domingo, 29 de diciembre de 2013

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (IV).


Se le ocurre cavilar a la Lechuza un poquito sobre frases célebres que han sido dichas en el transcurso de este año 2013.
De entrada descarta todas las del Ministro Wert, porque este artículo sería además de interminable una ristra de sandeces a cuál mayor, y de imbéciles ya vamos muy servidos en este país.
Descarta también algunas de las locuras teñidas de estupidez profunda que le dicen, porque ella no lo ha leído ni lo hará, escribe José María Aznar en su último ¿libro?
Por supuesto no se detiene en frases de la caverna de ultratumba de Rouco Varela, porque en este caso no merece la pena pararse ni un instante.
En esas cavilaciones está cuando recuerda la que tal vez sea la más célebre frase del año: “Relaxing cup of café con leche in Plaza Real”. ¿Recuerdan?
Perdonen la expresión, pero... ¡qué descojono mundial!
Además de perder las Olimpíadas por tercera vez consecutiva perdió el respeto del mundo entero.
No es hija de Aznar, pero en esta caso el refrán que reza “del tal palo tal astilla” le viene que ni al pelo.

Bueno, pues no, la Lechuza no se  decanta por esa frase como la de más resonancia y ruido mediático del año que finaliza. Y aún quedan dos días, por lo que tal vez, y conociendo el percal, deba retractarse. Si es preciso, lo hará.
Se queda con la que pronunció el Borbón es su discurso de Navidades.
Tomen nota: “La crisis se empezará a resolver cuando los parados tengan la oportunidad de trabajar”.
Apoteósico!!! Genial!!! Atómico!!! Galaxial!!!

Y no habrá naufragios cuando el agua del mar se evapore.
Y no habrá muertos en los desplazamientos de los humanos cuando dejemos de viajar en coche, avión, tren o barco.
Y no nos intoxicaremos cuando dejemos de comer marisco en mal estado.
¿Sigue la Lechuza con más ejemplos? Creo que no hace falta.

Una amiga de la Lechuza decía hace unos días que el heredero del trono tiene una voz como a medio hacer. Gran definición, piensa la Lechuza.
Pues en esa misma línea podríamos decir que su papá Borbón dijo esa insigne y real frase con esa voz que parece que se haya llenado la boca con un rollo entero de algodón.

Feliz 2014, amigos lechuzos!!!

Relato de 99 palabras sobre Seguridad Vial en estas Fiestas de Navidad y fin de año.


Carretera y manta.
Para ver a los míos.
Para estar con todos.
Para estar a su lado.
A mi lado siempre viajaba mi compañera. La enfermedad se la llevó hace cinco años. A mi lado viajan ahora mis hijos, nietas, hermanos, amigos. Siempre a mi lado.

Suena el móvil.
En una décima de segundo el cerebro emite miles de pensamientos.
Me dice con un grito sordo que un despiste de una décima de segundo puede traer la fatalidad.
El móvil ya guarda silencio.

Hoy no habrán otros momentos difíciles.
Todos van a mi lado y yo voy hacia ellos.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (III).

 
Esta semana la Lechuza no ríe por lo bajini como la semana pasada cuando escondía la cara entre sus alas, si no que su grito es un berrido.

Regresamos a la Inquisición.
El Ministro Gallardón y el Gobierno de la nación (que rima más estúpida) presentan su nueva Ley del Aborto, la más restrictiva de Europa. Retrocedemos en derechos sociales 40 años o más.
Y nos la explican, la Ley digo, como herramienta de defensa del ser concebido pero no nacido.
A las mujeres embarazadas y que no desean parir la criatura de sus (sí, de sus) entrañas que se las lleve el diablo.
Y creen que lo hacen bien cuando la Ley dice que no penalizará a la abortista si no al médico que el aborto practique. Cinismo en estado puro.

La Lechuza opina que el Ministro que aspiraba a ser el líder de una derecha civilizada se le ha pasado el arroz y ahora les da la sopa boba a los más reaccionarios y comulga con ruedas de molino para conservar el poder que ya tiene y que nunca será mucho mayor.
Y para ello olvida que la propietaria de su cuerpo es la mujer, y para ello las obligará a abortar en la clandestinidad, porque ¿alguien en su sano juicio y con un mínimo de sentido común se cree que los abortos bajarán en cifras absolutas con esta nueva Ley?
Lo único que ocurrirá es que las mujeres que no deseen al concebido no querido abortarán en lugares clandestinos y con abortistas de dudosa cualificación profesional, por no decir con ninguna, y en chiringuitos de mala muerte exentos de cualquier condición higiénica de mediana categoría.
Eso es lo que conseguirá la nueva Ley de estos bestias.

