en las Cortes Valencianas, desvió dinero de ayudas al Tercer Mundo. Sí, lo que leen, lectores de El Grito de la Lechuza: del Tercer Mundo.
El fiscal lo imputa por “tráfico de influencias, prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad en documento oficial”. ¿Alguien da más? Le pide 14 años. Veremos si cumple condena por 14 días, o 14 horas, o solicita amnistía al Gobierno, que es su Partido.
Miguel Blesa de nuevo debe comparecer ante el juez por asuntos turbios en Caja Madrid, que presidía, y un Banco californiano de cuyo nombre la Lechuza no quiere acordarse. “Abuso de posición dominante y administración social fraudulenta”. Blasco te gana, amigo Blesa. Tendrás que delinquir más, querido, si quieres ser el mejor.

Jueves, 9 de enero.
Valencia se ve forzada a levantar todo el “trencadís” del Palau de les Arts. Calatrava. Santiago. Con problemas, y graves, en Venecia y en Holanda y en todo lo que construye. La Lechuza sospecha, sólo sospecha, que acabaremos pagando nosotros, los españolitos que siempre pagamos los impuestos, y nunca el citado y glorificado ingeniero de puentes y ruinas y desastres de color blanco.
Las eléctricas europeas temen futuros “TARIFAZOS” en España. La Lechuza no tiene ninguna duda en ninguna de sus muchas plumas. Habrá tarifazo, y tal vez por Decreto Ley del gallego y sus secuaces. Veremos.

Viernes, 10 de enero.
Del Rivero, también expresidente de SACYR, tenía (¿tiene, tal vez?) una cuenta en Suiza vinculada al caso Gürtel. Este hombre, recuerda la Lechuza desde su inmensa memoria de ave rapaz nocturna, también está imputado por ser donante en B del Partido Popular. Lo de B, ¿será dinero negro?

Sábado, 11 de enero.
Posible corrupción en el AVE extremeño. Se detectan posibles fiascos o irregularidades en el Concurso de adjudicación o licitación. ¿Corrupción en España? Nooooooooo, lechuzos, NO PUEDE SER. Gobierna un partido serio, ético y honrado a carta cabal.

Domingo, 12 de enero.
El gallego de voz cogida y atormentada y algo entorpecida prepara su visita al Presidente Obama. ¿Que para qué va a la Casablanca? A ver, la Lechuza lo tiene claro y no por ser muy aviesa, que no lo es: para salir en la foto, coño!!! Como el del bigote y los miles de abdominales diarios en las Azores, hombre!!!
La Infanta borbónica decide no recurrir la nueva imputación y pide declarar lo antes posible ante el juez porque no tiene nada que ocultar. ¿Qué por qué pide eso? Para salir en la foto dirigiéndose a los Juzgados, y así hacer una limpieza de careto real!!!
O sea, lechuzos, nos engañan. A todos. Nos siguen y seguirán engañando, porque ese es su deporte. Veremos cómo acaban los Blesa, Blascos, Infantas, AVE’s,… La Lechuza apuesta por más casos oscuros que tapen los anteriores, porque esta es una estrategia tan antigua como la de los padres con la sopa del niño, que si no quieres un plato, pues toma dos!!!
Al tiempo.

Conclusiones lechuciles (que no lechuginas) de esta lectura rápida de los rotativos de esta semana.
Qué asco!!! La Lechuza siente vergüenza de la sociedad que vamos a dejarles a las generaciones venideras.
Pero en abundamiento en filosofía o reflexión lechuza, lo peor no es que esta gentuza nos robe nuestro dinero. No, eso no es lo peor.
Lo peor, lo espantoso, lo horrible, es que nos roban, nos sustraen valores humanos como la honradez, la voluntad de superación, el esfuerzo, la constancia, la austeridad vs. la suficiencia y su exposición pública como éxito social y personal, la autoexigencia, el orden, el deseo de hacer el trabajo bien hecho, la disciplina, el estudio,…
Nos roban el futuro, léase la jubilación digna, la esperanza, la salud, la cultura, el arte, hasta el pasado quieren robarnos, que son las raíces sobre las que construir futuro.

