jueves, 31 de enero de 2013

Diccionario de fusiones ilegítimas -en esta ocasión de Palabras Decrecientes- (o Diccionario de la Lengua con alguna copa de más).



Obsérvese como la pérdida de letras de forma consecutiva e imparable no afecta a la palabra en sí, por adquisición de nuevas dimensiones y connotaciones, incluso alguna de ellas a nivel de la Presidencia del Gobierno de este país (por llamarlo de alguna forma, claro).
Fíjense atentamente.

Dolores (que pueden ser por encontrase uno mal, muy mal o requetemal porque te falla el físico o te has dado un porrazo morrocotudo y te duele hasta el morro aunque el golpe sea óseo, o nombre de mujer fogosa y sublime, porque si eres pánfila, lela, mansa o cachazuda no puedes llamarte Dolores entre otras cosas porque la Ibárruri sale de su reposo y te casca un guantazo lleno de pasión).

Olores (algunos embriagadores y cautivadores como los perfumes de hembra y otros fétidos o hediondos y pestilentes, como los de la política de este país).

Lores (los de Gran Bretaña, a la que tal vez le sobre el adjetivo, o los de Inglaterra o la Commenwelt que no se sabe ya ni lo que es ni para que sirve pero ahí está para mayor gloria y placer de la Reina y sus adláteres).

Ores (o sea, que reces, que ruegues, que supliques e implores,  caray).

Res (en catalán, NADA; en el castellano, animal rumiante como vaca, toro, oveja).

Es (verbo primordial, aunque algunos están pero no son, tanto en los manicomios como fuera de ellos que son mayoría, entre ellos yo mismo. También actúa cuando casa con otros términos de forma muy diferente, separando, como en el caso de ES-coger, o intensificando, como sería el caso de ES-forzar, pero esto ya lo trataremos en otra ocasión).

S
(que te calles, que el niño duerme; es decir, silencio pero breve, porque sino debería ser Ssssss que induce, reclama, obliga, exige a silencios más largos y prolongados, o incluso Ssssshhhh, que es como pide silencio Mariano Rajoy porque tiene en la lengua una "sh" pegada desde siempre).

martes, 29 de enero de 2013

Una chica checa


Salía de una cafetería deprisa y demasiado despistado.

El impacto no fue tremendo porque ella era menuda, pero al buscar al bulto con el que había topado tuve que mirar al suelo, que es donde estaba ella.

Mientras la ayudaba a levantarse y me disculpaba y me seguía disculpando apercibí que estaba algo mareada o así me lo parecía.
Le dije de entrar en el Bar del que yo salí en estampida para que se repusiese del tortazo y ella me contestó que no, que era igual, que si yo había salido del café como un loco debía ser porque tenía mucha prisa y yo le respondí que no que simplemente salía con la cabeza en algún otro lugar que ahora ya era incapaz de recordar.
Entramos en el café.
Me dijo que ella quería un cortado y yo dije que yo nada porque si me tomaba otro a lo mejor atropillaba, así lo dije porque me pareció más divertido, a otra persona al volver a salir ya que el hombre tropieza siempre no una o dos sino varias veces con la misma piedra.
Se rió un poquito.
Le pregunté su nombre, y me dijo que era Martina y que era checa pero que llevaba doce años en Barcelona.
Yo le dije que me llamo Francisco pero que desde mi abuelo me llamaban Paco. Una tontería que le hizo sonreír un poco más.
Ya no se frotaba la frente que es lo que hacía desde que la recogí de la acera en la que la tumbé.

En ese momento me di cuenta que era chica de tamaño, rubia, de ojos azules de intensa claridad, facciones infantiles y bonitas y manos de uñas granates de color también intenso. O sea, que era mona, bonita, dulce, de voz melosa y cadenciosa.
No se bien por qué pero entonces dije que ella era la chica checa que chocó conmigo.
Se puso a reír mucho y yo me sentí muy bien.