Recordaba la Lechuza momentos antes de escribir esta crónica semanal al empresario de una Sala de Cine de Catalunya que para evitar el IVA cultural del otro Ministro bestia vendía un kilo de zanahorias a un precio normal, por ejemplo tres euros, y como incentivo regalaba una entrada al cine. Así evitaba el IVA cultural del Ministro que arrasa con la cultura y la enseñanza.
O también pensaba la Lechuza en los revendedores de entradas del Camp Nou del Barça, e imagina que de otros muchos estadios futboleros, que venden un bolígrafo BIC a trescientos euros y como regalo una entrada del Barça.
Hecha la Ley, hecha la trampa.

¿Qué trampa deberán hacer las mujeres embarazadas de un no deseado?
¿Tal vez después de cada acto sexual denunciar en la policía una violación fingida y realizada por un encapuchado irreconocible en previsión de un embarazo indeseado?
Tal vez con ella conseguirían estar cubiertas caso de embarazo real y de paso saturarían a denuncias los Tribunales de Justicia del Ministro Gallardón (y digo bien: los Tribunales de Justicia del Ministro, ¿por qué alguien cree en este país en la independencia del la Justicia?).

La Lechuza, en un ataque de generosidad y por sus tendencias publicitarias, desea proponer al Partido Popular slogan para la campaña que deberán realizar con ocasión de las elecciones que vendrán (salvo que dicten nueva Ley en la que ya no haya elecciones para así perpetuarse en el poder, que peores cosa se han visto en este y otros muchos países):
“Españolidad es clandestinidad”.

Porque entre la Ley del Aborto, la nueva Ley Penal y la de Manifestaciones y Reuniones (la Lechuza no recuerda el rimbombante nombre con la que la han bautizado), España volverá a ser clandestina.

La Lechuza, irritada y berreando berridos, se esconde hoy en el agujero de su árbol porque entre otras cosas tal vez está empezando a celebrar las fiestas de la Navidad excesivamente pronto y dice y publica cosas en las que parece que el cava ya se le ha subido a la cabeza.

O no.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza (II).


Esta semana que hoy finaliza (para una Lechuza catalana en realidad comienza, pero no vamos a meternos ahora en berenjenales), la Lechuza no grita, si no que, levantando el ala para tapar una risita algo sarcástica que se le escapa por el pico, sonríe y ríe así como por la bajini, para no molestar a nadie.

La Lechuza intenta explicar esta actitud, de forma breve para no “hacer leña del árbol caído” que recita el rico refranero.

Esta semana se han cumplido tres meses desde que la capital del reino se quedó sin JJ.OO. y su alcaldesa alcanzó gloria y recuerdo universal por siempre jamás amén con su café con leche relaxing in Plaza Mayor.
Una lástima, pero…

Mas, Junqueras y algunos más (cuanto mas, caray!!!) deciden que si en el centro no conocen que la democracia es el derecho a ser y después a ser lo que uno quiere, pues aquí sí, y para ello se convoca la consulta que desde el gobierno central ya han decidido que no se celebrará, lo cual anima todavía más a muchos más (seguimos con mases) a que se celebre (gracias Madrid).

Adelson y su Eurovegas dicen que se las piran, para mayor gloria de la ya santificada alcaldesa de los madriles y su consorte, y sin olvidar a la ínclita Esperanza que en su día sonreía porque ella antes que nadie sabía que el complejo lúdico-turístico aposentaría sus reales donde ella hacía lo que la real gana le daba.

El aeropuerto de Barajas pierde pasajeros por un tubo muy a pesar de nuevas y modernas terminales mientras el vetusto y descomunicado aeropuerto de las colonias, El Prat, aumenta su tráfico de forma más que considerable (el más tal vez no es exactamente científico, pero es que esta semana es de mas).

El Turismo en general, gran fuente económica del país en su conjunto (el sol de España, ¿recuerdan?), se focaliza en el mediterráneo y en más concreto en Catalunya, en detrimento de las zonas centrales.

La Unión Europea, o el Consejo de Europa o no sé qué instancia de las muchas de esta Europa en creación y destrucción permanente, declara que habrá dinero para el Corredor del Mediterráneo, sí, del Mediterráneo, no de otros inventos de aquellos que quieren que transcurra por la meseta.