¿Por qué alguien cree que nuestros jóvenes amarán todos estos valores si saben desde la cuna que robando, defraudando y con la corrupción como enseña lograrán el éxito y el reconocimiento social y económico y la vida plácida y con total impunidad?
La Lechuza finaliza, y por si no han quedado claramente expuestas sus conclusiones recuerda a sus amigos lechuzos que multitud de estudios y análisis sociológicos de estos últimos años nos recuerdan que la peor valoración de nuestra sociedad señala a la Justicia y a sus jueces, a los políticos, a la Política, a los Partidos políticos, a los parlamentarios, a los banqueros, etc. etc. y valora con alta puntuación a los bomberos y otros colectivos que tienen como principios la ayuda al prójimo y la integridad ética y moral. Es una luz al final del pozo que se valore muy positivamente a estas gentes de corazón grande y entregado. Un poco de optimismo ante la negritud general.

Yo pensaba que Elena, la otra hermana y sobre todo marca de detergente de uso del común de la gente, era quien lavaba más blanco,  pero resulta que no, que la que lava más blanco es... Cristina (perdón por este chiste lechuzo, pero me apetecía después de arrancarme una pluma molesta de mi ala izquierda).

Buenos días, lectores lechuzos, y habrá más la próxima semana.

miércoles, 8 de enero de 2014

El día que murió papá.


El día que murió papá estabas preciosa, mamá.
Estabas frágil, pero divina.
Estabas como una princesa, regia.
Serena.
Yo pasé toda la noche contigo. Tú estabas seria y firme.
No derramaste ni una lágrima.
Yo todas. Las tuyas y las mías. Me mirabas y me sonreías con una tristeza enorme, abismal, profunda, insondable.
Yo me deshacía en mi llanto. No quería, porque tú no llorabas, pero no podía.
Te entregué el anillo de matrimonio de papá y tú me dijiste que me lo quedase. Luce en mi dedo, junto con el de mi matrimonio.
Me despierto muchas noches y me sale de la boca papá.
¡ Qué ausencia, mamá !
Murió antes que Susan y antes de que tú también te fueses a las nubes.
Menos mal.
No lo habría soportado. Él, que me soportó a mí. Que un día me dijo que estaba tan orgulloso de mí. Con lágrimas lentas, invasivas. Y no sé si le supe corresponder, mamá.
Papa, cuídame.
Ven a mi cama todas las noches y dame un besito.


P.D.: Mi padre murió hace casi diez años. Debe ser la cuesta de enero. O la necesidad de besitos nocturnos. O de mi padre en general. O qué se yo, caray!!! Y además qué más da.

domingo, 5 de enero de 2014

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (V).


La Lechuza ha celebrado el cambio de año como una auténtica lechuza: desde su árbol, girando la cabeza trescientos sesenta grados cuando un acontecimiento lo requería, y cazando todos los insectos que a su vera revoloteaban, salvo los que nos gobiernan que ya han adquirido tal tamaño que más que insectos son alimañas.

Dos hechos desea destacar la Lechuza en este fin de año.

El primero le entristece, pero hay lo que hay. Este país exporta hasta sus miserias. Las globaliza. Al caso SACYR y el Canal de Panamá se refiere la Lechuza. Consiguen la licitación reventando precios, y ahora que ya están con las manos en la masa exigen subir el presupuesto en más de un cincuenta por ciento bajo la amenaza de suspender las obras.
Es decir, amenazan y no plantean ni siquiera dialogar. Al más puro estilo Partido Popular, Gobierno de España.
¡¡¡ Exportamos estilo, amigos lechuzos !!!
La marca España va a quedar retratada “in secula secolorum”.
Después vendrá a nosotros, los lechuzos publicitarios, para que creemos una campaña exitosa a nivel mundo mundial para convencer a las gentes de que España es solidaridad, honestidad, convivencia, seriedad humana y profesional, acogedora, civilizada, receptiva, amén de los consabidos sol, deporte, tintorro, fútbol, cultura (¿y Wert qué pinta al lado de esta extraña y mal sonante palabreja?).
El Gobierno ya se ha desplazado a Panamá, no sé si a consumar el desatino o a abundar en el mismo, para ¿dialogar? con las Autoridades del Canal y del país. La Lechuza opina que el problema es esta forma de hacer que asola al país desde hace un par de décadas y que se llama gangsterismo, chorizeo, pelotazo, oportunismo, latrocinio y ausencia total de escrúpulos y de ética personal y profesional. Estos y no otros son hoy en día los cimientos de España.