Le pregunté que edad tenía y me dijo que treintacuatro añitos, mira que niña.
No me preguntó mis años sino que me preguntó que a qué me dedicaba yo, y le solté que intentaba ganarme la vida viviendo del cuento.
Se puso a reír ahora sí que de verdad y yo repetí que era verdad, que desde hace unas semanas leo cuentos a niños y que no me gano la vida pero me lo paso muy bien, y ella seguía riendo.
Me dijo que al final el topetazo de mi salida a la carrera del Bar iba a ser algo guapo porque la hacía reír mucho.
Y se me ocurrió otra memez: la cogí de la mano, salí a la calle y le di un golpecito con mi frente en la suya. Creí que se iba casi a partir de la risa y pensé que se asfixiaba porque no podía parar de reír por esa pequeña repetición del incidente inicial.

Entramos de nuevo en el café y me dijo si siempre actuaba igual y yo respondí que sólo cuando me daba de bruces con checas chicas.
Más risas.
Me explicó que era Licenciada en Arte y que estaba muy contenta porque en unos días partía para Buenos Aires porque una Universidad de La Plata la había contratado como Profesora Ayudante de Arte.

Hablamos de arte y resultaron coincidencias en nuestros gustos por el arte abstracto y el art brut.
Hablamos de Kandinsky y de Jackson Pollock, de Paul Klee y de Mondrian y de Frank Kupka, y de Aloïsse, y de Curzio Di Giovanni, de Paul Amar y Hans Krüsi y también de Jean Dubuffet y sus esculturas y la Colección que organizó en Lausanne de esos pintores sin escuela ni oficio porque la mayoría estaban cerrados en manicomios, que ella había visitado y yo en varias ocasiones.
Pensé luego en ver si coincidíamos en literatura, sobre todo porque deseaba prorrogar mi encuentro fortuito con ella para admirar el azul tenue de sus ojos, sus labios finos y su mentón pequeño y su cutis impermeable y pálido y quería hablar de Monterroso y de Roberto Bolaño y de Italo Calvino y Yukio Mishima y Fernando Aramburu y del “after pop” de Yasutaka Tsusui y de Murakami, pero entonces dijo que ya se sentía bien y que era un placer haber tomado un café juntos y haberse dado un porrazo conmigo.

Pagué su café, me volví a disculpar, me despedí de Martina y caí en la cuenta de que casi con toda seguridad no volvería a ver nunca más a la checa chica que chocó conmigo.

viernes, 18 de enero de 2013

Una crónica futbolera (o sea, una pequeña tontería)


Qué lástima, Pep!

Vaya por delante que soy culé empedernido, acérrimo, enfermo.
Vaya por delante que no tengo más que palabras de agradecimiento por todo lo que has hecho por el Barça, primero como jugador y, sobre todo, como entrenador.
Vaya por delante que lo que tú has hecho y conseguido me hace pensar muchas veces en mi padre, ya fallecido, porque hoy disfrutaría locamente con su Barca, que es el tuyo.

Estamos en una época de una bajeza moral total.
La lista de nuestros representantes, los del pueblo quiero decir, que roban, defraudan, mienten y engañan es enorme y nuestra sociedad sufre un deterioro moral como no hemos visto jamás.

Tú eres un espejo donde muchos se miran y admiran por tu entereza, tu dignidad y tu responsabilidad profesional e incluso social.

El siete de enero, con ocasión de la entrega del cuarto Balón de Oro a Lionel Messi, declaraste que volverías a entrenar el próximo curso, pero que todavía no tenías equipo.

Hace un par de días, nueve días después de tus declaraciones, la prensa descubre y notifica que antes de las Navidades, en Nueva York, firmaste un acuerdo con un equipo alemán de Munich por los próximos tres años. Y así lo confirma a los medios tu representante.

Decías el 7 de enero que con el Bayern de Munich, ese es el equipo alemán, no podías firmar nada por respeto a su actual entrenador, J. Heynckes.

Qué lastima, Pep !