Y….la Lechuza podría continuar, pero suficiente y justo para respetar el refrán al principio citado.

Y dado que El Grito de la Lechuza a la Lechuza se le está convirtiendo en una carcajada, para disimular finaliza esta Crónica con un chiste:
Los más (y dale con mas) contentos con la consulta catalana son los aragoneses, porque si Catalunya se va tendrán en sus límites geográficos el mar y disfrutarán de una magnífica costa.
¿Lo captan? Malillo, malillo, pero ingenioso, eh???

Apa, hasta la próxima semana.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Personajes de mi pueblo (7) o una tarde noche en “El Canalla”.


Se me ocurre lo que se me ocurre muchos días y que es acercarme a un Bar de mi pueblo que no es pueblo porque es un barrio de la ciudad pero huele como si fuese un pueblo con la novela de Javier Calvo que estoy acabando.
El Bar suele ser tranquilo y permite una buena lectura y si la dejas haces de mirón o charlas con los camareros. Gente maja.
Me pido un orinal de cerveza. Tengo ganas de ahogarme un poco en cerveza. Exagero. Es sólo medio litro. Igual me pido dos, dos orinales. Un litro.

De pronto se empieza a llenar el Bar. Hasta los topes. Una boda. Del padre del cocinero, que conozco después de muchas cocinas y comidas.
Cava para todos. ¡Viva los novios! Y más ¡ Vivan los novios ¡ y ¡Viva la madre que los parió!, y ¡Qué la fiesta no decaiga! y la lectura a tomar por los traseros míos.
Me invitan a cava. Lo rechazo por que estoy con la cerveza. Insisten. Digo que vale, que una copa, que ya me la tomaré. No pienso hacerlo porque se alía con mi trasero y con aires que no son como los de hoy que vienen del Norte.

Detrás de mi puesto en la barra oigo moquear. Después como un llanto entrecortado. Ahora convulso. Más mocos. Pañuelos y ruido de fosas nasales descargando. Me giro. Hay una mujerona grande como un búfalo que llora y habla por el móvil. Tiene dos grandes granos de esos que no se quitan en una mejilla. Los de la boda ni se enteran porque viva y viva y más vivas a todo lo que se les asoma a la boca.

Como que ya hace rato que no leo decido girar mi cuerpo y le pregunto al búfalo disfrazado de señorona si necesita algo, si le ocurre algo y si yo puedo aliviarla. Llora ya tan ruidosamente que me levanto para que los de la boda disfruten y no se enteren de los padecimientos de los demás, que ahora no les toca.

Me acerco, le pongo la mano en el hombro y la miro con la mejor de mis miradas tristes pero que contienen SOS y ella me mira y con voz trémula y áspera me dice si me puede abrazar un momento.
Le digo que sí, qué le voy a decir, y me siento en un taburete de esos que me duermen los pies porque me cuelgan y ella me coge por la cintura y recuesta su cabeza en mi hombro.
No sé que hacer y no qué decir, así que le doy un beso ligero en la mejilla que no tiene los dos grandes granos.
Me mira con ojos de pez acuoso, me coge la cara con sus dos manazas y me planta un beso en el morro sonoro y baboso.

Me aturdo pero reacciono y le pregunto si ya está mejor para prepararme la retirada y me contesta que sí y esboza una tímida sonrisa acompañada de algunos aspavientos de su enorme cuerpo. La acaricio nuevamente en el hombro y regreso a mi puesto de control en la barra.

Los dos camareros y el cocinero de tapas rápidas me miran flipando y uno dice que cómo es posible que ligue con todas las mujeres que al Bar acuden conmigo y por contestar digo que los hombres que comprendemos bien a las mujeres rara vez tenemos que ver con ellas.
No se lo creen, pero es mi caso.
De vez en cuando oigo moquear de nuevo pero no me giro, no sea que deba regresar al recibo de labios viscosos.

La boda sigue, y me traen más cava y les enseño que no he probado todavía la primera copa, pero me dejan una segunda.

Pienso en qué es lo que hará sufrir al hipopótamo que prosigue con el resoplo detrás de mí, cuando se me acercan dos embriones de ejecutiva que no llegan a los treinta años y que en el interior del Bar celebran una de esas horribles fiestas de Navidad y una de ellas me dice que si me pueden morder el labio. Que están de Navidad y que las han retado en apuesta a que besasen al tipo de la gorra y los pelos largos de la barra. Es decir, yo. No añaden y feo porque el alcohol todavía no es excesivo y les rige la prudencia.