Y para completar el espectáculo de fin de año la Lechuza escucha las declaraciones del Ministro del Interior, Fernández Díaz, que en su calidad de barcelonés, y por tanto conocedor de lo que en su ciudad y sociedad ocurre, declara sin ningún tipo de rubor que la sociedad catalana, incluso las familias, se fracturan (llega a decir que celebraciones como los familiares almuerzos de Navidad no se celebran a causa de esa fractura que él conoce en su profundidad barcelonesa y catalana).

Señor Ministro: esta Lechuza también es catalana, y aquí no hay ninguna fractura. Debe vivir usted en la Barcelona de la luna (que seguro que allí hay una) porque en esta ciudad, y por extensión en este país, hay pareceres diversos e incluso divergentes, pero la gran mayoría, por no decir todos porque la Lechuza no quiere pecar de exagerada, queremos, deseamos que las urnas nos indiquen lo que nuestra sociedad quiere, sociedad que creo no es la suya.

No engañe, no mienta, no invente, Señor Ministro.
Aquí  no hay ninguna disputa salvo las que usted y su Partido provocan y alimentan.
Las fracturas nunca se producen en sociedades democráticas. Las fracturas se producen cuando gobiernan dictaduras. Las fracturas se producen cuando manda los de pensamiento único. Y es así porque, afortunadamente, siempre quedaremos algunos, como esta Lechuza, que cuando no estemos de acuerdo diremos NO, democráticamente NO, y entones salen ustedes y dicen que las opiniones diferentes son fractura.

Usted, Señor Ministro, y los que son como usted, sí son rupturistas. De la convivencia democrática, porque sólo lo que ustedes piensan es válido y aceptable. De la diversidad, por que los que no son como ustedes son los equivocados y confundidos. Porque ustedes aman la homogeneidad y detestan y crucifican la heterogeneidad. Porque ustedes están en posesión de la verdad y los demás erramos en todo.

Señor Ministro: le deseo pese a todo, y en particular a ese afán de crear falsas opiniones sobre Catalunya que tienen usted y los suyos, un buen y feliz año 2014, aunque la Lechuza no tiene puesta ninguna esperanza en que ustedes cambien algunos criterios y actitudes, porque, me permito una pequeña licencia en catalán, “on no n’hi ha, no hi raja” (usted, que es muy catalán, me entenderá bien).

Y para terminar, y también en catalán y con todo el cariño del mundo, esta Lechuza les desea para el recién iniciado 2014, “salut i força el canut”.

sábado, 4 de enero de 2014

La orilla de mar de hace cinco años.


Este amanecer de hoy, en que el sol mostraba más timiedad de la acostumbrada, he ido a tu encuentro en la playa de Palomares de Vilassar de Mar.

Hace cinco años, con tus hijos, estuvimos allí, ¿recuerdas, amor?, en la playa que enmarca la montaña de la Cruz de Cabrils y la que preside el Castillo de Burriach de Cabrera de Mar. Estuvimos para que en el Mediterráneo se bañasen tus cenizas de compañera mía y madre de nuestros hijos.

Llegamos al anochecer y se nos hizo arduo acercarnos a la orilla por la oscuridad que ya se imponía. Esta mañana llegué cuando todavía no arrancaba el día, y aún con luz muy diferente la oscuridad se parecía.
El cielo estaba poblado de nubes bajas y negras bajo un manto de espejo y plata. Los tímidos rayos de luz que buscaban las grietas de las nubes negras abrían heridas como serpientes en la mar. La mar las devolvía a mi mirada como lentejuelas plateadas de vestido de mujer. No venteaba pero la mar mostraba ligera intranquilidad. La arena estaba mortecina y fría.

Te dije, Susan, que estaba allí, en la orilla. Algunas nubes apuntaron, durante unos breves instantes, una tonalidad de oro. Tú me decías que me esperabas con la ligereza del susurro. Un viento apocado empezaba a agitar la mar.

Yo no hablaba si no que divagaba y no sé si lo hacía en voz alta o la resonancia era sólo en mi interior. Eco distorsionado de madeja de pensamientos anudados.