Tú eres uno de los que podía colaborar a que la mentira desaparezca de nuestras vidas, tú podías aoportar algo de honradez a esta sociedad corrupta y mentirosa hasta lo insospechado, pero te olvidaste de ello cuando viste la lluvia de millones que te pondrán en tu cuenta corriente los alemanes de Baviera.

Qué lástima, Pep !

Bueno, al final es verdad que sólo se trata de fútbol, y en el fondo, qué importancia tiene un juego y unas cuantas mentiras más cuando millones de personas, y entre ellas muchos niños y mujeres y ancianos y hombres jóvenes pasan enormes penurias cada día.
Seguro que mi reflexión es una estupidez al lado del cúmulo de desgracias que nos asola, pero podías haberte ahorrado mentir, que es el verbo de moda en nuestra sociedad. Muy posiblemente tú nunca has querido ser ejemplo de nada. Ahora ya sé que no lo eres.

Que te vaya bonito por Alemania, Pep !

domingo, 13 de enero de 2013

Alter Ego


Dicen que todos, en algún lugar del mundo, tenemos otra persona que se nos parece mucho, tanto físicamente como en cuanto a la personalidad se refiere.

No hace muchas semanas muy cerca de mi casa en Barcelona observé a una mujer y la confundí con una de mis hermanas. Me dirigí hacia ella convencido de que era mi hermana y me empezaron a asaltar las dudas sobre su verdadera identidad conforme más me acercaba. No era mi hermana, pero el parecido físico era tremendo. Disparé con mi móvil algunas fotografías de aquel rostro cuidándome mucho de que ella no detectase mi intrusión en su esfera privada. Creo que lo conseguí, al igual que tres fotografías que luego remití a mi hermana, que me reconoció su sorpresa al verse reencarnada o casi en otra mujer.
Desconozco si la personalidad de mi hallazgo tiene algo que ver con el de mi hermana.

Ayer leí un una crítica literaria sobre el libro de un autor bostoniano, libro que adquiriré en las próximas fechas.
El autor tiene por nombre de pila Francisco, pero las amistades le llaman Paco. Nació en 1954, hijo de un judío americano de origen polaco y madre guatemalteca. En el 2007 enviudó del gran amor de su vida, una guatemalteca de nombre Aura Estrada, que indigestaba de sándwichs de pastrami. Murió de un golpe de una ola de mar en una playa del Pacífico mejicano que afectó severamente a su cuello.
Goldman, en su dolor, parece adivinar el rostro de Aura en las ramas de un arce de Brooklin y cada mañana acude al mismo árbol para decirle que lo quiere.
Lo último que le dijo su esposa antes de fallecer fue “Quiéreme mucho, mi amor”. Francisco Goldman, escritor y reportero de guerra, pensaba que ya conocía en profundidad el dolor.
Con el fallecimiento de su mujer Goldman descubre la verdadera amplitud y extensión del dolor, como arraiga y penetra en el cerebro y en la barriga y en el pecho y en el sexo.
Goldman pasó los siguientes seis meses borracho, hasta ser atropellado en una calle de Nueva Cork por un coche. En el Hospital le avisaron de que su estado era tan precario que temían pudiese fallecer. La noticia lo alegró. Decide escribir “Di su nombre” para mirar las ruinas del futuro y también para que su felicidad de antaño y su dolor de duelo se diseminen y den paso a nuevas vivencias.
Con ello y una paliza nocturna que tuvo con chicos ricos después del quinto aniversario de la muerte de Aura el autor dice que ha finalizado su duelo.