Me quedo otra vez de color blanco suciote y les digo que si me quito la gorra, que así les será más fácil. Y una primera y después la otra me dan un pequeñito mordisquito en mi labio inferior. Ríen y se van. A eso de un metro se giran y me dan las gracias efusivamente, y comentan que he estado genial.
Yo pienso en decir que podíamos prolongar el mordisco un rato más pero me callo para no ser hortera. Y viejo. Y fuera de lugar. Sonrió y hago el gesto americano de tocar la punta de mi gorra que ya está en mi pelambrera con el índice de mi mano derecha. Como a lo Bogart pero en mal hecho.
Luego me siento ridículo.

Regresan al rato y me ofrecen una copa del vermut marca el Morro Fi porque les ha parecido que el nombre era como a propósito para mí, y yo les digo que parece que todos se han empeñado en que beba de todo y que tengo que pasar un control de alcoholemia sin coche nada más salir del Bar.
Se ríen desproporcionadamente porque mi broma es una chorrada y me dejan la copa.
Ya tengo cuatro en la barra, el orinal de cerveza casi sin tocar porque no me dejan y es lo que me apetece, dos de cava y una de Morro Fi que no me seducen, por lo menos hoy. Veremos como acaba la barra. Y yo.

Entra un representante de productos farmacéuticos que suelo encontrarme en el Bar algún domingo después de misa. No. Yo no voy a misa, y el representante no tiene pinta de hacerlo, pero la hora en la que nos encontramos es la de después de la misa.
Me saluda contento y como si fuese una novedad y divertida verme por ese Bar y le dice al camarero que nos ponga una tapa de ensaladilla rusa y dos copas de Ribera del Duero que nos lo vamos a tomar juntos.
Desisto de explicar nada pero veo una solución a mí problema cuando me pregunta si todas las copas frente a mí son mías.
Parece que tendré fortuna.
Le digo que no, que ya estaban allí, que lo mío es el orinal de cerveza. Se descojona con lo de el nombre de orinal y llama al barman y le dice que limpie la barra salvo la cerveza.
Salvado. Superaré el control de alcohol.
No le digo que en casa tengo preparada una tortilla de patatas y que paso de ensaladilla para cenar porque entre los hurras y otras expresiones de los de la boda es imposible hacerse entender. Da igual. Que sirvan la ensaladilla. Haré ver que como algo y él se la zampará toda. Como casi todos los domingos.

Entones detecto risas detrás de mío. Me giro y el  mamut ya no llora. Se parte el pecho de la risa y me pregunta si yo soy siempre así y le digo que no, que así son los demás, que yo soy de otra manera. Ahoya ya se ríe no a pierna suelta porque rompería el taburete pero ríe de verdad y más sonoramente que cuando hacía mocos. Me mira y me lanza un beso. No lo devuelvo porque huelo peligro.

Sólo deseo largarme porque aparece el agobio. Quería leer y degustar cerveza y casi me provocan una cogorza que no me apetece. Por lo menos hoy.

La ensaladilla ha desaparecido. El representante me dice que estaba muy buena, verdad. Afirmo. Me chupo casi toda la cerveza de un largo trago y me despido. Y le doy las gracias por la invitación, porque lo paga todo.

Con la mano le digo adiós a la dama que está descolocada por las risas y los llantos y ella me lanza un silabeado y silencioso gracias, doy una palmada en el hombro al representante y grito un adeu a los camareros que me lo devuelven.

En la calle de  mi pueblo que no es un pueblo porque es un barrio pero huele como un pueblo hace frío y se desliza ágil un poco del viento gélido del norte. Me gusta. Que alivio. Regreso a casa. Podré leer aunque sea sin orinal.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Crónica semanal de El Grito de la Lechuza.