Pensé que hubo un tiempo que fue mío. Tiempos que se tejían al ritmo que tú y yo les indicábamos. Tiempos que deteníamos o que excitábamos con el ritmo de las exigencias de la dicha de nuestras vidas. Tiempos que fueron y no serán porque es la lógica de la ley del tiempo.
Pensaba en que hay momentos en que no sé si soy o he sido. Si existí o ahora existo pero no persisto. Si soy el que era o soy otro que no será. Te decía, en el ovillo de mis pensamientos, Susan, que en ocasiones se me ocurre pensar en si tú eres mi tragedia o mi comedia, porque el raciocinio en ocasiones se me torna en paranoia, y en ocasiones debo esforzarme por asir la cordura y no amar la locura. No sé si a veces lloró por ti o por mí. Si a quien añoro y compadezco es a ti o a mi propio yo desaparecido y reencarnado en otro que me es desconocido.
Pensé que hay momentos en que me siento viejo pero que no me importa porque de inmediato me embarga el sentir que tal vez pueda rejuvenecer a nuevos abrigos que me serán ofrecidos.
Pensé, y así te lo dije, que a veces me azoro cuando no sé si el futuro lo tengo en el pasado.
Pienso en muchas cosas pero en conclusiones en pocas ocasiones.
Fui uno y soy otro o creo que no soy lo que era y ahora me agobia no saber quién soy ni qué seré. Estoy aturdido, amor. Tu partida se fugó con mi identidad.
A veces regreso a lugares que tú y yo frecuentamos y me siento extranjero, incluso forastero, como si jamás hubiese estado allí cuando antes era casi patria y hogar de nuestros sentimientos.
No sé si soy una imitación de mi yo o es que esta es mi nueva identidad, y no sé si me gusta o me disgusta, porque hay días que sí y otros que me detesto.
Cuando alcanzo la paz me intranquilizo y cuando me inunda siento la muerte rondando mi espíritu porque del nervio compañía preciso.

Muchos me quieren, lo sé,  y me siento dichoso por ello, pero me asaltan dudas y confundo amor y cariño con compasión que no deseo ni merezco. Tampoco excesos de disposición, porque fui lo que era y soy lo que no sé que será. Nuevas amistades que tú no conociste, ¡cómo me gustaría que tú conmigo las compartieses!, serenan y alientan mi ánimo porque no conocieron al que fui y ahora conocen al que no sabe quién es ni que será y aún así me quieren.
… … …

Una ráfaga ligera de viento y una ola rompiendo su pequeño estertor en mis pies me ha despertado del ensimismamiento. La mar se agitaba y me avisaba.
Una pareja de gaviotas que sobrevolaban la orilla se ha detenido a escaso metros de mí. Nos hemos mirado intensamente hasta que mis ojos se han emborrachado y la pareja decidió pensar que la no mirada las impelía a reemprender su vuelo.

De regreso a nuestra casa, Susan, en la radio del coche sonó Mecano y su canción Ay, qúe pesado, qué pesado, siempre pensando en el pasado…
No sé, porque no hoy no sé nada, si la música me la enviabas tú o las gaviotas o las olas de la mar de tus cenizas o las nubes negras que ya empezaban a llorar.

Dije en su día que honraría tu memoria.
Ahora contemplo la mar y con una sonrisa fugitiva y tímida como este amanecer te digo que edificaré futuro.

Descansa, amor, pero no olvides cuidar de mí y de tus hijos desde los cielos y los mares que habitas.

La levedad de tu ser transita por nuestras almas, mi vida.

miércoles, 1 de enero de 2014

Tristeza de espuma.

 
Primero de año. De 2014.
Ayer me recogí en mi casa en Barcelona. No amo estas fiestas convencionales. Una amiga me hablaba por la tarde de mi tendencia, y la suya, a mear fuera del tiesto. Espíritus rebeldes.
Charlamos de ello porque ayer me obsequié el fin de año regalándome un orinal de loza pintado a mano con magnificas flores de colores coloridos coloretes que alegran la vista y la estancia donde espera nuestros desechos.
Si no es orinal, que sí, en la montaña, será macetero.
Pero no es de eso de lo que ahora quería escribir. A veces no puedo frenar mi tendencia a la dispersión.

Quería escribir de ti, Tía Rosa.
He ido a visitarte a la Residencia de la Tercera Edad en la que consumes tus días. Quería obsequiarte con una rosa roja por tu nombre de flor y leerte uno de mis Cuentos para que el nuevo año comience para ti con la infancia de la inconsciencia que recuperas cada día, cada hora, cada minuto. No ha podido ser la rosa roja porque las floristerías también cierran en este día de inicio de año. Tampoco ha sido el Cuento porque tu repetías repetitivamente lo que ocupaba tu mente y pronunciabas “la reina, la reina, la reina,…” y no me atendías porque tu cerebro ya no te atina.
Al ver tu expresión y oír tu cantinela pensé que no hubieses conocido la rosa roja porque ni a mí me reconociste, que soy tu sobrino mayor y tu mimado durante años.
Lo decía así y lo leí en tu carita de ojos inexpresivos, muy abiertos y de cristalinos acuosos, velados y perdidos. Vacíos de vida.