Creo que yo he descubierto mi alter ego psicológico en este otro Paco de más allá del Atlántico, que no el físico porque la foto que busco de Goldman me dice que salvo en el uso de las gafas no nos parecemos en nada.
1954, muerte de mi amada de un golpe de cáncer, de origen diferente al propio por parte de madre, borracheras silenciosas y solitarias de duelo, indigestiones de las ostras que descubrió embarazada de su segundo hijo, nubes admiradas y besadas en la distancia porque el rojo y verde de sus colores eran las tonalidades de los ojos y cabellos de mi fallecida mujer,
dolor físico en mis miembros y ansiedad en el pecho y en el alma, “Tenéis que quereros mucho más entre vosotros”, enfermedad casi de muerte por salmonelosis,…


Leeré “Di su nombre” y espero que así también finalice mi duelo, Paco Goldman. Te deseo y me deseo suerte.

miércoles, 9 de enero de 2013

Lecturas de la prensa (el día después para mejor reflexión y consideración)


Ayer, martes 8 de enero, leí la prensa.
Vamos, como todos los días.
Fue antes de que mi sobrino Guillermo y su mujer Alicia tuviesen su primera hija, Andrea.
Quiero decir con esto que yo estaba contento, porque ellos iban a ser padres, mi cuñado abuelo y mi queridísima hermana Pía, abuela.
Pero este maravilloso acontecimiento no enturbia mi mente.
Leo y releo la prensa y me encuentro con una catástrofe, un engaño y a un incomprendido.

Catástrofe.
La Librería Catalonia, casa nonagenaria, cierra sus puertas a fin de febrero porque ya no resisten más.
Parece que en su lugar, Ronda de Sant Pere tocando Plaça de Catalunya, se ubicará un nuevo MacDonalds.
Tal vez el ministro Wert, de apellido muy castizo como es sabido por todos, lo celebre, ya que no olvidemos que en la época franquista tuvo que cambiar el nombre por La Casa del Libro y como después lo recuperaron, el nombre quiero decir, pues ahora que retrocedemos 30 años les pasamos factura, olé, olé, olé.
¿Wert nos explicará algún día porque Catalonia era un nombre no permitido durante muchos años en este país?
Seguro que este individuo prefiere un fast-food que algo que no suene a castizo como Catalonia, que suena a no castellano e incluso huele a país.
Todos los cobardes y los que sufren de angustias miedosas tiene miedo a lo diferente, a la heterogeneidad, a lo que no sea pensamiento único. Es el rasgo identificativo de los pobres de espíritu. Así de sencillo. Como el Ministro.

Engaño.
El AVE llega a Girona y Figueres.
El Presidente del Gobierno de España, que sólo cumple años, porque todo el resto lo incumple, explica en discurso público que ya lo tenemos aquí para conectar el país con los vecinos franceses.
¡ Hace 24 años que esto tenía que haberse logrado !
Y todavía deberemos de esperar unos ¿meses? a que los pasajeros no deban  intercambiarse en los andenes a otro tren que tenga el ancho de vía europeo.
Tema que cerró nuestras fronteras, ¿o las suyas?, a Europa durante el franquismo, y en el 2013 TODAVÍA NO ESTÁ SOLUCIONADO.
Al igual que el Corredor del Mediterráneo, ahora puesto en el entresijo por un Corredor Central, o el AVE de Galicia que irá vacío,… y no me extiendo porque citar podría citar infinidad de aberraciones de esta clase politica, que no es una clase sino un cáncer como el aeropuerto de Guadalajara, el de Castellón, la estación del AVE de Cuenca,….

Incomprendido.
El PSC dice ahora que lo que dijo su Primer Secretario hace escasa fechas es “revisable”. Hablan de su política de abstención sobre la consulta sobre el derecho a decidir del pueblo catalán.
Digo que es un incomprendido porque el catalán de a pie y el castellano que se muere de la risa no acaban de entender que el arte de la política es cambiar de chaqueta, de opinión, de parecer, de estrategia, de promesas, de pactos,… TODOS LOS DÍAS, y aquí paz y allá gloria, que no pasa nada, que todos son estúpidos y no se enteran y nosotros medramos y ascendemos de escalafón en el partido, ¡ y en el gobierno del pueblo!, y viva la virgen y ya está, que sigo siendo el que hoy dice diego y mañana digo digo, pero que más da.