Parece que esta semana lo único importante que ha acontecido en Barcelona es la boda de los indios esos que no saben que hacer con el dinero.
Parece que ha sido una buena semana para Barcelona porque el remanente económico que deja el casorio de marras es de algo así como de sesenta millones de euros.
Parece que hasta las Fuentes de Montjuic brindaron su baile de luces a los novios.
Parece que hasta el Museo Nacional de Arte Contemporáneo se cerró para atender los festejos nupciales de los indios y dejó a muchos visitantes con cara de pasmo.
Los altos cargos del país, que suelen tener la agenda complicada, encontraron hueco para asistir al banquete y ceremonia de los novios indios.
Pues a la Lechuza le parece una obscenidad, un exceso, un sin sentido, una vergüenza, y piensa la Lechuza que si con el dinero no saben qué hacer ya les gritará cosas de interés, algunas de ellas en su propio país.
Para hacer el indio, piensa la Lechuza, que se vayan a las Indias, que aquí ya hacemos el indio solos, y en exceso.

Este bodorrio impresentable lleva al Grito de la Lechuza a otra reflexión, pero antes quiere aclarar algunas cosas. Vamos a dejarlas claras.
La Lechuza es culé.
Forofa. Inofensiva, pero de sangre y plumas blaugranas.
Antimadridista. No se debe ser anti nada, pero qué quieres, los sentimientos son así.
Ha muerto el preso 46664.
Nelson Mandela nos dejó. La Lechuza no desea extenderse en consideraciones sobre este HOMBRE, así, en mayúsculas, que fue capaz de no aceptar la libertad si su pueblo seguía sufriendo el racismo.
Uno de los pocos referentes que nos quedaban, porque los que ahora quedan no hacen más que los de la boda, el “indio”.
Y sus compatriotas nos dicen que no están de duelo, que están de celebración por la vida y la obra de Mandela.
¡ Cuánto debemos aprender de esta gente maravillosa !

Y en el año 2007, otros “indios” que en ese caso eran jugadores del Barça, salvo cinco de ellos, prefirieron quedarse durmiendo en su Hotel de cinco estrellas y pico antes que ir a una recepción que Mandela les había concedido. Debían tener sueño, o pereza.

Otros niñatos sin corazón ni entrañas ni alma como los indios nupciales.
La Lechuza es de sangre culé. Forofa. Inofensiva. Antimadridista.
Pero las cosas, en su sitio.

La Lechuza grita, pero esta semana gime, que es menos ostentoso.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Ese amanecer.

 
(Este pequeño párrafo de prosa poética, ¿se me permite así llamarlo?, que ayer escribí se lo dedico a una amiga, muy amiga, que lo leyó ayer y me dedicó una bronca de las que hacen historia, historia mía, y que guardo para mí por razones que no precisan de mayor aclaración.
En su bronca hasta mi infancia me quiso llevar, pero no me dejé porque lo de caminar para atrás se me da peor que para adelante, que es como me parto los dedos de mis pies como hace unos días cuando la puerta de la ducha decidió que en medio se imponía.
Es verdad que algo de desamparo sentía en la niñez cuando solo me quedaba con Sor Casilda, que desde su garita de la entrada mucho me quería y lo demostraba, y en el piso de arriba me esperaba la Madre Ana, que ya quiso a mi madre y después a mí mismo y a mis hermanas y hermano, pero esas eran mis escasas soledades porque el resto era un mundo de amores.
Le dedico lo escrito a  mi amiga porque ella que todo lo comprende y mucho me adiestra y aconseja  en conocimientos tal vez no entiende que mis sentimientos requieren y precisan de manifestaciones con algo de ruido, porque si no me revientan dentro y mucho malestar me comportan. Manifiesto y grito un poco porque es como cuando uno de esos aires que decide circular por dentro de uno exige su desahogo.
Aún así la bronca recibida es ganada y reconocida y aceptada.
Porque yo tus gritos necesito, amiga de mi alma, gran amiga mía).



Ese amanecer, ese despuntar del día que yo tanto amé y que en muchas ocasiones acompañé, se me congela, amor, en el relente de mi alma de madrugada.
En mi alma húmeda.
Es mi alma desalmada y cada día más lluviosa y anegada.
El alma en el que se me acumula el llanto salado.
Ese despertar mío como ola salvaje que cantó el cantautor se me amansa en el despertar de la mañana.
Los amaneceres se me han hecho gélidos y desamparados.
Mi lecho está frío porque mi cuerpo está helado y desacompañado.
Mi espíritu al amanecer del día se siente yermo y acosado.
Encaro el alba con el frío que en mi alma se ha instalado.
Se me derrumba todo el exterior dentro de mí, como un mueble desvencijado.
Amor, te fuiste y a mí me abandonaste.
Y yo, aquí me quedé, desamparado.
Desangelado.