¡Qué tristeza de espuma me ha invadido, Tía Rosa!

De espuma como la de las olas del mar que vienen a la orilla y antes de fundirse en la arena ya han  perdido la vida porque otras vienen para hacer y volver a hacer y otra vez de nuevo el mismo camino.

Me invadía la tristeza a oleadas de borbotones de pensamientos de cabritillas encabritadas y espumosas. Pero tristeza serena, Tía Rosa, tristeza de miel en las comisuras de los labios. No la tristeza salada que es alboroto del ánimo y el espíritu.

Me recordé, cuando una ola de espuma rompió en mis recuerdos, siendo aquel niño que tenía la ambición de ser tan alto como tú, que apenas superabas el metro y medio, y que logré después de mucha Kina San Clemente de antes de las comidas de la abuelita Tina, tu madre y mi madrina, y que también acompañó las comidas que la mía me ofrecía.
Me recreé en la espuma de sabor ajerezado de esa ola que me decía que no encontraste la pareja de tu vida porque me dedicaste a mí, el primer hijo de tu hermana Fina, y después a mis hermanos, los mejores años de tu vida.
Y cuando crecí y ya no acompañabas a mi madre al Colegio del Loreto para que me recogiese la Madre Ana y Sor Casilda, la una un sargento disfrazada de monja pero monja de las de verdad y que entendía la educación como disciplina y la otra de capacidades inundadas de sencillez y humildad y servidumbre y tal vez por eso quedó Sor y no Madre, te refugiaste en las tres hijas de tu otra hermana Otilia que nunca gozó de aptitudes maternales sobresalientes, aunque sí destacó en otras.
La espuma de la ola me susurraba que esa entrega tuya te absorbió para que no encontrases al hombre de tu vida, como aquel Salvador algo afectado pero dulce y cariñoso que mira que te persiguió y nunca te consiguió, y al final con otra de tu estilo elegante y prudente desposó.

Dos olas que navegaban amigas me han girado el pensamiento a la Playa de Palomares donde todos los veranos nos bañábamos en el Mediterráneo de Vilassar de Mar con mis hermanos y mis primos, y mientras Tío Alberto y Tía Angela y Papá y Mamá doraban su piel y descansaban de nosotros, tú te ocupabas de la arquitectura de los castillos de arena, de la búsqueda de tallarines que luego cocinábamos en la casa de Cabrils con la asistenta de mamá (¿Ángeles?) tanto si tú estabas como si no, y nos enseñabas a mantenernos a flote en la mar y dar alguna brazada que no fuese sólo un chapoteo.

Se me pegaba esta mañana en el alma la espuma espesa de otra ola al verte encorvada y reducida, porque mis recuerdos de ti son con los vivos colores de tus labios carmesí y el rojo colorete colorado de tus mejillas cuando, aún siendo pequeñita la talla de tu cuerpo y también pequeñas tus facciones, lucías una delantera insinuante y abundante  pero con la sobriedad y el orgullo de una soltería que guardaba su encanto y todavía prometía.

Una ola más encabritada y fría que viajaba desde la lejanía me ha salpicado con aquella sopa de galets del día de Navidad de casa de los avis, en el primero segunda de la calle Mallorca de Barcelona, la casa familiar, que tenía que ser servida conservando en su cuerpo los hervores del fuego, y yo suponía que así debía ser para que te ayudase a quemar tus pasiones incendiadas y mal sofocadas por el amor a sobrinos que no son cortejo de pareja y por convencionalismos formales de la sociedad sin espuma de la dictadura.

Cuando amainaron las olas de espuma y el mar asumió la quietud del cariño y no de la pena bajo un manto plomizo de primero de enero, te dejé en manos de las abnegadas cuidadoras dejando caer en tu frente un leve beso de espuma, mientras te decía que tú eres la Reina a la que insistentemente reclamas, y en tu mirada me pareció que algo de mí reconocías porque aferrabas con tu manita fría mi mano siempre calentita y un tímido destello de niña te brilló en las pupilas.