Y hoy los de Durán i Lleida, y también Rubalcaba que dice que hay que exigir al PSC que se pronuncie en contra del derecho a decidir de los pueblos (¡estos son los adalides de la democracia!), pero eso es para mañana porque hemos quedado que la prensa se relee el día después para mejor reflexión y consideración.

viernes, 4 de enero de 2013

Chap-Chap

 
Susana tiene por mejor amigo a Chap-Chap, que es un ratoncito muy delgadito porque viste pantalones de peto blanco y esta indumentaria no le deja buscar su sustento chapoteando en las cloacas porque entonces se mancharía, y es por eso que come poco y es por eso que está como un palillo.
A veces además sufre depresiones y fuertes dolores de cabeza porque Susana cuando se enfada por lo que sea lo tira contra el suelo y se arrea unos porrazos morrocotudos en su morrito blanco adornado por un bigote de sólo dos pelos pero muy muy largos.
Cuando eso le sucede, que es casi de continuo, escucha música de Red Hot Chilli Pepers porque le gusta mucho y así se anima hasta el siguiente tortazo que le propina su amiguita.
También le llena de orgullo que Susana lo llame Chap-Chap porque ella llama a todo el mundo Pepe menos a él, y es por ello que se siente diferente.
A mi, que soy su abuelo a veces me llama Avi pero por lo normal también soy Pepe, y de su abuela a la que llama algo así como Aba dice señalando con el dedito que está en el cielo, y en eso lleva razón porque su abuelita allí está desde hace hoy cuatro años.
Chap-Chap ha planeado en diversas ocasiones fugarse de su casa porque acabó ya con todas las aspirinas de la farmacia para curar sus dolores de cabeza, pero como que es un buen ratón siempre acaba decidiendo quedarse para enseñar a Susana que cuando uno se enfada no tiene por qué tirar ratones contra el suelo.
Yo se lo agradezco, como el otro día en el que nos fuimos a comer queso juntos (que por cierto, el de gruyère no le gusta nada porque dice que en los agujeros no hay queso y no sabe cómo comerse esos vacíos porque les hinca el diente y se muerde el labio al no haber nada), para así poder hablar de Susana y le pedí que no se pire porque en muchas ocasiones un buen amigo enseña más a los críos que sus padres y sus abuelos.
Chap-Chap me entendió y me dijo que como mínimo se quedará en la casa hasta que yo regrese de nuevo para así explicarme los progresos de Susana en su educación.
Le regalaré una chichonera para que soporte mejor esos arrebatos de ira de mi nieta. Se la merece.
Y lo voy a nombrar Embajador del Cielo en Taracón para que vigile y dirija las operaciones para que Susana aprenda lo que ya no pudo enseñarle su abuelita, porque resultó que tenía que irse al cielo para atender asuntos de mucha importancia y porque descubrió que desde esas alturas nos iba a transmitir la fuerza y la entereza y la bondad para que procuremos la felicidad de los demás en vez de pegarnos cabezonazos entre nosotros.
Por eso Susana tiene a Chap-Chap.
Buen tipo este Chap-Chap !!!

jueves, 3 de enero de 2013

Niebla de fin de año

La mañana del 29 de diciembre me subí en el AVE para dirigirme a Tarancón (Cuenca) para visitar a mi hijo y a mi nuera y a mi nietecita Susana.
Por la ventana del tren, durante el el trayecto, ví mucha niebla y se veían pocas cosas más.
Pensé que si la niebla persistía no podría ver ni a mi hijo ni a mi nuera ni a mi nieta que es pequeñita y difícil de ver por ello y entonces para qué hacía el viaje.
Pero luego caí en la cuenta de que si me acercaba mucho a ellos, a mi hijo y a mi nuera y a mi nietecita o buscaba un lugar sin niebla que seguro que lo habría porque si la hay habrá donde no la haya los podría no sólo ver si no hasta contemplarlos.
Este pensamiento es el que disipó la niebla y dejó sólo en mi cabeza su silencio y una sonrisa bailando en mi mirada que miraba por la ventana del tren.
Adiós, niebla.
Hola, hijos!!!